Cómo ayudar a tu hijo a dormir bien en verano
En verano puede ser un poco complicado dormir bien debido al calor. Mira estos consejos para conseguir que tu hijo tenga un descanso pleno.
En cualquier momento del año es fundamental que los niños tengan un buen descanso que garantice su desarrollo, sin embargo, en verano puede verse dificultado. Por eso, es importante tener en cuenta algunos aspectos para ayudar a tu hijo a conciliar bien el sueño.
Durante el verano, y con las largas vacaciones que tienen los más pequeños de la casa, las rutinas cotidianas sufren cambios: se suele cenar a otros horarios, puede que los niños se acuesten y se levanten más tarde… Y, por supuesto, un factor importante: el calor también entra en juego.
¿Qué ocurre? Que las altas temperaturas en muchas ocasiones dificultan el dormir bien, lo que hace que nos levantemos con cansancio y mucho más irritables. De hecho, es también muy habitual que tengamos un sueño fragmentado y puede que nos despertemos en mitad de la noche. Y al igual que pasan por este problema los adultos, también lo hacen los menores.

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Consejos para que tu hijo duerma bien en verano
Para empezar, aunque seamos mucho más flexibles con los horarios y responsabilidades que durante el resto del año, es importante mantener algunas rutinas. Es decir, que debemos ser rutinarios, pero no demasiado estrictos. Teniendo esto en cuenta, toma nota de estas recomendaciones para los peques:
- Dormir la siesta. Para los niños menores de 5 años, que necesitan dormir mucho más que las personas adultas, la siesta resulta crucial para su desarrollo. A partir de esa edad se van desarrollando distintos patrones según cada niño, mientras unos están servidos con 15 minutos de siesta, otros necesitan más de una hora. Mientras sea un tiempo saludable, respeta el ritmo bilógico de tu hijo.
- Cenar medianamente pronto y de manera ligera. Obviamente, los horarios de las cenas algo van a cambiar, ya sea porque estáis fuera de casa o incluso por el mero hecho de que hay más luz solar y eso os lleva a retrasarlas. Lo importante es cenar unas dos horas antes de irse a dormir y, por supuesto, que estas no sean demasiado copiosas.
- No utilizar demasiado los dispositivos electrónicos. Es importante no utilizar estos dispositivos en exceso. Sobre todo, se deberían dejar de utilizar unas 2 horas antes de ir a dormir. Esto tiene varios motivos, primero porque la luz que desprenden estos aparatos el cerebro la detecta y siente que aún no es la hora de ir a la cama; segundo, porque si los peques se dedican a jugar a juegos o a hablar con amigos, se mantendrán mucho más activos sin dejar que les entre el sueño. Y, por último, porque en relación a lo anterior, la hormona que se encarga de regular el ciclo del sueño (melatonina) disminuye porque se ha incrementado el nivel se cortisol.
- Darse un baño de agua tibia. Si al peque le cuesta relajarse, puedes recomendarle que se dé una ducha rápida con agua tibia para ayudarle a calmarse y vaya a la cama más tranquilo.
- Dormir las horas suficientes. Los niños suelen necesitar dormir entre 7 y 9 horas diarias para tener un descanso adecuado. Además, en pro de favorecer su sueño, es recomendable que hagan al menos 30 minutos de actividad física. Aunque para los niños no suele suponer un problema, no está de más recordarlo. Un buen momento para realizarla es a primera hora de la mañana en el exterior, aprovechando las horas más frescas del día.
- Utilizar ropa de dormir conveniente. Tanto la ropa de la propia cama, como el pijama del peque es crucial. Lo más recomendable es utilizar ropa de algodón o de lino que ayuda a la transpiración.