Ser Padres

Los abuelos deberían dejar de consentir a sus nietos con la comida

Una de las piezas clave de la nutrición de nuestros hijos son, sin duda, ellos: los abuelos. Sin embargo, también son los responsables de gran parte de los ‘sobornos’ con la comida y los niños. “Anda, toma, te he comprado estas chuches, que no las vea tu madre”. ¿Cómo acabar con ello?

“Anda, toma, te he comprado esta bolsa de chucherías, cómetelo sin que te vea tu madre”. “Ven a cenar a casa que te voy a hacer patatas fritas y huevo frito”. “He tenido que dar al niño un helado de postre porque no había manera de que se comiera las acelgas que has dejado hechas para él”. ¿Te suenan algunas de estas expresiones? Probablemente, sí. Como también te sonará aquella de “he ido a comer a casa de mis abuelos y he salido rodando de allí porque me veían demasiado delgado”.

Los abuelos son, sin duda, una de las piezas clave de la conciliación familiar; sobre todo, en tiempos de pandemia. Su papel es esencial en la crianza y el cuidado de nuestros hijos. Sí, también en su alimentación. Sin embargo, su visión de la nutrición pocas veces coincide con la nuestra, la de los padres de los menores. La relación entre ambas variantes hace indispensable buscar una armonía entre sus creencias y las nuevas vertientes sobre nutrición infantil que afirman que, por ejemplo, lo mejor para los niños no es un bocadillo de pan y chorizo.

“Los abuelos tienden a dar todo lo que los nietos piden, sin muchos filtros e intentando hacerles lo más felices posibles. Algo que es maravilloso, siempre que no les estén perjudicando de manera inconsciente”, nos cuenta Melisa Gómez, coautora junto a Juan Llorca de ‘Leche con Galletas’ (Editorial Vergara), un libro el que describen diferentes alternativas para buscar la armonía en la nutrición de los niños entre padres y abuelos.

Los niños no necesitan que les obliguemos a comer

“Tenemos que alejarnos de cualquier pensamiento que implique comer sí o sí, aunque no importe lo que se coma. Igual debemos alejarnos de obligar a comer por miedo a que el niño se quede desnutrido”, nos cuenta el nutricionista Juan Llorca. Así, la mítica frase de ‘he salido rodando de casa de los abuelos’, debería quedar desterrada, bajo su punto de vista. Y es que, los autores son firmes al admitir que a los niños no hay que obligarlos a comer, sino entender que también pueden hacer uso de la saciedad.

En relación a lo anterior, es habitual encontrar a abuelos que, igualmente, tienden a usar la comida como medio para obtener algo de sus nietos o como forma de consentirlos, “eso sí, pocas veces de la mano de opciones saludables”, afirma Melisa. “Sin embargo, de lo que se trata es de promover el consumo de frutas y verduras, que son los grupos más beneficiosos para la salud y menos consumidos”.

Desayuno y merienda: las dos comidas más ‘peligrosas’

Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, los niños españoles no cumplen las recomendaciones básicas de fruta y verdura diarias. Y, en gran medida, esto podría cambiarse cambiando también lo que damos de desayunar y de merendar a nuestros peques.

“El desayuno y la merienda suelen ser las comidas en las que más azucarados y ultraprocesados se ofrece a la población infantil”, explica Melisa Gómez. Opinión que comparte también Juan Llorca: “el desayuno, el almuerzo y la merienda son las comidas que peor se hacen en nuestro país y, sin lugar a dudas, más en la infancia”.

Y es que, según cuentan ambos nutricionistas, las costumbres culturales tendrían que cambiar: “nos encontramos con que tiene más peso merendar un bocadillo de jamón que un plátano con frutos secos o que los niños desayunen leche con galletas en lugar de un yogur natural con fruta, por lo que lo habitual es que prioricen la oferta de otros alimentos y la fruta queda relegada al postre de las comidas y, en ocasiones, ni eso”.

Abuelos, nietos y su relación con la comida

Aunque tienden a utilizar la comida como método de persuasión con los nietos, lo cierto es que existen muchas cosas buenas en la conocida como ‘cocina de la abuela’. De hecho, todos hemos pensado alguna vez que nuestros abuelos son la generación mejor alimentada, ya que la mayoría no conoce la ‘comida basura’. “De la comida de la abuela deberíamos quedarnos con muchas cosas: los platos de cuchara, el tiempo que dedican a cocinar, las comidas en familia, la presencia de los alimentos de temporada, la cocina de aprovechamiento o las tradiciones que pasan de generación en generación”, afirma Melisa. “Y también todo el amor con el que lo hacen todo sin olvidar de que existen nuevas tendencias y estudios que afirman que lo pueden hacer igual, pero sin perjudicarnos”, completa Juan Llorca.

Así, sí que creen que se puede inculcar una relación sana con la comida a los abuelos para que ellos se la transfieran a nuestros hijos. ¿Cómo? Ellos nos lo explican:

Haciendo partícipes a los abuelos de lo que vamos aprendiendo los padres, desde la lactancia y alimentación complementaria en adelante, que hagan con nosotros los cursos sobre alimentación infantil o que lean los libros que leemos, que nos acompañen (cuando sea posible) cuando estamos viviendo todo esto, para que aprendamos juntos acerca de la mejor manera de abordar la alimentación de nuestros peques y así cuando éstos vayan creciendo, viviremos de manera similar (aunque con algunas diferencias y está bien ser flexible también con esto) las comidas en familia.

Finalmente, recordándoles que los peques aprenden a través del ejemplo y que sería muy positivo ser el mejor ejemplo que podamos para ellos, así que les animaremos a cuidar también su alimentación para que podamos disfrutarlos muchos años más”.

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