Ser Padres

Mamá, ¡quiero ser YOUTUBER!

Un libro de Cristina Bonaga y Héctor Turiel, con prólogo de elrubius, cuenta todas las claves para entender el fenómeno que ha venido para quedarse.

Ser Padres

¿Qué está pasando? ¿Cómo es posible que un grupo de  jóvenes suban un vídeo a la red y obtengan en un día más visitas que grandes medios de comunicación en una semana entera? ¿Qué es ser youtuber? ¿Se puede vivir de ello? ¿Qué es eso de los millennials?…

… Y continuamos con las preguntas: ¿Por qué el streaming y YouTube han venido para quedarse? ¿Por qué el auge de los gameplays? ¿Qué hacer si nuestro  hijo quiere ser youtuber? ¿Cómo empezar en YouTube? ¿Y esto da dinero? ¿Cómo se monetizan las visitas? ¿Qué son y qué hacen las famosas networks? ¿Cómo se sobrevive a la fama offline? ¿Qué es el fandom, los haters o hypear? ¿Me he hecho mayor?… : )

Los tiempos han cambiado

Hace unos años, pocas casas tenían más de una o dos televisiones. Hoy en día, ¿cuántas pantallas tienes en la tuya? Los niños ya no llegan del  colegio y ponen la tele, ahora eligen lo que quieren ver entre millones de vídeos. Eso es YouTube: libertad. Y, como en la televisión o en el cine, tiene que haber estrellas. Los youtubers son los cómicos, los actores, los presentadores de hoy en día. Sólo ha cambiado el formato.

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Mamá, ¡quiero ser YOUTUBER! (editorial Temas de Hoy, 14,90 euros) es un libro que pretende dar respuesta a todas esas otras dudas que cualquier persona pueda tener con respecto al  mundo digital. YouTube es solo una de las puntas del iceberg, capaz, eso sí, de hundir el Titanic de aquellos medios de comunicación que no se renueven, fruto de la revolución que está suponiendo la emergencia de la era digital y todas las inminentes innovaciones tecnológicas por venir que cambiarán la comunicación, la cultura, las relaciones sociales y la economía del mundo en las próximas décadas.

El futuro ya está aquí

«Vivimos conectados, en la era de los smartphones y demás dispositivos móviles cuyas pantallas van haciéndose cada vez más grandes para facilitar su accesibilidad y visibilidad y no tener que esperar a llegar a casa para ver el contenido desde el ordenador, como sucedía hasta hace muy poco tiempo. Esto permite un consumo más amplio y perfilado a todos los gustos. Esta nueva manera de consumir contenidos bajo elección del usuario se conoce como «vídeo bajo demanda» (VoD por sus siglas en inglés: Video on Demand).

Internet ha conseguido revolucionar la era de la comunicación y ha cambiado los hábitos de vida y trabajo. En enero de 2016 César Alierta, presidente de la multinacional española Telefónica, afirmó en un foro empresarial sobre digitalización que «el 65 % de los  estudiantes de secundaria trabajarán dentro de diez años en empleos que a día de hoy no existen ni se conocen».

¿Qué hacer si tú hijo quiere ser Youtuber?

NADA.

NA-DA.

No es a nuestros hijos a los que les resulta un tanto exótico y extravagante eso de ser youtuber, sino a nosotros. Para nuestros hijos, querer ser youtuber es tan natural como querer ser futbolista, actor o actriz, cantante, músico o cualquier otra profesión del espectáculo. O incluso más que algunas de las profesiones que se han considerado como tradicionales (¡como hace no mucho podía ser la de torero!)

Nos apostamos lo que quieran a que si le preguntan a sus hijos si quieren ser toreros les van a mirar con cara de estupefacción, por decirlo de una manera fina (además, reconozcamos que, puestos a elegir, la mayoría de nosotros preferiremos que sean youtubers a toreros, aunque solo sea por el simple hecho de que estos se juegan la vida cada vez que se plantan en un coso, y los youtubers no».

¿Acaso no es cierto que en algún momento de nuestra infancia una gran mayoría de nosotros dijimos que de mayores queríamos ser futbolistas? ¿Y cuántos nos hemos convertido en tales? Pues eso.

«Si quieren estar preparados para reconocer si su hijo se está convirtiendo en youtuber en ciernes, estén atentos a las siguientes señales de peligro:

  1. Se escuchan gritos en la habitación de su vástago. No se preocupe, no pasa nada. Es el indicio número uno de que tiene usted un youtuber amateur en casa. Y si encima su  habitación tiene pestillo, entonces sí que está usted completamente perdido. Si se dan esas circunstancias, no intente ponerse a grito pelado para que le escuchen, pues a buen seguro que la criatura no oirá ni mu, ya que andará con unos auriculares del tamaño de un protege-orejas invernal.
  2. Cada dos meses los auriculares con micrófono terminan estropeados y ha de comprar usted unos nuevos a la criatura. Al hilo de lo anterior, este es un fenómeno paranormal que guarda una fuerte correlación con el tema youtuber. Por algún extraño motivo, los auriculares con micrófono de un proyecto de youtuber no suelen durar de media más de dos meses. Las causas se desconocen y es uno de los grandes misterios de la era digital.
  3. Su Internet ha vuelto a principios de siglo y va «a pedales». Esto suele ir acompañado de reiteradas quejas de su hijo sobre por qué se conecta usted tanto a Internet o si no se puede desconectar usted ya de una vez «porque tiene que subir algo a Internet». En los momentos de mayor fricción es posible que usted recurra a frases tan consabidas como «¿Pero en esta casa quién paga el Internet, tú o yo?» o «¿Tú te crees que esto es un hotel?». Bueno, si le sirve de desahogo, pues vale. Pero vamos, no le va a valer de nada. Los aprendices de youtuber son completamente impermeables a este tipo de argumentos. Es más, probablemente le acusarán a usted de tacaño por no tener instalada una conexión de mayor capacidad.
  4. Le pregunta si le puede dar la paga semanal por Paypal. ¿Cómo? ¿Que no sabe lo que es Paypal? Pues mire, casi mejor que lo dejamos correr, entonces. No se preocupe, no se lo vamos a contar a nadie.
  5. Su hijo empieza a utilizar una vestimenta tres tallas mayor que la que le correspondería. Igual todavía no sabe que quiere ser youtuber, pero ese es un primer paso. Un día se dará por vencido y con ayuda del Google Maps le llevará a una tienda de un barrio del extrarradio que usted creerá que es de deportes, pero que resultará que tiene todas las marcas de moda en los Estados Unidos, así como unos tallajes completamente inconcebibles para una mentalidad europea.
  6. Su hijo empieza a hablar en una jerga completamente inescrutable para usted, llena de «guadefac», «madafaca», «omaigot», «lol» y similares.
  7. Le da contestaciones tipo «Eres tan 2015». Este tipo de respuestas suelen ser muy habituales, sobre todo cuando usted intenta preguntarle a su hijo qué significa lo de «guadefac» o «madafaca».
  8. Su hijo se ha visto todas las series de éxito, incluso antes de que se hayan emitido oficialmente en su país (si es que se llegan a emitir). Bueno, mejor no vamos a dar más detalle sobre esto.
  9. El  nivel de inglés del chiquitín o chiquitina mejora a pasos agigantados. Bueno, no todo iban a ser dolores de cabeza, ¿no?
  10. Le pregunta… si es verdad que antes solo existían teléfonos móviles con teclas y pantallas en blanco y negro o solo es una historia inventada sin fundamento alguno, como la de que no existen los políticos corruptos. Sí, sí, ríase, pero ya verá».
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