Ser Padres

Así impacta el deporte en el bienestar emocional de los niños pequeños

Un nuevo estudio publicado en la revista 'Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics' ha concluido que los niños que no hacen deporte tienden a ser más infelices y estar más cansados.

Desde muy pequeños, muchos niños eligen el deporte que quieren practicar como el baloncesto, balonmano o el fútbol para mantenerse activos y realizar un poco de ejercicio. Aunque otros, prefieren dedicar ese tiempo a aprender idiomas o a jugar a videojuegos, ya que ningún deporte les llega a gustar. Para los primeros hay buenas noticias procedentes de un estudio dirigido por la psicoeducadora Marie-Josée Harbec, de la Universidad de Montreal y publicado este lunes en la revista 'Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics', en el que determina que los menores que practican deporte en la infancia tienen menores probabilidades de sufrir síntomas depresivos o ansiedad en la adolescencia.

Niños que no hacen deporte: dificultades para divertirse

Este estudio se realizó en colaboración con investigadores de la Universidad McGill y el Instituto de Investigación del Hospital Infantil del Este de Ontario, Harbec y la profesora de psicoeducación Linda Pagani, analizaron datos de una cohorte de niños de Quebec nacidos en 1997 y 1998. Se tomaron datos de los hábitos deportivos que tenían estos niños y la actividad física que realizaban entre edades de 5-12 años. Además, analizaron los síntomas de angustia emocional de las edades de 6-10 años que notificaron los profesores de los pequeños.

En concreto, los padres de los 690 niños y las 448 niñas detallaron la participación de sus hijos en deportes antes de que cumplieran los 5 años, lo mismo pasa con la habitualidad que hacían actividades físicas a los 12 años. Los profesores por su parte, eran los encargados de evaluar los síntomas emocionales que obtuvieron en la escuela entre los 6 y 10 años.

"Los niños de 5 años que nunca participaron en deportes eran más propensos entre las edades de 6 y 10 años a verse infelices y cansados, tenían dificultades para divertirse, lloraban mucho y parecían temerosos o preocupados", apunta Pagani, que añade: "Además, los niños que exhibieron niveles más altos de síntomas depresivos y ansiosos durante la infancia media fueron posteriormente menos activos físicamente a los 12 años de edad. Para las niñas, por otro lado, no encontramos ningún cambio significativo".

Los investigadores descartaron factores que podrían llegar a ocasionar confusión entre los participantes y añadió Herbec: "Nuestro objetivo era eliminar cualquier condición preexistente de los niños o las familias que pudiera arrojar una luz diferente sobre nuestros resultados, como el temperamento infantil, la educación de los padres o los ingresos familiares".

Los niños que practican deporte en preescolar podrían desarrollar habilidades sociales

El estudio llegó a la conclusión de que los niños que practicaban deporte en preescolar podrían beneficiarse de las actividades físicas para que les ayudaran a desarrollar habilidades sociales como por ejemplo tomar la iniciativa, participar en grupos de trabajo y no quedarse aislados, hacer amigos y construir relaciones de apoyo entre ellos. "Por el contrario, los niños que experimentan síntomas de depresión y ansiedad podrían estar más aislados socialmente y tener un nivel disminuido de energía y menores sentimientos de competencia, lo que a su vez podría influir negativamente en la participación en la actividad física", comenta Pagani.

Para las niñas, los riesgos de depresión y ansiedad funcionan de manera diferente, según Harbec, pues son más propensas que los niños a buscar ayuda y a revelar angustia emocional a la familia o amigos y el apoyo psicológico de estos lazos sociales las protege mejor. "Además, debido a que más niñas experimentan angustia emocional que los niños, este riesgo relacionado con el género puede llevar a una identificación e intervención temprana", añade Harbec.

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