Ser Padres

Educar en positivo, la mejor manera de formar niños felices y favorecer el aprendizaje

El humor, la confianza, la libertad, la creatividad… Estas son las armas que utiliza la “educación en positivo” para facilitar el aprendizaje en los niños, y no sólo eso, también para convertirles en personas autónomas, seguras y ¡felices!

Esta es la conclusión a la que se llegó después de dos intensas jornadas de ponencias en el I Congreso de Educación Positiva, organizado por PositivArte, que tuvo lugar en Madrid el 22 y 23 de septiembre.
¿Pero el positivismo se puede aprender? ¿Y qué beneficios tiene? ¿Qué son las escuelas positivas? ¿Cómo interviene el humor en el aprendizaje? Psicólogos, profesores, pedagogos… abordaron desde múltiples perspectivas la educación positiva para que se “infiltre” en los colegios y en los hogares.

El positivismo ayuda en las aulas… ¡y en casa y en el trabajo y en…!

La Dra. Covadonga Chaves, en su exposición, habló de una mayor involucración del alumno en las clases, de un aumento de la motivación, de una mejora de las relaciones personales o de la empatía con el otro y de un incremento de la capacidad de afrontamiento resilente, entre otros beneficios del positivismo en las clases.
Chaves hizo hincapié en las bondades de las emociones positivas explicando que mejoran el pensamiento creativo y flexible y, por ende, favorecen la toma de decisiones y la solución de problemas, amplían la atención de los niños, promueven su generosidad, mejoran su salud física y psíquica y amortiguan el efecto negativo de las emociones negativas. ¡Ahí es nada!
¿Y cómo fomentar este ambiente positivo? La Dra. Chaves dio una serie de claves, aplicables en cualquier ambiente, por cierto, no sólo en el colegio.
Mira este ejercicio para el cole:
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Y este otro para “practicar” en el trabajo:

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La risa y el positivismo, como vehículo de aprendizaje

El humor y el positivismo están íntimamente relacionados y la risa estuvo presente en todo el congreso. Tanto la psicóloga Begoña García Larrauri, autora de Claves para aprender en un ambiente positivo y divertido (ed. Pirámide), como Iago Taibo, psicólogo y director del centro PositivArte, hablaron de la importancia de impregnar con humor y positivismo tanto las asignaturas como la vida. Porque la felicidad es un estado de ánimo que se contagia rápidamente. Una clase que transcurre con ráfagas de humor bien insertadas, es mucho más efectiva. Esta diapositiva de la exposición de Taibo lo corrobora:
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positivo

La Dra. Garcia Larrauri, por su parte, insistió en los beneficios del buen ambiente en clase. “La investigación psicológica demuestra que el humor fomenta la escucha, el pensamiento crítico, la creatividad, el aprendizaje y la memoria. El humor y la diversión son un buen medio para combatir la desmotivación y la falta de atención. Entendemos que no está reñida la seriedad de un tema con la diversión”, explica.
Pero ¿qué ocurre, cuando un profesor, una padre, tiene una carácter por así decirlo más “negativo”? ¿Qué pasa si el humor no es su fuerte?

“Tengo tendencia a la negatividad, qué hago?”

