Los cuentos infantiles y sus beneficios para los pequeños
Además de diversión, los cuentos aportan a los niños muchos beneficios.
¿Quién no guarda un entrañable recuerdo en el que nuestros mayores más cercanos, ya sean padres o abuelos, nos explicaban un bonito cuento y nosotros escuchábamos embobados imaginando ese mundo maravilloso que ellos, con su narración, ponían a nuestro alcance?
Los cuentos son un excelente recurso educativo, que los adultos debemos aprovechar, con los que podemos trabajar diversos aspectos muy importantes del desarrollo de los niños.
Por una parte, están llenos de fantasía y de imaginación, hecho que permite que trabajen su pensamiento abstracto y su creatividad, ya que conforme avanza la narración van imaginando la historia, se ponen en el lugar de los personajes, se identifican con los protagonistas y, si somos buenos narradores y logramos hacer que se sumerjan en la historia, desarrollando su empatía y haciéndoles llegar a sentirse como ellos (se alegran si les pasa algo bueno, se ponen tristes si les ocurre alguna tragedia, etc), y todo este proceso mental que ocurre durante la narración de un cuento, hace que desarrollen el sentido de la percepción y su sensibilidad.
Los cuentos les ayudan a comprender y a relajarse
Además, los esquemas de los cuentos, normalmente de desarrollo sencillo y estereotipado, facilitan la comprensión a los niños. Se presenta al personaje, se enfrenta a una serie de dificultades, las soluciona y acaba felizmente en una nueva situación mejor que la inicial. Este hecho, hace que mejore su capacidad de comprensión, ya que pueden anticipar hechos por deducción, pudiendo ellos seguir el hilo de la historia, aún cuando no la hayan escuchado antes. Para ello, los adultos podemos hacerles preguntas sobre la historia, y motivarlos a que participen activamente en la narración, aumentando así su capacidad de comunicación y, con ella, su vocabulario y el desarrollo gramatical, ya que adquieren una mayor destreza verbal, sin olvidar tampoco el lenguaje no verbal, tan importante para la comunicación en general, ya que se gesticula y hay mucho movimiento durante la narración de un cuento.
Otro de sus beneficios es el referente al aspecto relajante de los cuentos. Tener el momento del cuento, si es posible diariamente, hace que ya se estén preparando para ese momento previamente, ayudándolos a organizarse en el tiempo, a organizar sus rutinas alrededor de los cuentos (se pueden contar antes de ir a dormir, justo después de cenar, etc.). Cuando el momento llega, es aconsejable tener un lugar tranquilo y un ambiente agradable, especial para los cuentos, en el que los peques y adultos se sientan relajados y puedan centrarse tranquilamente en la historia. La sensación placentera que experimentan durante estos ratitos, estarán preparando el terreno para crear un hábito lector, ya que les hará desear conocer nuevas historias y nuevos personajes. Y aún fomentaremos más este gusto por la lectura si, en ocasiones, intercambiamos los papeles y les pedimos que sean ellos los que nos narren las historias a nosotros.
¿Cómo entender la vida real a través de los cuentos?
Además, los , ya que a través del cuento mostramos a los niños diversos ejemplos de los que extraerán conclusiones y aprenderán muchas cosas.
Y, finalmente, no podemos olvidar el aspecto emocional de los cuentos. Contar un cuento no solo es leerlo, sino vivirlo y hacer que ellos lo vivan de nuestra mano. Los gestos de cariño hacia ellos, las sonrisas, los gestos de sorpresa, de miedo, de asombro, de misterio... La complicidad que creamos en esos momentos con nuestros pequeños creará un lazo que perdurará muchísimo después de que la narración del cuento haya acabado, incluso aún cuando lo hayamos olvidado.
Personalmente, aún me parece estar escuchando a mi abuela mientras, rodeada de nietos, nos explicaba la historia de “El Castillo de irás y no volverás” o la de “El pájaro verde”. No solo era el cuento en sí, del cual me acuerdo muy vagamente, lo que recuerdo mejor era el cariño que ponía mi abuela mientras lo narraba, sus gestos, sus sonrisas, sus miradas cómplices a todos sus nietos. Estoy más que segura de que, además de enseñarnos muchas cosas con su lectura, ella era feliz y, durante esos momentos, nos hacía felices a todos los que la escuchábamos.
Olalla Haro, docente y creadora de la web ActividadesInfantil.com