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Un bebé sobrevive a la COVID-19 y a un trasplante de hígado con menos de un año

Acaba de cumplir un año, pero antes de ello, este niño ha tenido que enfrentarse a varias complicaciones en su vida. Primero, padecer atresia biliar y necesitar un trasplante de hígado. Segundo, contagiarse de coronavirus al mismo tiempo. No hay ninguna duda de que Kasen, como se llama, es un pequeño gran luchador.

El nombre este indudable superviviente es Kasen Donerlson, un pequeño de solo un añito que en menos de dos meses ha sido capaz de superar el coronavirus y un trasplante de hígado. Sus padres describen su caso como “un auténtico milagro”.

El niño nació el 14 de enero de 2020 en Nueva York, en Estados Unidos, y ya desde el principio empezó a tener algunos problemas. De hecho, los primeros días de vida los pasó en la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales). Una semana más tarde, su madre se percató de que las complicaciones seguían ahí: no cogía nada de peso y además tenía mal aspecto.

Fue entonces cuando, tras muchas consultas, los médicos le diagnosticaron atresia biliar, una rara enfermedad que afecta al hígado y que se produce cuando los conductos biliares no se desarrollan de manera adecuada y se bloquean. Esto provoca cicatrices, cirrosis y pérdida de tejido y función hepática.

En concreto, Kasen tenía muchos problemas para ganar peso, respirar y padecía fiebres de forma continua. Cuando descubrieron su problema, procedieron a realizarle una cirugía denominada Kasai con la que le extirparon y restructuraron los conductos biliares. Sin embargo, el procedimiento no fue bien y en el mes de abril comunicaron a la familia que el pequeño necesitaría un trasplante de hígado.

Tras investigar las opciones de las que disponían, la madre del niño, Mitayah Doberlson decidió que el Hospital Infantil de Pittsburgh era la mejor alternativa para llevar a cabo la operación. Así, Kasen fue admitido en agosto en la lista de trasplantes.

Los meses que se sucedieron fueron difíciles para el niño, su salud peligraba y acabó viajando desde Nueva York hasta Pensilvania para ir hospital al menos una vez al mes. Claro que, para colmo, la situación empeoró debido a las restricciones de la pandemia.

Eso sí, cuando pensaban que las circunstancias no podían empeorar, así lo hicieron. A finales de noviembre, hospitalizaron a Kasen porque acudió a urgencias con fiebre elevada. Fue allí donde comprobaron que el niño era positivo y se había contagiado de COVID-19. Esto provocó que su trasplante tuviera que esperar, por lo que sus padres se colocaron en la peor tesitura.

Su madre y otros familiares se contagiaron del virus también, pero afortunadamente, tanto ellos como Kasen se recuperaron. Semanas más tarde, hubo un vuelco de los acontecimientos, una llamada desde el hospital del niño decía que el pequeño tenía un donante vivo.

Fue así como Kasen viajó a Pensilvania y entró en quirófano el 2 de enero. Ahora, unas semanas después, su madre cuenta que su hijo se recupera y está de buen humor. Y aunque esta gran aventura aún no ha terminado y puede que tenga que pasar el próximo medio año en el centro hospitalario, de lo que no hay ninguna duda es de que es un gran luchador.

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