Existen fórmulas eficaces para dar la vuelta a un carácter con tendencia a la negatividad. La Dra. García Larrauri explica que existen programas para favorecer el buen humor, la alegría y el pensamiento optimista. Pero lo primero es dedicar tiempo para reflexionar y dialogar sobre lo que nos produce sentimientos positivos y negativos, “tiempo para reír, para pensar, para celebrar, descansar, etc”. Además…
- Para generar un ambiente positivo y de afecto en grupo, la psicóloga propone una serie de actividades que suponen “un guiño para empezar bien el día o bien para crear momentos de placer diario: un piropo, un masaje para relajarse, presentarse de diferente forma, saludarse con humor, bailar, cantar en grupo, comenzar la jornada contando un chiste, etc. Todo ello promueve empezar con alegría y buena disposición (cada día le toca a uno dirigirlo y con ello se consigue perder su miedo a hablar en público y/o mejorar su expresión verbal y corporal”.
- Para hacer del aprendizaje una actividad de disfrute más que de obligación, propone despertar la curiosidad del niño como método de motivación a través de actividades como empezar las clases con un chiste, una frase, una canción o una imagen que resulten chocantes. También con una historia o anécdota personal vivida contada de forma divertida (por parte del profesor o bien por los alumnos). Además, podría iniciarse el tema con una teatralización, por ejemplo preparando un plato con ingredientes de cocina que representan los conceptos implicados; con una música… Incluir humor en la programación de los contenidos, en las explicaciones y en los exámenes, introduciendo juegos para explicar contenidos, representaciones teatrales hechas por los estudiantes, etc también es un buen método. Así como promover en clase el libro del humor ilustrando los chistes que previamente se han ido contando.
Para favorecer el pensamiento optimista y resilente propone “aprender a desmitificar la gravedad de las confusiones o de los errores (algo que ha de empezar por dar ejemplo el propio profesor con su conducta); aumentar la confianza en nosotros mismos; gestionar adecuadamente las emociones (aprendiendo de los errores, animándonos a superar los límites y a intentarlo de nuevo cuando se fracasa; afrontando los contratiempos de forma más positiva o disfrutando de las cosas buenas que nos proporciona la vida), y ayudando a no ser catastrofistas enseñando a debatir ideas o creencias negativas.

La educación emocional, practicar mindfulness y desarrollar la autoestima, ¡claves en la educación positiva!

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El sentido del humor no es la única herramienta para lograr una educación positiva. Rafael Bisquerra, doctor en Ciencias de la Educación y psicólogo, habla de la importancia de enseñar a los niños a conocer y reconocer las variedad de emociones que podemos llegar sentir. Miedo, tristeza, ira, alegría, amargura, serenidad… “Dominar el vocabulario emocional –dice Bisquerra– señala el horizonte del conocimiento, ayuda a pasar de las creencias a las evidencias. En la medida en que dominemos el vocabulario emocional, nos conoceremos a nosotros mismos”.
Según el psicólogo, “ese viaje al interior puede ser el más emocionante y es cierto que ser felices va a suponer un esfuerzo, pero cuando el esfuerzo tiene sentido es la mayor fuente de felicidad que hay”.
Por su parte, Luis del Val, experto en meditación y mindfulness, señala las bondades de estas prácticas desde la infancia: ayudan a los niños a liberarse del estrés, a aumentar la concentración y la confianza en sí mismos, a enfrentarse a frustraciones y emociones difíciles, a mejorar la comunicación… ¿Acaso no están todos estos efectos íntimamente ligados a la felicidad y a una vida más plena y, por tanto, más positiva? Para el experto, el objetivo de aplicar el mindfulness también en el colegio es favorecer la creación de Escuelas Despiertas, lugares en los que la semilla de la consciencia, plantada de forma natural en los niños, pueda crecer y desarrollarse plenamente.
También básico en esta construcción de una educación positiva es ayudar a los niños a desarrollar una autoestima sana. En este sentido, la psicóloga clínica Olga Castanyer, habla de la importancia de los elogios y el amor incondicional; un amor que no tiene nada que ver con la sobreprotección, sino que está relacionado con el respeto y la aceptación: “La manera en tú valores, aceptes y cuides al niño, marcará la percepción de sí mismo”. Por eso, Castanyer enumera  frases que todo niño debe escuchar: “Eres muy especial”, “Lo hiciste muy bien”, “Cuentas conmigo”, “Estoy orgulloso de ti”, “Sabes que quiero lo mejor para ti”
Según la psicóloga, no se trata de hacer de los niños “reyes” que se crean por encima de los demás, eso no es autoestima. Los límites deben existir, las normas claras y realistas son necesarias, igual que mantenerlas sin caer en la rigidez, pero esto no está reñido con el amor incondicional: “Si reciben más críticas que alabanzas, se produce el desánimo, la baja autoestima. Los niños que reciben elogios y sonrisas se sienten queridos, crecen con confianza”.
Escrito por AulaPress, proyecto de Comunicación y Marketing Educativo. Podéis seguirles en Twitter, Pinterest y Facebook.
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