Abuelos: los mejores cuentacuentos
¿Te has parado a pensar que un cuento cambia de significado según la persona que nos lo cuente? ¡Si lo cuenta un abuelo se volverá el más especial de todos!
¿Aún recuerdas lo que disfrutabas de pequeña quedándote a dormir en casa de los abuelos? Sentirte como una reina por un fin de semana; poder cenar con ellos más tarde de lo normal, ver películas sin parar, sentirte muy mimada, elegir tus platos favoritos, dulces sin límite, el olor de su casa, sus caricias y besos, su comprensión, los desayunos inolvidables con bizcocho casero…son muchos los recuerdos de tus abuelos que tu memoria atesora.
Para mí, los mejores momentos eran cuando de noche me acurrucaba bajo las sábanas de una cama que me parecía gigante, mientras mi abuela me contaba una y otra vez el mismo cuento, no sé cómo lo hacía, pero cada una de las veces, lo convertía en el mejor cuento de mi vida.
Los cuentos de nuestra infancia han quedado hoy algo obsoletos, algunos incluso los tildan de “políticamente incorrectos”, nuestro mundo de historias infantiles era quizás más limitado que el de hoy, plagado de nuevos autores, métodos, historias, personajes… raro era el abuelo/a que se salía de los clásicos Caperucita Roja, Blancanieves, Pulgarcito, Hansel y Gretel, La ratita presumida, La Bella Durmiente, Juan sin miedo, La Cenicienta o El gato con botas… Como somos nostálgicos por naturaleza, todos estos cuentos son para nosotros los mejores cuentos del mundo, sobretodo por todo lo que evocan.
Pero…¿ qué convierte a un cuento en el mejor? Lo primero que nos viene a la cabeza es pensar que es su trama, pero lo cierto es que muchos repiten el mismo patrón argumentativo, quizás la moraleja subyacente o un final que sorprende, pero tampoco nos engañemos, la mayoría se cierran de forma más o menos esperable con un fueron felices y comieron perdices.
Si reflexionamos bien, nos damos cuenta de que un cuento es cómo un chiste, que sea bueno o no, depende de quién lo cuente y por ende de cómo se cuente, en este sentido, no hay nadie que supere a una abuela cuando le cuenta un cuento a sus nietos. Sus tonos de voz, sus matices, las añadiduras procedentes de su imaginación y de su experiencia, las pequeñas licencias interpretativas, los sonidos o los ruidos, las expresiones… Aún puedo cerrar los ojos y escuchar a mi abuela haciendo las voces del lobo y de la caperucita o mi abuelo oculto en el pasillo simulando con ruidos a un cazador que pega tiros y que luego acude en su ayuda.
Muchas veces me pregunto, ¿Qué ha sido de esos cuentos que se contaban de memoria? Sin el soporte de un libro con viñetas, sin ilustraciones. Sólo eran necesarias dos cosas: la voz de tu abuela y tus cinco sentidos, tan solo con esto se conseguían esos momentos perfectos que desembocaban en un mundo imaginario, mágico, irrepetible, genuino, inimitable y único, la genialidad de un cuento compartido entre abuelo y nieto que siempre te hacía soñar.
Desde Great Moments, queremos felicitar y agradecer a todos los abuelos cuentacuentos que hoy se animan a contar cuentos o historias y es que: sin cuentacuentos ningún cuento existiría.
Tus padres cómo abuelos que son, retoman esta tradición, dales las gracias a las abuelas de tus hijos apuntándolas a la Newsletter de Great Moments PINCHANDO AQUÍ, todas las semanas recibirán planes, consejos y mil ideas para disfrutar con sus nietos.
Artículo elaborado por el Equipo Great Moments