Una mujer por fin ve a su bebé tras casi dos meses conectada a un respirador por la COVID-19

En cualquier momento de la vida, escuchar una noticia positiva nos alegra. Si a eso le sumamos que las circunstancias actuales no son las más adecuadas, es posible que leer palabras como las siguientes nos guste aún más. Y si eso positivo es de una madre y su hija recién nacida, ni que decir tiene.

Pues bien, después de llevar unos 51 días conectada a un respirador, una madre por fin ha podido reunirse con su bebé. Una niña nacida por cesárea de la que tuvo que separarse mientras combatía las complicaciones pulmonares producidas por contraer la COVID-19. Ahora, ya la ha podido abrazar.

Todo empezó cuando en noviembre de 2020, Oksana Shelomentseva llegó a un hospital en la ciudad de Irkutsken (Rusia) estando embarazada de 32 semanas. Y es que, llevaba tres días con fiebre alta. Después de hacerle un escáner, los sanitarios se percataron de que padecía un daño pulmonar grave, lo que significaba que su bebé no estaba recibiendo el oxígeno suficiente.

Fue por este motivo que los médicos decidieron realizar una cesárea de manera inmediata. Por fortuna, Liza, como se llama su hija, llegó al mundo en perfecto estado de salud, pero por el que verdaderamente se temía era por el de la madre. Así, Oksana tuvo que estar conectada a un respirador, del que no se ha podido separar en prácticamente dos meses.

Desde luego que ha sido un auténtico milagro porque tal y como apuntaban los especialistas era probable que no sobreviviera. Sin embargo, afortunadamente no ha sido así: la mujer se ha recuperado e incluso ya ha podido regresar a casa con su marido y sus otros dos hijos mayores. Esperamos que a partir de ahora pueda disfrutar de su familia sin ningún susto parecido.