Alergia a la proteína de leche de vaca en niños: ¿qué debo saber?
La alergia a la proteína de la leche de vaca, tanto en bebés como en niños, tiende a ser originalmente más común de lo que se cree en un principio. Sin embargo, en la mayoría de los casos suele resolverse a medida que el niño crece.
La alergia a la proteína de la leche de vaca, especialmente en los bebés, se caracteriza por ser un problema bastante grave, ya que puede originar distintos síntomas en el bebé como vómitos, heces blandas (que pueden tener sangre) y náuseas, lo que influiría a su vez negativamente en el correcto desarrollo y crecimiento del pequeño, sin contar otros síntomas más graves como sibilancias, hinchazón y anafilaxia.
En los bebés, suele ocurrir principalmente en aquellos que son alimentados con fórmula de leche de vaca, y sucede cuando su sistema inmunológico percibe la proteína presente en la leche de vaca como dañina, lo que origina la aparición de una respuesta alérgica.
De acuerdo a un estudio publicado en el año 2016, se estima que entre un 6 a un 7 por ciento de los bebés alimentados con fórmula pueden presentar una alergia a la proteína de la leche de vaca. Es más, según este mismo estudio, también podría ocurrir a bebés que se alimentan de leche materna.
Concretamente, en ese estudio se encontró que hasta el 1 por ciento de los bebés alimentados con leche materna también tendrían a desarrollar alergia a la leche de vaca.
Se han identificado ciertos genes que podrían influir en la aparición de este tipo de alergia. No obstante, la mayoría de los niños con alergia a la proteína de leche de vaca tienden a superarla antes de llegar a los 16 años de edad (estimándose que esto ocurre en hasta 8 de cada 10 niños).
¿Cuáles son los síntomas que se presentan cuando un niño tiene alergia a la proteína de leche de vaca?
Se estima que hasta de cada 100 bebés tienden a desarrollar este tipo de alergia a lo largo de su primer año de vida. Aunque los expertos alertan que esta cifra parece estar en aumento en los últimos años.
No obstante, no debe confundirse con la intolerancia a la lactosa, la cual se caracteriza por ser bastante rara en los bebés, y además suele diagnosticarse en exceso.
Respecto a los síntomas, es común que aparezca cierto malestar general persistente, o cólicos, además de eccema y erupciones cutáneas, además de molestias o síntomas gastrointestinales como vómitos y náuseas, así como heces blandas (que pueden tener o no sangre).
Cuando los síntomas aparecen rápidamente es común que surjan otros signos como hinchazón, vómitos y sibilancias. Mientras que, si los síntomas surgen en el bebé también es posible que se produzca diarrea sanguinolenta y, en casos más graves, anafilaxia.
¿Cómo se diagnostica?
Lo cierto es que no existe una prueba específica que ayude a diagnosticar sin dudas la existencia de una alergia a la proteína de la leche, por lo que el diagnóstico, cuando se produce, se basa en la revisión de los síntomas y sobre todo tras un proceso de eliminación de otras afecciones médicas.
Por tanto, existen distintas pruebas que pueden llevarse a cabo, como análisis de sangre, prueba de heces, pruebas de alergia (incluyendo tanto pruebas de parche como cutáneas), y llevar a cabo determinados cambios en la comida, lo que incluye el seguimiento de lo que se conoce como dieta de eliminación.

Causas de la alergia a la proteína de leche de vaca
En el caso del bebé, es posible que el pediatra recomiende optar por una leche de fórmula que no contenga leche de vaca, como podría ser el caso de leche de fórmula elaborada con leche de cabra (que se ha vuelto muy popular en los últimos años), o si el bebé amamanta, que sea la mamá la que evite la leche de vaca.
De hecho, se ha encontrado que las proteínas provenientes de los alimentos que consume la mamá pueden aparecer en la leche materna en un plazo de entre 3 a 6 horas, pudiendo permanecer hasta durante 1-2 semanas. En el caso de seguir una dieta de eliminación, es común que dure este período de tiempo, y luego la leche de vaca es reintroducida con la finalidad de descubrir si reaparecen o no los síntomas de la alergia.
¿Qué hacer? ¿Cómo se trata?
Si creemos que el bebé o el niño presenta alergia a la proteína de leche de vaca, por los síntomas que ha tenido o tiene, es sumamente aconsejable indicárselo al pediatra, quién llevará a cabo una revisión de su historial médico y anotará sus síntomas, para derivarlo luego al especialista.
Respecto al tratamiento, todo dependerá de la edad que tenga el pequeño. Por ejemplo, cuando se trata de alimentar al bebé no hay duda que lo mejor es amamantar, ya que la leche materna se caracteriza por ser nutricionalmente equilibrada y completa, ofreciendo protección contra determinadas enfermedades e infecciones.
En caso de que se esté amamantando y el pequeño desarrolla alergia, es necesario que la mamá realice algunos cambios en la dieta. por ejemplo, se recomienda eliminar los productos lácteos, lo que incluye no solo la leche de vaca, sino el queso, yogur y mantequilla, además de otros alimentos elaborados con derivados lácteos. Además, también es necesario tener en cuenta que la proteína de la leche suele estar “oculta” en determinados alimentos, como alimentos procesados y envasados, margarina, salchichas y chocolate, entre otros.
En cualquier caso, es aconsejable seguir las indicaciones establecidas tanto por el pediatra como por el especialista, hasta conseguir que la alergia se controle y se reduzcan los síntomas.