¿Qué hay que hacer ante las picaduras de insectos en niños?
Lo primero y más importante es aprender a reconocer qué animal es el responsable de la picadura, y a partir de ahí actuar en consecuencia y vigilar de cerca que en las horas posteriores no aparecen síntomas asociados en el niño.
Las picaduras de insectos son una de las grandes preocupaciones de los papás y mamás cuando llega la época cálida del año. Desde la primavera, los insectos proliferan en nuestro entorno, y los peques salen a la calle cada semana más desprotegidos de ropa porque el clima así lo pide.
Sabemos mucho de picaduras de mosquitos, sobre todo de cómo prevenirlas y reconocerlas, pero hay muchos insectos ahí fuera que pueden picarnos. Por eso, el paso fundamental antes de saber cómo actuar ante una picadura de insecto en un niño es aprender a reconocer qué animal la ha provocado.
Te contamos cómo son las más habituales y qué debes hacer ante ellas:
Mosquito
Aunque hay variaciones, la característica común es que generan pequeñas zonas enrojecidas e inflamadas, generalmente redondeadas, con un puntito rojo en el centro. Además, su picores inconfundible porque despierta unas ganas irracionales de aliviarlo.
Ante una picadura de mosquito no se puede hacer mucho más que aplicar algún tipo de producto que alivie el picor para que los niños no se rasquen en la zona, ya que esto puede provocar que se transforme en una herida. Es importante concienciarles al respecto y estar pendientes de que no lo hagan, y salvo que la picadura esté acompañada por dolor corporal, de cabeza, fiebre, infección o cualquier otro síntoma preocupante, no hay que hacer nada en especial porque desaparecerá con el paso de los días por sí misma.
Abeja y avispa
Según la guía de atención primaria para padres del hospital Niño de Jesús de Madrid, las picaduras de abeja y avispa se reconocen por la hinchazón inmediata, el enrojecimiento y el pico en la zona afectada.
Se pueden confundir estos síntomas con las picaduras de mosquitos, pero hay pequeñas diferencias. Entre ellas, que pueden causar dolor junto al picor. Además, en el caso de las abejas, cuando pican, suelen dejar el aguijón, que es el que contiene el veneno. “Si se ve el aguijón, hay que extraerlo raspando con una tarjeta u objeto de borde recto. No utilizar pinzas, pues podríamos exprimir la vesícula venenosa e inyectar el veneno”, recomienda la mencionada guía médica para padres.
Dicho documento aconseja, además, limpiar la herida con agua y jabón, aplicar una compresa o paño con hielo, una pomada corticoide o producto específico para estas picaduras y no frotar ni rascar la zona, ni tampoco aplicar barro o saliva. “Acudir al médico si las picaduras afectan al interior de la boca, si los síntomas sugieren una reacción alérgica grave o si la hinchazón es muy importante y dura más de 3 días”, añade al respecto.
Garrapata
Las picaduras de garrapata suelen detectarse bien porque el insecto permanece adherido a la piel del pequeño. Es posible que cause enrojecimiento e inflamación local, pero lo más importante es detectar al animal. Una vez hecho, debes retirarlo con una pinza pequeña, agarrándola cerca de la piel, por la cabeza o por la boca. “Tire de manera firme y continua (sin girar las pinzas) de la garrapata hacia el exterior hasta que se desprenda de la piel. Nunca use vaselina para matar o extraer la garrapata”, indica la guía del hospital Niño Jesús, que recomienda lavarse bien las manos después de hacer y hacer lo propio con la picadura con agua y jabón. “Acuda al médico si la piel está irritada o rojiza o si el niño tiene síntomas similares a los de una gripe”, apunta.
Otras picaduras
Estas son las picaduras de insectos más habituales en niños, pero no son las únicas. En el caso de las arañas, por ejemplo, las picaduras dejan un par de puntitos o pequeños pinchazos en la zona de la piel afectada. Lo complicado de estas picaduras es saber qué tipo de araña la ha provocado porque la mayoría son inofensivas, pero algunas sí pueden provocar síntomas como el dolor abdominal. Los expertos recomiendan permanecer alerta para ver la evolución del niño.
En el caso de las pulgas, los síntomas más habituales son el picor intenso, el enrojecimiento y pequeñas protuberancias en una zona localizada generalmente en forma de hilera, que es su característica diferencial. La otra es que suelen picar más en piernas, codos, rodillas, ingles, axilas o bajo el pecho.
También son parecidos a estos síntomas los que producen las picaduras de las chinches, que suelen picar varias veces en zonas concretas como el cuello, los brazos o las manos. Tanto en estas como en las provocadas por las pulgas es recomendable hacer un seguimiento y comprobar que hay síntomas asociados a las picaduras en las horas posteriores.
En todos los casos, ante cualquier atisbo de reacción alérgica, complicaciones posteriores en las erupciones, que se agravan en vez de ir a menos, aparición de ampollas o síntomas preocupantes como la fiebre, es recomendable acudir al médico.