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La motivación en la educación bilingüe: los niños no son esponjas

Muchos dicen que los niños aprenden idiomas como si fueran esponjas, que absorben palabras y estructuras automáticamente. Pero esta afirmación no deja de tener algo de mito.

Cada vez hay más familias mixtas en España, en las que cada progenitor tiene una lengua materna diferente. Son casas en las que se hablan varios idiomas ( inglés y español es lo más habitual) y que se interesan por que sus hijos sean bilingües por razones sociales, culturales o personales.

Aunque para esos niños aprender el segundo idioma es más sencillo que para otros cuyos padres hablan solo español, no hay que subestimar el gran esfuerzo y trabajo que supone la enseñanza y el aprendizaje de un segundo idioma en casa desde edades tempranas.

Como explica Nieves Maya, experta en neuroeducación, “los niños no son esponjas, tienen sus limitaciones y necesitan un tiempo para cada cosa”.

Cómo motivar a los niños con el idioma en una familia bilingüe

Tanto si los padres utilizan el sistema OPOL (Un padre, un idioma/ One Parent, One Language), es decir, cada uno habla en familia en su lengua materna, como si se deciden por el sistema Idioma Minoritario en Casa (Minority Language), que consiste en hablar los dos en casa el idioma que no se habla en el entorno, los expertos coinciden en algunos consejos para crear un ambiente bilingüe favorable en casa:

  1. Ser constantes y hablar siempre en el mismo idioma. Si se hacen cambios, han de llevarse a cabo con precaución.
  2. Ser insistentes, con delicadeza, sobre lo beneficioso que es aprender dos idiomas.
  3. Recompensar el esfuerzo verbalmente mediante la repetición y, de vez en cuando, por qué no, con premios y sorpresas especiales.
  4. Utilizar medios de comunicación como la televisión, el ordenador, los cds, internet, etc., en el lenguaje minoritario, ya que son una gran fuente de entretenimiento para los niños.
  5. Concentrarse en una interacción personal más directa, en la convivencia del día a día, y utilizar otros medios (como los descritos anteriormente) en el caso de que se considere apropiado y necesario.
  6. Corregir los errores, pero de manera sutil. Importa más lo que se dice que cómo se dice.
  7. Viajar y cultivar amigos bilingües.

¿Y si los niños se resisten a hablar uno de los dos idiomas?

Sin embargo, cultivar un ambiente bilingüe en casa también puede crear retos y conflictos. ¿Y si los niños no quieren hablar en el segundo idioma?, ¿y si se sienten diferentes?, ¿ y si mezclan constantemente los dos idiomas?

Los niños no son esponjas, son personas y su sensibilidad y emociones se ven afectadas, en la mayoría de las ocasiones, por el entorno que les rodea.

Muchos niños criados en familias bilingües sienten un rechazo hacia la lengua minoritaria y éste puede ser motivo de conflictos emocionales que frenan su desarrollo lingüístico y social.

Siempre se podrá conversar con los niños sobre las ventajas de crecer con dos idiomas o se podrá estimular el aprendizaje a través de la interacción y del juego, pero, sin lugar a dudas, lo más importante es que el niño sea feliz, y para que un niño encuentre la felicidad con dos idiomas, hay que guiarles y mostrarles el camino.

Es ahí donde los padres juegan el papel más significativo: la motivación es el factor más importante en la educación bilingüe. Una vez se establezcan los sistemas rutinarios de comunicación tanto entre la pareja, como entre cada padre con respecto a los niños, éstos estarán expuestos de forma natural a ambos idiomas, y hablarlos y crecer con ellos ocurrirá de forma respetuosa, sistemática y natural.

Si el niño es feliz, no habrá lugar para el rechazo, la apatía, la vergüenza o la confusión.

La motivación y la felicidad son los ingredientes fundamentales del aprendizaje simultáneo de dos lenguas y van más allá de cualquier método o estrategia. Al fin y al cabo, aunque se hable constantemente de niños bilingües, me parece a mí que la educación bilingüe es más bien cosa de mayores.

 Nuria Muñoz es profesora de inglés de la Comunidad de Madrid.

 

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