¿Cómo lograr que los niños mantengan un buen descanso en verano?
Aunque haya flexibilidad, los niños deben seguir teniendo un descanso adecuado durante las vacaciones que no influya en su desarrollo.
Sí, todos cuando estamos de vacaciones cambiamos algo nuestros hábitos, ya sea al comer o al irnos a dormir más tarde, por ejemplo. Es normal y los niños también lo hacen. No obstante, es importante que, con respecto al sueño, los menores sigan manteniendo un buen descanso también durante el verano. Veamos algunos consejos para ayudarlos a ello.
¿Por qué es importante que tengan un buen descanso?
Es fundamental que los más pequeños descansen bien, aunque estén de vacaciones y no tengan tantas obligaciones como durante el curso escolar.
Principalmente, porque si se cambian las rutinas y no se hace de manera adecuada esto puede acabar teniendo repercusiones en su bienestar tanto físico, como emocional. Es decir, que dormir bien es crucial para su desarrollo. Si un niño no descansa lo que le corresponde, esto puede tener efectos negativos como no ser capaz de concentrarse, tener menos energía, o incluso tener más ansiedad o episodios de ira, según cada caso.
Consejos para mantener sus rutinas de sueño y descansen
Durante las vacaciones es más fácil acabar perdiendo las rutinas, sobre todo para los más pequeños de la casa: hay menos obligaciones, más tiempo libre, más horas de luz, a veces se retrasa el horario de la cena… Y claro, muchas veces los niños se vuelven más reticentes a la hora de irse a dormir pronto.
Aunque es verdad que puede haber algo de flexibilidad, los niños deben seguir teniendo unos patrones de sueño saludables para sentirse seguros y felices. Toma nota de estos consejos:
- Potencia que los niños hagan algo de ejercicio físico por las tardes, ya sea dar un paseo al aire libre, jugar en la piscina o ir al parque. Las actividades físicas durante el día propician que los peques estén más cansados y puedan conciliar mejor el sueño. Mejor evitar el sedentarismo.
- Prepara cenas que sean saludables, pero sobre todo ligeras. Lo mejor es cenar unas horas antes de que se vayan a dormir. Es crucial que no vayan a la cama con el estómago cargado y no puedan hacer bien la digestión.
- Una idea es darse un baño de agua tibia al acabar el día, les ayudará mucho a relajarse.
- También es importante crear un buen ambiente de sueño. Dado que en la época estival hay más horas de luz, bajar las persianas puede ayudar a que se muestren más dispuestos a dormir y a que la luz tampoco les despierte.
- Del mismo modo, es muy bueno utilizar colchones y -sobre todo- sábanas de tejidos suaves que permitan la transpiración. El calor y el sudor pueden ser muy molestos para dormir adecuadamente. Lo mejor es que la habitación se encuentre a una temperatura de entre 20-22 grados.
- Otra recomendación, que debe seguirse todo el año y no solo en verano, es no utilizar dispositivos electrónicos justo antes de irse a la cama. Por dos razones: primero, porque no ayudan a conciliar el sueño y pueden incluso provocar insomnio; y segundo, porque son una fuente de calor que también hace calentar el ambiente.
- Asimismo, hay que recordar que, si los niños duermen la siesta, esta no debe superar las dos horas, además de que tampoco debe hacerse muy tarde.