"El juguete tiene una función importante: es el soporte para que el niño desarrolle su imaginación"
Entrevista a Ileana Enesco, doctora en Psicología del Desarrollo quien está detrás del programa 'La Vida Secreta de los Niños'.
¿Cómo son y cómo actúan los niños cuando no están sus padres? ¿Cómo aprenden a entablar sus primeras relaciones sociales, a expresar sus emociones y a comprender el mundo en el que viven y sus normas? Hablamos con Ileana Enesco, doctora en Psicología del Desarrollo quien estuvo detrás de 'La vida secreta de los niños', una serie documental cuyo punto de partida son 10 niños y niñas de 4 y 5 años. Pudimos observar cómo asumieron responsabilidades, integraron a otros compañeros, resistieron a tentaciones, competieron en pruebas, compartieron premios... Pautando sólo unas rutinas diarias y unas propuestas de juego, 'La vida secreta de los niños' revela el modo en el que los niños se relacionan con sus iguales. La doctora nos confiesa que a partir de cierta edad los niños se comportan de forma distinta en casa que con otros niños:
¿Los niños actúan muy distinto cuando no están los padres a su lado?
Si hablamos de niños de 4 años en adelante, estos ya suelen actuar adaptándose al contexto, a las personas con las que están y al tipo de relación que tienen con ellas. Es decir, discriminan entre distintos tipos de situación. Saben que “entre niños” o durante el juego pueden hacer o decir cosas que no se hacen-dicen cuando están con el maestro o los padres. Saben que “en familia” o en confianza, se pueden permitir hacer cosas que no se hacen ante desconocidos.
Esto no debe interpretarse como algo negativo sino, al contrario, es una muestra de su creciente conocimiento de las normas o reglas sociales. Un niño que no modificara su comportamiento en función de con quién y dónde está sería probablemente un niño mal ajustado socialmente. Por supuesto, hay diferencias individuales en el ritmo de desarrollo de la capacidad de adaptación o ajuste a situaciones sociales nuevas.
¿Desde cuándo tienen los niños vida interior (entendida como los adultos)?
Si por vida interior entendemos la actividad mental por la que pensamos en nuestras experiencias y sentimientos, revisando el pasado y anticipando el futuro próximo, preguntándonos por las razones de nuestra conducta o de la ajena, entonces se puede decir que esto surge relativamente tarde. Para hacer esta revisión interna hacen falta capacidades sociocognitivas bastante complejas que los psicólogos llamamos “metacognitivas”, y que normalmente se empiezan a desarrollar a partir de los 6 u 7 años. Pero el desarrollo de esas capacidades depende también mucho del tipo de familia o entorno social. Algunos padres fomentan mucho más que otros el que los niños hablen de sus experiencias y sentimientos, les ayudan y animan a recordar hechos pasados y a planificar el futuro próximo, y los estudios muestran que estos niños desarrollan antes y mejor esa “vida interior”.

ileana
Cuando los niños juegan juntos, ¿siempre asumen un rol?
No necesariamente. Depende del tipo de juego. Si es un juego de reglas, como el escondite o el fútbol, no se trata de asumir un rol ficticio sino de negociar a quién le toca hacer de portero o el que “cuenta”. En cambio, en los juegos de representación colectivos (jugar representando rutinas familiares, de la escuela, de “ir al médico”, etc.), necesariamente deben asumir uno de los papeles sociales. A menudo, la mayoría quiere representar un rol adulto (“maestro”, “médico”), y no de “niño” o bebé. Entonces, empieza la negociación entre los niños y no es raro que surjan conflictos a la hora de distribuir esos roles.
¿Ellos crean normas entre ellos?
Si. Los niños crean sus propias normas, tanto para el juego como para establecer ciertos límites en sus relaciones. Con 4-5 años, esas normas son todavía muy fluctuantes y pueden cambiar por circunstancias puntuales o “a gusto de cada niño”, pero a medida que son mayores, las normas que crean se hacen más estables y los niños cuidan de que se cumplan. En un grupo de niños de 7-8 años, por ejemplo, cualquier miembro que transgreda a menudo las normas del juego o de relación tenderá a ser apartado.
