Quiere una mascota, ¿está preparado?
Nadie puede resistirse a la mirada tierna de un cachorro. Y los niños, mucho menos. Entre los tres y los cuatro años, los niños empiezan a tomar contacto con las mascotas de amigos o familiares.
Autor: Alicia de Pablo
No hay familia en la que, antes o después, no se escuche esta frase: '¡Quiero un perro!'. Sin embargo, a esta edad los niños no comprenden que detrás de esos ojillos zalameros está la enorme responsabilidad de hacerse cargo de un ser vivo.
Aún no son capaces de entender que tener un animal en casa es mucho más que jugar con él, es una responsabilidad para muchos años. Todavía no entienden lo que implica asumir una obligación tanto tiempo. Pero aunque a esta edad aún no puedan hacerse cargo por completo de una mascota, sí pueden colaborar en su cuidado.
Es una decisión de los padres
Este es el primer punto que hay que tener claro para evitar futuros problemas. Un niño pequeño puede encargarse de ayudarnos con el animal, de acompañarnos en su paseo o de ponerle comida cuando nosotros se lo indiquemos, pero nunca puede ser el responsable de una mascota.
A estas edades pueden responsabilizarse de algunas cosas. Por ejemplo, de incluir la alimentación del gato dentro de su rutina de la noche: me baño, ceno, le pongo la comida a Fluffy, me lavo los dientes y me voy a la cama.
Por otro lado, en nuestro país se cuentan por miles los animales abandonados en vacaciones. Y las personas que los han adquirido (y desechado cuando han dejado de hacerles gracia) son adultos, no niños. Es necesario que los padres reflexionen muy bien si ellos quieren una mascota, y si están dispuestos a asumir todo lo que conlleva -incluido el gasto o la limitación para viajar- antes de acoger una. Jamás se debe comprar un animal solo por darle un capricho a un niño.
En el caso de los niños muy pequeños, es buena idea empezar por una mascota pequeña y que requiera poco mantenimiento para irles educando en el respeto a los animales y sus cuidados. Por ejemplo, unos peces. Se trata de que los peques vayan comprendiendo que tener un animal supone una serie de rutinas inexcusables y de que poco a poco, en función de su edad, se vayan implicando en ellas.
Acoger, mejor que comprar
Si los padres desean una mascota grande (gato o perro), una buena opción es visitar un refugio de animales. Así, toda la familia tomará conciencia del problema del abandono y de la responsabilidad que van a asumir. El personal de estos centros conoce bien las necesidades de los animales y puede orientarnos.
Acoger un animal de un refugio es una enseñanza muy valiosa: los niños aprenden que pueden ahorrar dinero porque hay muchos gatos sin hogar de todas las edades y colores.
Además, se dan cuenta de que a la hora de elegir un compañero, poco importa lo bonito o feo que sea, ya que lo fundamental es que entre el animal y nuestra familia haya una buena sintonía.
El perro, el favorito de los niños
- También es el que más esfuerzo exige porque, aunque sea de raza muy pequeña, necesita salir de casa varias veces al día.
- El gasto que conlleva es mayor que el de otros animales, así como el trastorno que ocasiona durante las vacaciones. No es difícil encontrar un vecino que le ponga alpiste a un pájaro mientras viajamos, pero no podemos dejar a un perro durante mucho tiempo.
- Para elegir la raza, hay que tener en cuenta que cada una tiene un carácter y unos problemas de salud característicos. Por ello, lo ideal es consultar con un veterinario que nos informe de cuál es el perro que más nos conviene.
Cuánto nos cuesta
- Mantener un perro pequeño cuesta en torno a unos 50 euros al mes, y uno grande unos 100 euros.
- Un gato, entre 35 y 45 euros, un conejo, unos 15 euros, un hurón alrededor de 25 euros, y una chinchilla 15 euros.
- Los pájaros, las tortugas, los hámsteres o los peces tienen un gasto mínimo.
Aspectos positivos
- El perro es el animal más sociable, pero el gato exige menos dedicación: no necesita pasear y es más independiente.
- Los pájaros son alegres y requieren cuidados mínimos.
- Los conejos son de fácil manejo y se adaptan a pequeños espacios.
- Las tortugas no requieren grandes cuidados, como los hámsteres, que tampoco necesitan mucho espacio.
- Los peces son vistosos, coloridos y silenciosos.
- Los hurones son muy activos y curiosos y pueden sacarse de paseo.
- Las chinchillas, por su parte, son muy sociables.
Aspectos negativos
Asesores: Luis Ponte y Ángeles Pita, veterinarios de la Clínica Rosalía de Castro (Santiago).