Dibujos animados educativos: lo que enseña 'Érase una vez…'
Si te preguntas qué tipos de dibujos deben ver tus hijos piensa que la clave está en aquellos que combinen conocimientos y diversión, como la mítica serie de Albert Barillé.
Seguro que más de una vez te has preguntado si los dibujos animados que veía tu hijo eran los adecuados, si con ellos aprendía lo suficiente y si conseguía divertirse a la vez. Aunque la respuesta no es fácil, la clave para acertar está en elegir aquéllos que enseñan tanto diversión como conocimiento a los pequeños. Una buena mezcla de la que siempre hizo gala la serie Érase una vez en sus distintas vertientes (Érase una vez el hombre, Érase una vez el espacio, Érase una vez el cuerpo humano. Érase una vez la vida, entre otras).
Creada por Albert Barillé, aquella serie, que hoy puede seguir viéndose en Netflix y gratuitamente en tivi5mondeplus, “aportó conocimiento a los niños mientras éstos se divertían. Primero lo hizo con la historia de la humanidad, después con la infinidad del cosmos y más tarde con lo infinitamente pequeño como el funcionamiento del cuerpo humano”, explica a Ser Padres Jean Barbaud, el dibujante de aquellos dibujos.
Ahora, más de treinta años después de que aquellas series se emitieran por primera vez y teniendo en cuenta que siguen estando de actualidad, Barbaud sostiene que “Érase una vez alcanzó su objetivo al interesar a los niños y a los padres en los misterios de la biología, ofreciéndoles momentos de diversión y un sinfín de conocimientos”, de ciencia, de anatomía, del cuerpo humano…
Tantos que a su juicio aquella serie fue y es “un complemento de conocimiento y un repaso de los programas escolares en historia y ciencia”. En opinión de este dibujante (nacido en Francia en 1955) “la presentación lúdica de los conocimientos permite aprender y repasar de manera muy diferente”.
Un aprendizaje que en algunos casos hasta orienta la carrera profesional de los pequeños que miran determinados dibujos animados, como sucedió con Érase una vez la vida. “A menudo me encuentro con enfermeras o cuidadores que me dicen que les gustaba este dibujo animado cuando eran niños. ¡Incluso hasta un cardiólogo vino a verme durante una sesión de firmas y me confesó que la serie lo había llevado a elegir este camino!”, sostiene Barbaud.
“Supongo que para el público en general, los glóbulos blancos o los glóbulos rojos eran formas un poco ‘blandas’ como lo eran para mí al final de mis estudios. Sin embargo, los niños que vieron La Vida seguramente se imaginaron los glóbulos de manera diferente después y seguramente se divirtieron aprendiendo cómo funcionaban y para qué”, matiza.
Razón por la que este dibujante recomienda a los padres de hoy que pese a los años que hace que se creó aquella serie, sus hijos la vean. “Creo que el interés sigue siendo el mismo que hace 30 años, porque el conocimiento básico, descrito en los episodios, sigue siendo válido incluso si los puntos técnicos o históricos han podido evolucionar, ya que especialistas médicos revisaban los episodios y todo el trabajo documental se realizó de forma escrupulosa”, concluye este dibujante que se declara apasionado por el dibujo, los cómics y la aviación.