¿Qué ha sido lo más llamativo de hacer esta serie documental?
Para mí ha sido una experiencia única el poder observar durante tantas horas y días la interacción de niños y niñas que no se conocían y que terminan formando un grupo social, con su propia dinámica. Se podría decir que al cabo de esas semanas de convivencia, han formado una pequeña sociedad infantil.
Ha sido muy interesante ver cómo se iban haciendo un sitio en el grupo, qué estrategias usaban para que los aceptaran o para evitar el rechazo social, cómo ha surgido la amistad entre algunos, o cómo algunas relaciones inicialmente conflictivas han evolucionado muy positivamente hacia la aceptación mutua. Las diferencias individuales son también un aspecto muy interesante pues, en este grupo de 10 niñas y niños, hemos visto “perfiles de personalidad” muy distintos pero muy representativos de la diversidad que existe en nuestra sociedad.
¿Los juguetes sacan el punto creativo de los niños o al contrario, les ‘aplatana’ su creatividad?
No es un asunto de todo-nada. El juguete tiene una función importante: es el soporte material para que el niño desarrolle una actividad de imaginación o representación. Si no lo tiene, buscará algún objeto del entorno para usarlo como símbolo de otra cosa (ej., un palo como caballo). Parece que en toda la historia de la humanidad, los adultos han “construido” juguetes para los niños, casi siempre réplicas en miniatura de objetos, personas o animales del entorno. Y a medida que los niños adquirían mas destrezas motoras, participaban ellos mismos en la manufactura de sus juguetes. Es cierto que en las sociedades actuales postindustriales la mayoría de los niños de clase media tienen acceso a un enorme número y variedad de juguetes. No necesitan construir o crear sus propios juguetes y, en este sentido, se podría decir que desarrollan menos su capacidad de imaginar usos alternativos para objetos comunes. Sin embargo, sería una simplificación burda decir que por el hecho de tener juguetes, pierden creatividad. (Otra cosa es decir que, efectivamente, el exceso de juguetes no parece añadir nada positivo a su desarrollo)
¿Cuándo surge la diferenciación entre niños y niñas? ¿Cuándo se distinguen?
El proceso de diferenciación es largo. Empieza por la diferenciación de rasgos físicos, perceptibles, como la voz y los rasgos faciales. Los bebés de 8 meses ya discriminan entre voces femeninas-masculinas y entre rasgos faciales prototípicos de mujer-hombre.
Otra cosa es la identidad y tipificación de género, mucho más tardías. Aunque los adultos tendemos a tratar de forma distinta al niño y a la niña desde su nacimiento y a etiquetarlos desde el principio como niño o niña, la autoidentificación (“soy una niña”, “soy un niño”) no surge hasta aproximadamente los 2 – 2,6 años. Luego, se va desarrollando rápidamente el conocimiento de los atributos asociados a niño/hombre y niña/mujer: físicos, de vestimenta, formas de comportarse, profesiones ligadas a cada género, etc. A los 4 años, han adquirido ya un amplio conocimiento de estos atributos y, en general, muestran preferencia por características y actividades de su propio género. Pero la tipificación de género y el conocimiento de los estereotipos de género siguen desarrollándose al menos hasta la adolescencia.
¿Por qué se produce una etapa infantil en la que “se odian”?
No es así. No se puede decir que haya una etapa en la que se odien sino que a partir de cierta edad los niños tienen más motivación y recursos para defender su espacio o posesiones y para poner límites a los otros, y eso genera conflictos completamente normales que, a veces, terminan en agresión o peleas. En este sentido, los niños de 4-5 años difieren de los mayores en que expresan más abiertamente (sin disimulo) su rechazo al otro o sus conductas agresivas. Les cuesta inhibir la respuesta agresiva provocada por una emoción negativa, algo que irán adquiriendo en años posteriores.