¿Por qué es tan importante que los niños (no los adultos) cuenten mentiras?
¿Por qué mienten los niños?, ¿es algo aprendido o innato?, ¿cuál es su fin?... Para comenzar partiremos de la base de que todo niño miente y si no lo hace, malo... Te explicamos la importancia de mentir en los niños.
Raro es el adulto que no ha escuchado alguna vez "cuando eras pequeño eras muy mentiroso". Como adultos racionales, con nuestros esquemas personales, estas afirmaciones nos supone un batajazo y nos genera cierta desesperación debido a la falta de fiabilidad y credibilidad de nuestra palabra, rompiendo y distorsionando nuestra comunicación con los demás.
Pero ¿y los niños?, ¿por qué mienten?, ¿es algo aprendido o innato?, ¿cuál es su fin?... Pongamos un ejemplo. Una día mientras un niño de dos años que relataba una mentira le repliqué... "Eso es mentira" y contestó "sí, claro que sí…", y continuó, dando rienda suelta a su imaginación sin ningún tipo de remordimiento. Si te paras a pensar, nosotros les contamos cuentos de hadas, de fábulas, de Disney... y nunca les explicamos que son mentiras. ¿Por qué no iba a ser válido a la inversa?
Para comenzar partiremos de la base de que todo niño miente y si no lo hace, malo... Alrededor de los tres años, cuando el lenguaje ha conseguido un nivel de fluidez prácticamente como un adulto, y comienza a relatar sus propias vivencias, comienzan las primeras mentiras. Normalmente de temas personales, y casi siempre, tan torpes que son fácilmente 'pillables': "me ha pegado Juan", "me he caído", "he comido macarrones", "el profe me ha dicho que..."
Cuando el adulto se da cuenta de que el niño le ha mentido, en cosas tan vanas como las anteriormente descritas, solemos reprochárselas y quedarnos muy sorprendidos. El niño se da cuenta que la mentira está mal porque nosotros se lo decimos, pero lo ve como un juego inocuo porque no hay grandes consecuencias, incluso dependiendo de la mentira a los mayores puede incluso hacernos gracia, y con ello, reforzamos esta conducta.
Cambiar la realidad, aunque sea en pequeñas cosas, es uno de los juegos más divertidos para un niño que está descubriendo el mundo y el lenguaje. Darse cuenta de que "miente", y en ocasiones el adulto "le pilla" pero otras en cambio "cuela", trasmite al niño un control sobre la realidad que solo él posee. Todo este juego, con el profesor, el cuidador o los padres, permite al niño desarrollarse como persona, descubrir su realidad, su entorno, sus relaciones…
¿Que pasaría si me caigo? ¿Me consolaría mamá o me regañaría por torpe? La solución para el niño no es caerse y probar, sino mentir y que le contemos el resultado de su duda.
¿Aprendido o innato? Las dos cosas. Innato, porque el aprendizaje por prueba- error es algo anclado a la naturaleza humana y, aprendido, porque una familia que miente, está reforzando y potenciando la mentira en el niño.
Hay que tener en cuenta la importancia que tienen las mentiras para la seguridad de los niños. Los niños aprenden en buena medida por el ejemplo, por ello los adultos del entorno del niño no deben decir mentiras, no por la mentira en sí, sino porque la mente de los niños es muy ágil y libre y necesitan saber que lo que mamá y papá dicen, "siempre se cumple". Esta certeza les da la seguridad que necesitan, mientras que si los padres mienten, el niño puede llegar a dudar si los sentimientos de amor y seguridad que siente por parte de sus padres son reales.
Escrito por Susana Leticia Prados Castro, maestra de Educación infantil