El campo de las emociones es tan inmenso y tan complejo que podríamos estar días hablando sobre ellas. Pero, si hay algo básico que hay que saber en el campo de las emociones es que todas son igual de válidas.
Sabemos que hay algunas que nos aportan sensación de bienestar y tranquilidad, que son las conocidas como emociones positivas, y otras que nos producen estados de ansiedad, estrés y malestar (a las que todo el mundo llama emociones negativas). Pero, alcanzar la madurez emocional es, por un lado, aprender a diferenciar unas de otras y, por otro, aceptar que no hay unas mejores que otras y que todas son necesarias.
De hecho, que esas conocidas como ‘emociones negativas’, las que a menudo intentamos esquivar, no son más que respuestas psicofisiológicas de nuestro cuerpo ante un estímulo que considera peligroso. De hecho, son reacciones que heredamos de nuestros antepasados más remotos. De antes del Paleolítico.
Con el paso del tiempo, aprendemos a gestionar esas respuestas que nacen como mecanismo de defensa. Pero, con dos o tres años de vida, los niños no son capaces de autogestionarlas con calma, paciencia y control. Aplican, para ello, los mecanismos que les funcionan: el llanto, los gritos, los golpes… No es que quieran llamar la atención, ni que sean unos ‘maleducados’ y tampoco tienen nada contra sus padres y por eso se ponen así.
Lo que están haciendo es controlar las emociones ‘negativas’ como buenamente pueden, ya que el autocontrol lo adquirirán con el tiempo.
Con el tiempo y con educación emocional. Para conseguirlo necesitan conocer estas emociones ‘negativas’, ponerles nombre y enfrentarse a ellas hasta que, un día, consigan gestionarla como gestionan las ‘positivas’.
Pero, ¿cuáles son esas emociones? Hemos hecho una lista de las emociones, comúnmente conocidas como negativas, más típicas a las que tendrán que enfrentarse vuestros hijos. Tendréis que ayudarles a gestionarlas, aunque la forma variará dependiendo de la emoción a la que nos refiramos.
Para ayudarles a gestionarlas, a continuación os damos algunos trucos generales, pero podréis encontrar más información en nuestra página web.
¡Mucho ánimo, la educación emocional no es fácil pero merece mucho la pena!
Frustración
Si está intentando hacer algo y no es capaz de conseguirlo, muéstrale que más adelante será capaz, o enséñale cómo se hace, pero nunca lo hagas por él sin darle una explicación.
Ira
Tus hijos sentirán ira durante toda su vida. Lo importante es que aprendan a lidiar con ella de manera emocionalmente sana. Deben aprender que no está bien golpear, gritar o tener pataletas por sentir rabia. Pero, como decimos, habrá que tomárselo con calma porque cuando son pequeños esas son sus únicas herramientas.¿Cómo acabar con la ira? Puedes mostrarle esta técnica del globo o estas respiraciones conscientes.
Enfado
Esta es una de las responsables que están detrás de las temidas rabietas. Cuando decimos al niño que nos tenemos de ir del parque, que no puede seguir jugando, que hay que comer o que hay que irse a bañar y él no quiere, puede sentirse frustrado y explotar con gritos y llanto.Igual que en el caso de la calma, hay que mostrarle cómo lidiar con ello de manera calmada.
Decepción
En su vida, experimentarán muchos momentos de decepción al darse cuenta que no todo sale como a ellos les gustaría. Si los viven desde que son pequeños (obviamente no nos referimos a nada duro) llegarán a la etapa adulta sabiendo cómo lidiar con ellos.
Tristeza
La tristeza es uno de los sentimientos más comunes. Hay que enseñar a los niños a no esconderla, a que entiendan que es necesaria e igual de válida que la alegría. Y que, para mostrarla, no podemos gritar, pero sí llorar si lo necesitamos.
Miedo
Es una de las cinco emociones primarias y, por tanto, serán una de las que primero sientan los peques. Al igual que en el caso de la tristeza, habremos de enseñarles que no pasa nada por sentir miedo, pero también a educarles a no sentir miedo por cualquier cosa, pues podría desembocar en estrés y ansiedad.
Culpa
El sentimiento de culpabilidad tiene que ver con el desarrollo de la moral del niño, así que aparecerá alrededor de los cinco o seis años.Para evitar que el niño sienta culpa hemos de fijarnos mucho en nuestra manera de criarlos: le podemos responsabilizar de algo que ha hecho: confiamos en ellos y admitimos que se equivoquen porque están desarrollándose, pero no les culpamos diciendo “¡!POR TU CULPA SE HA ROTO ESTO!”
Celos
Los celos han sido protagonistas de muchos libros de educación, y de muchos artículos, estudios y entradas en la red.Aunque los tenemos asociados a la llegada de un nuevo hermanito, los celos también pueden aparecer con mamá o con papá, con algún familiar, algún amigo o, incluso, con su profesor.Aquí os damos pautas para lidiar con ellos.
Pereza
Será mejor que desde pequeños trabajemos su motivación intrínseca con actividades que le resulten atractivas. Además, podemos apostar por las rutinas, asignarle responsabilidades o hacer una tabla de tareas para evitar que aparezca la dichosa pereza en ellos.
Vergüenza
A menudo la vergüenza aparece por una baja autoestima o una baja tolerancia al yo‘. Así que para trabajarla lo mejor será trabajar el autoestima de nuestro hijo.
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