Estas son las cosas que nunca deberías hacer por tu hijo
Si queremos criar niños autónomos y autosuficientes, hemos de entender que necesitan su espacio y que no podemos ser sobreprotectores: han de equivocarse para aprender. Nosotros les ayudaremos en el camino, pero hay ciertas cosas que no podemos hacer por ellos.
La crianza y la educación de los niños sigue siendo uno de los principales retos a los que se enfrenta la sociedad en su conjunto y, de forma individual, cada familia que tiene uno en casa. Criar pequeños autónomos, con buena autoestima, con una correcta educación emocional que le permita tener tolerancia a la frustración de mayor y con autosuficiencia para que no nos pida ayuda constantemente son solo algunos de los objetivos que todos tenemos como padres.
Conseguirlo es, ciertamente, arduo complicado. Hemos de tener en cuenta su autonomía, intentar establecer una relación de apego seguro con ellos (y ya nos explicaron diferentes expertos que esto solo podremos conseguirlo si antes nuestros padres la han tenido con nosotros y que, de no ser así, deberemos acudir a terapia para poder establecerla), enfrentarnos a los temidos dos y tres y las rabietas asociadas con la mayor paciencia e inteligencia emocional posible… pero, por encima de todo eso, existe algo que no podemos pasar por alto: no podemos convertirnos ni en padres demasiado permisivos ni en familias demasiado autoritarias con ellos.
El primer caso solo serviría para criar niños egoístas, tiranos y con baja tolerancia a la frustración. El segundo, para criar niños inseguros que necesitasen de nuestra aprobación o, incluso, de la aprobación de pareja y amigos para hacer cualquier cosa, ya que no tendría suficiente poder de decisión sobre sí mismos.
¿Dónde reside, pues, el punto medio para no llegar a una cosa ni a la otra? Pues, efectivamente, entre otros, pasa por poner el punto exacto de ayuda a las cosas que tengan que hacer. No podemos hacerlo todo por nuestros hijos; hay ciertas cosas que hemos de dejarles a ellos. Nuestro papel será el de guía para corregir o indicarle, si se equivocan, por dónde tienen que ir y dónde ha estado el error. Solo así nos aseguraremos de educar niños que se valgan por sí mismos y que tengan autonomía casi desde la cuna.
A continuación os mostramos algunos ejemplos de cosas que no podéis hacer por vuestros hijos. Estamos seguros de que hasta ahora habéis estado cometiendo el error con alguna de ellas.
Darle siempre lo que te pide
Esta situación es típica: estáis en un supermercado, quiere una tableta de chocolate y, si te niegas a comprarla, tiene una rabieta. Al final, acabas cediendo “por no escucharle”. ¿Verdad que te suena?Has de ser firme en tus decisiones, siempre sin perder la empatía. No le des todo lo que pide porque, entonces, de mayor no tendrá tolerancia a la frustración y querrá conseguir sin importarle el cómo.Una buena opción será decir: “Entiendo que es lo que más quieres en este momento, pero ya quedamos en no comprar más chocolate”.
Los deberes
La primera es bastante obvia y, además, nos sirve de ejemplo para las que vienen después. Si hacemos los deberes a los niños, ¿quién sabrá hacer un ejercicio similar más adelante? Nosotros, no ellos. Podemos estar a su lado haciendo la tarea, intentando explicar alguna duda que tengan pero, al final, el trabajo debe ser suyo.
Hablar o contestar por él
¿Debe enfrentarse a una pregunta un poco comprometida? Entonces le daremos la mano para apoyarle, pero no responderemos por él.Caso contrario ocurrirá si estamos en la calle y alguien comienza a preguntarle que qué le pasa justo después de tener una rabieta. Si todavía se está recuperando, podemos hacer de guía, nos lo agradecerá.
Ser su cabeza
¿A tu hijo se le ha olvidado darte la autorización para esa excursión que tanta ilusión le hace? ¿Se le ha olvidado el libro de mates en casa? ¿O las zapatillas de jugar al fútbol justo antes de sus clases? No puedes ser su cabeza y correr a llevárselo todo cuando te avise de que lo necesita. Tendrás que ser paciente y asumir un papel duro. “Lo siento, cariño, sé lo importante que era para ti, pero yo no puedo ir a llevártelo”.Seguro que ese pequeño olvido, más adelante no volverá a ocurrir.
Decidir lo que quieren
Hemos de dar a los peques autonomía y el poder de decisión, casi, desde bebés. Si nos dicen que no quieren más comida, no tenemos por qué obligarles (siempre dentro de unos límites razonables). Y si nos dicen que prefieren un plátano a una manzana, no hemos de intentarles hacer ver que la manzana es mejor en ese momento por según qué razones.Igual con los juguetes, los títulos de los cuentos o las actividades extraescolares. Si tu hijo (varón) quiere ir a ballet, no eres quién para impedírselo.
Vestirle y elegir su ropa
Cuando llegan a los tres o cuatro años es bueno que vayamos dejándoles cierta autonomía. Por ejemplo, a la hora de elegir su ropa. Esto les hará ver que su opinión es respetable e importante para nosotros.Pero no puedes vestirle tú: desde pequeño debes intentar que esta parte la haga él solito, aunque le cueste. Nosotros estaremos a su lado para guiarle a hacerlo bien, pero no para hacerlo por él.
Elegir lo que le gusta
Si tu peque se mata por dar patadas a un balón, escucha lo que te está diciendo con sus gustos y no intentes llevarle a clase de música. Hemos de saber comprender que no somos quién para elegir por ellos y que, como todo ser humano, tendrán sus preferencias y hemos de escucharlas.
Evita ceder ante un ‘no sé’
Muchas veces hemos decidido tantas cosas por nuestros hijos que, finalmente, optan por dejarlo todo a nuestro criterio: “¿qué quieres hacer hoy?”; “no sé”.Ante esa respuesta, lo mejor es animarle a seguir pensando y que acabe descubriendo qué es lo que más le apetece que hagamos. Pero no decidir todo por ellos.
No elijas su ropa
Es uno de los primeros pasos para enseñar autonomía a los niños. A partir de los tres o cuatro años ya podemos empezar a tener su opinión en cuenta a la hora de elegir su ropita.
No asumas sus responsabilidades
Intentad repartir las tareas de la casa con un planning semanal y establecer en un cartel todas las responsabilidades que son suyas y de nadie más. Si deja los juguetes en el suelo no vayas detrás a recogerlos; tienen que aprender a hacerlo aunque tengan muchas ganas de salir a jugar o de hacerlo ya otro día.Si hemos dicho que hoy les tocaba sacar la basura, tienen que aprender la responsabilidad de no dejarlo para otro día.
Apúntate a nuestra newsletter para estar al tanto de todas nuestras novedades