Ser Padres

7 claves para ahorrar

Con unos pocos cambios en nuestros hábitos de consumo podemos mejorar notablemente nuestra economía y llegar mejor a fin de mes.

Marta Rubio

Muchas veces al hacer balance de los gastos del año descubrimos que se nos ha ido más dinero del que pensábamos. ¿Por qué no cuadran las cuentas del presupuesto que habíamos calculado tan meticulosamente? Muy sencillo: porque, inmersos en la sociedad de consumo, gastamos más de lo previsto, sin darnos cuenta.

El problema es que los gastos innecesarios no se limitan a caprichos. También nos dejamos más dinero del debido al contratar o utilizar determinados servicios, y desperdiciamos nuestros ahorros si no los invertimos en un producto rentable. Sin embargo, con unos pocos cambios en nuestros hábitos de consumo podemos mejorar notablemente nuestra economía.

Para asegurarse de que son correctas.

  • En los sistemas electrónicos pueden producirse errores, de forma que los precios de la cinta magnética no concuerden con los PVP marcados en las estanterías. Así que conviene repasar bien los tickets de compra y en caso de duda reclamar a un encargado antes de salir del establecimiento.
  • También es aconsejable comprobar que las facturas de los suministros (luz, agua, gas, teléfono...) se ajustan al consumo realizado.
  • La domiciliación bancaria es cómoda pero no está exenta de riesgos informáticos. Las entidades dan un plazo de 21 días para devolver los recibos no conformes.
  • Igualmente, deberíamos anotar los desembolsos que realizamos mediante tarjeta (de crédito o de cliente de un establecimiento) para cotejarlos después con los resguardos del banco. Así podremos detectar rápidamente cualquier tipo de incorrección, cargo no autorizado, o doble imputación. Estos errores son pocos frecuentes y suelen corregirse antes de que el cliente pueda darse cuenta, pero más vale prevenir...
  • La mayoría de los expertos financieros coinciden al afirmar que hoy en día el dinero no da dinero. Los tipos de interés han bajado notablemente y las cuentas a la vista o los depósitos a plazo fijo ofrecen una rentabilidad muy baja. Por lo tanto, conviene limitar al máximo la cantidad disponible en productos que ofrezcan bajo interés y buscar mejores alternativas de ahorro como las acciones, los bonos del tesoro, la inversión en bolsa...
  • Por otro lado, antes de abrir una cuenta es importante informarse bien sobre las condiciones generales, los gastos de mantenimiento y la penalización por descubierto (números rojos), y preguntar si existe alguna ventaja por domiciliar la nómina y pagos. Todos los bancos ofrecen condiciones más ventajosas a sus clientes habituales. 
  • Y comparar la cantidad que estamos pagando por los que ya tenemos contratados con las ofertas que ofrecen otras compañías, ya que existen importantes diferencias de tarifas por coberturas similares. 
  • Antes de suscribir un seguro sanitario es importante informarse sobre los periodos de carencia, en los que no se reciben atención (para los partos suele ser de nueve meses desde la inscripción).
  • Algunas compañías aplican precios más bajos a las mujeres y a los buenos conductores en las pólizas de automóvil, pero hay que fijarse en si usan el sistema bonus-malus, una tabla de descuentos y recargos que repercuten en el precio final de la póliza y que dependen de la cantidad de siniestros que se declaren anualmente.
  • Los seguros que se contratan on-line suelen resultar más baratos.
  • En cualquier caso, antes de decidirse conviene revisar a fondo el contenido de las pólizas para no duplicar la cobertura. Ciertas tarjetas de crédito y algunos seguros sanitarios y de hogar cubren la asistencia en viaje por lo que puede que no valga la pena suscribir una póliza por este concepto cuando se realiza una salida al extranjero.

4. Saber comprar en rebajas

Nadie duda de que las rebajas son una excelente oportunidad para renovar el vestuario y el calzado de toda la familia. Podemos comprar la ropa de nuestros peques con vistas al próximo año (en caso de duda sobre la talla es mejor optar por la más grande por si el crío da un estirón inesperado) y adquirir prendas básicas a un precio mucho más bajo del habitual. Pero también constituyen un arma de doble filo: la ganga.

En este sentido, y para evitar tentaciones, las asociaciones de consumidores aconsejan salir de rebajas provisto de una lista y ceñirse a ella en la medida de lo posible, comprobar la calidad de las prendas antes de pagar, probarse la ropa y preguntar por la posibilidad de cambiar el artículo si luego no nos gusta, ya que los comerciantes sólo están obligados a canjear los productos defectuosos.

Las ofertas tres por dos, dos por uno... suenan tentadoras, pero pueden resultar poco rentables en el caso de los productos perecederos (¿podremos comernos todo antes de que se estropee?). Muchas veces esconden truco.

Antes de llenar la despensa de salchichas en lata deberíamos pensar si vamos a consumirlas. Además, es aconsejable calcular a cuanto sale la unidad, ya que a veces los comercios suben el precio habitual de la unidad para estas promociones y la oferta no es tan buena como parece.

El café diario de media mañana, la chocolatina de después de comer, los bollitos para la merienda de los niños, los helados... Parecen desembolsos pequeños, pero si los sumamos a lo largo de un año podemos darnos un gran susto.

A primera vista la solución más idónea es eliminarlos, pero si no somos capaces de resistirnos a estos pequeños vicios (a fin de cuentas somos humanos y de vez en cuando nos merecemos un caprichito) al menos podemos buscar alternativas más baratas: comprar una cafetera para la oficina, sustituir las chocolatinas de una semana por una tableta de chocolate racionada diariamente, preparar las meriendas de los niños en casa o comprar helados en grandes cantidades (salen mucho más baratos y duran mucho tiempo en el congelador). Hay muchas soluciones para no tener que rascarse el bolsillo a diario.

  • Procuremos no quedarnos al descubierto en la cuenta bancaria. La mayoría de los bancos cobran por tener la cuenta en números rojos con una comisión muy elevada por la cantidad pendiente. Si es completamente indispensable, sale más cuenta pedir un anticipo de nómina en la empresa o en el banco (si no cobra interés).
  • Lo mismo puede decirse de las tarjetas de crédito. No debemos utilizarlas alegremente. Al aplazar los pagos lo único que hacemos es retrasarlos y aumentarlos, con un interés muy elevado.
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