3 razones por las que triunfa la inmersión lingüística
Los programas de inmersión lingüística ayudan a los niños a que puedan aprender otra lengua mientras mejoran su aprendizaje y las distintas competencias.
¿Quiénes fueron los primeros en imaginar que estudiar en la escuela en una lengua distinta a la que los alumnos hablan en sus casas podría tener beneficios para los niños?
Este modelo parece perjudicial y probablemente no sería la primera opción a la hora de buscar colegio para nuestros hijos. La intuición invita a pensar que este sistema complicará el aprendizaje de los estudiantes y que traerá más errores lingüísticos, un vocabulario más escaso y un retraso en la enseñanza. Pero las intuiciones son como los cheques: no hay que darlos por buenos antes de comprobar que tienen fondos.
Lo cierto es que los estudios revelan beneficios psicolingüísticos en los estudiantes bilingües.
¿Por qué afecta el bilingüismo a nuestros hijos?
En los sesenta, Lambert y Penfield -de la Universidad McGill de Montreal- fueron los pioneros en el desarrollo de programas de inmersión lingüística. El éxito de los resultados de su programa fue doble:
Por un lado, los alumnos mejoraron su competencia lingüística en la segunda lengua sin afectar la de su lengua madre y, por otro lado, los resultados académicos fueron mejores que los de los alumnos monolingües.
La inmersión lingüística hace realidad la frase de Albert Einstein: “Yo no enseño a mis alumnos, solo les proporciono las condiciones en las que puedan aprender”.
Hay una triple explicación:
1. ¿Por qué un día nuestros hijos se dan cuenta que es mejor decir “agua” a señalarnos un vaso y balbucear?
La respuesta parece obvia: en un momento dado, reconocen el sistema lingüístico como el más eficaz para conseguir un fin. Los psicolingüistas se han dado cuenta de que existen reglas generales del aprendizaje del lenguaje previas a la adopción de una lengua. Y eso debemos explotarlo. Con el bilingüismo logramos que nuestros hijos aprendan dos idiomas desde pequeños favoreciendo las relaciones entre las competencias lingüísticas de ambas lenguas. Primera ventaja.
2. Al comienzo de un programa de inmersión lingüística el alumno desconoce la lengua en la que se imparten las asignaturas.
Eso es un problema para que los niños aprendan las asignaturas. Así que los profesores deben centrarse al principio en la comprensión más que en los contenidos de cada materia. “Un idioma distinto es una visión diferente de la vida”, sentenció Fellini. Pero, ¿cómo afecta esto a nuestros hijos? De una manera positiva ya que el alumno reconoce la segunda lengua a través de dos caminos: su propio idioma y el contexto. Esto favorece las relaciones semánticas y el desarrollo cognitivo. Segunda ventaja.
3. Hay un peligro.
El aprendizaje de una segunda lengua puede ser percibido por el adulto como invasivo para su propia construcción cultural. ¿Cómo podemos evitar esta barrera en nuestros hijos? Apostando por un temprano programa de inmersión lingüística. Los niños de 4 o 5 años no han construido aún esa barrera: lo que quieren es conectar social y afectivamente con los adultos de su entorno por lo que adoptarán positivamente la segunda lengua sin verse obligados a dejar la suya. Tercera ventaja.
Las vivencias más espléndidas de la existencia no ocurren en un lugar distinto a nuestro cerebro.
El lenguaje se aprende hablando
En este punto no hay debate. Cuanto más hablen nuestros hijos en un segundo idioma antes la aprenderán. Así, el cambio de la lengua materna en los colegios favorecerá el aprendizaje de la segunda lengua de los niños. Es más, este aprendizaje favorecerá el desarrollo de la competencia lingüística general (esas reglas previas a la adquisición de un lenguaje concreto de las que ya hemos hablado) con lo que mejorará también la lengua materna.
Lara GO! ofrece campamentos de verano en Estados Unidos para que los niños españoles puedan disfrutar aprendiendo en plena inmersión.