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Accidentes de niños comunes en verano: cómo prevenirlos

Veamos algunos de los accidentes infantiles que más se producen en verano para intentar prevenirlos con antelación.

Los accidentes infantiles siempre pueden suceder, sin embargo, en verano hay algunos que tienen más probabilidad de ocurrir. Conozcamos cuáles son para prevenir que los pequeños de la casa pasen por alguno de ellos.
Como decimos, que los niños pequeños tengan algún accidente (ya sea de mayor o menor gravedad) es algo que siempre puede darse. No obstante, durante las vacaciones de verano, las probabilidades suelen aumentar.
Para empezar, solo hay que pensar en la temperatura del ambiente, al ser los días más agradables, es habitual que los niños salgan con más frecuencia a la calle y a los parques para jugar. Y claro, es más probable que puedan hacerse algún daño. Pero esto no significa que haya que prohibirles salir, sino simplemente conocer los posibles riesgos y enseñarles a evitarlos. Con un poco de precaución podemos prevenir muchas complicaciones.

Accidentes infantiles frecuentes en verano

Caídas, golpes, heridas, esguinces… Parece que la época estival es el momento ideal para que se produzcan este tipo de accidentes. Estos son los más habituales:

Darse un golpe o hacerse heridas con la bici

Cuando hace buen tiempo es más habitual que los niños salgan con las bicis por la calle. Claro que, mientras aprenden a manejarla por completo y tener soltura con ella, es más probable que se puedan caer al perder el equilibrio o que incluso se choquen con personas, árboles o cualquier obstáculo que se crucen. Si el niño todavía no controla lo suficiente es aconsejable que sus padres lo acompañen en sus primeras salidas y por supuesto que lleve casco y otras medidas de protección.

Hacerse cortes en la playa

Algo también común, y no solo en niños, es hacerse un corte en la planta del pie por caminar descalzo. Muchas veces, la propia arena, los residuos que puedan aparecer en ella (como latas o cristales), las rocas que pueda haber en la orilla o las propias conchas de animales son los causantes de cortes en los pies. Es recomendable avisar a los más pequeños de que se fijen en donde pisan y más si van sin calzado puesto.

Caerse en la piscina

Si los peques van a una piscina, deben tener cuidado al caminar cerca del borde. Caerse del bordillo por no prestar atención es una de las caídas más típicas, y en el caso de que un niño sea muy pequeño puede suponer un riesgo mortal (más si no sabe nadar). Lo importante es enseñarles a que no se acerquen solos al borde o colocar algunos cercos que rodeen la piscina (en el caso de poder hacerlo).

Tomar algún alimento venenoso o producto tóxico

Si viajamos con niños pequeños o vamos de excursión al campo, por ejemplo, es fundamental vigilar que no cojan semillas o frutos de plantas que se encuentren, pues pueden ser venenosos. De la misma forma que si pasan mucho tiempo en casa y no tienen la suficiente vigilancia, pueden acaban abriendo productos que contengan sustancias tóxicas.

Quemarse la piel o tener una insolación

Hay que tener especial cuidado con que los niños se expongan de manera directa al sol, ya que pueden no solo quemarse la piel, sino también llegar a tener insolaciones que les produzcan dolores de cabeza, náuseas, vómitos e incluso dolor muscular.

Caerse en el parque al jugar

Dado que en un día soleado apetece más ir a un parque a jugar, suele ser habitual entonces que más niños acudan también y por ello es más probable que puedan chocar entre ellos o golpearse (aunque sea sin querer). Hay que insistir en que deben tener cuidado con los movimientos que hagan y también que no deben subirse a algún columpio que no vayan a poder controlar.
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