Si tu hijo ama el deporte es probable que sea más listo
Un estudio confirma la relación directa entre la materia gris del cerebro, el rendimiento académico y una mejor condición física.
Mens sāna in corpore sānō es una locución latina que, aunque en su origen se basaba en la necesidad de orar para tener una mente y cuerpo equilibrados, se traduce actualmente como ‘Mente sana en un cuerpo sano’ y eso es precisamente lo que los investigadores de la Universidad de Granada (UGR) acaban de corroborar en un reciente estudio.
Por vez primera se ha demostrado que la condición física de los niños puede influir en la estructura cerebral, lo que a su vez podría determinar su rendimiento académico. En concreto se ha demostrado que un mejor nivel en las capacidades aeróbicas y habilidades motoras de los niños se asocia con un mayor volumen de materia gris en numerosas áreas corticales y subcorticales del cerebro.
En particular la capacidad aeróbica se asoció con un mayor volumen de materia gris en regiones frontales, como la corteza premotora y motora suplementaria, en las subcorticales conocidas como hipocampo y caudado, regiones temporales, como giro temporal inferior y giro parahipocampal, y la corteza calcarina. Todas esas regiones cerebrales son de vital importancia en la infancia ya que son fundamentales para el aprendizaje, la función ejecutiva y los procesos motores y visuales.

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El estudio se ha realizado con una muestra de más de 100 niños con sobrepeso y obesidad, en el contexto del proyecto ActiveBrains, liderado por Francisco B. Ortega en los institutos y centros de investigación IMUDS Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (IMUDs) y CIMCYC (Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento) de la Universidad de Granada.
“Nuestro trabajo pretende responder a preguntas como si el cerebro de niños con una mejor forma física es diferente al cerebro de niños con peor forma física, o si esto influye, a su vez, en el rendimiento académico de los niños”, explica Ortega.
"La respuesta es breve y contundente: sí, el nivel de condición física de los niños está directamente relacionado con importantes diferencias estructurales en el cerebro, y tales diferencias se ven reflejadas en el rendimiento académico de los niños”.
Del mismo modo se asoció la habilidad motora con un mayor volumen de materia gris en dos de las regiones claves para el procesamiento del lenguaje y la lectura: el giro frontal inferior y el giro temporal superior. Por el contrario, la fuerza muscular no mostró ninguna asociación independiente con el volumen de materia gris en ningún área del cerebro.
Irene Esteban-Cornejo, investigadora postdoctoral de la Universidad de Granada, destaca que el volumen de materia gris en todas las regiones mencionadas, sobre todo en las corticales y subcorticales influenciadas por la condición física, determina a su vez un mejor rendimiento académico de los niños.
Por todo esto, y como la condición física es un factor modificable mediante el ejercicio de deporte, estimular el desarrollo cerebral y el desempeño académico sería posible mediante el desarrollo de actividades que mejoraran la capacidad aeróbica y la habilidad motora de los niños.
Este descubrimiento supone una importante contribución al conocimiento del cuerpo humano y, los propios investigadores, ponen la atención en los encargados de determinar las leyes educativas para que, sin dejar de lado las materias instrumentales, se empiece a coger conciencia y a potenciar las clases de Educación Física.
“El colegio es el único ente que concentra a todos los niños de manera obligatoria durante un periodo mínimo de 10 años, por lo tanto es el contexto ideal para que se lleven a cabo tales recomendaciones”, apuntan los autores que, además, afirman quedar a disposición de las instituciones educativas y de salud pública para debatir este tema y poner medidas al respecto.
Beneficios del deporte en la infancia
Dejando de lado los importantes descubrimientos de esta investigación, el realizar ejercicio durante la infancia tiene muchos otros beneficios como por ejemplo los relacionados con la sociabilización del niño en los deportes de grupo como baloncesto, fútbol, balonmano…
Cuando los niños juegan en equipo aprenden a comprender a otros, a trabajar codo con codo con el compañero y a asumir las victorias como algo compartido, del mismo modo pasa con los partidos perdidos. Potenciamos, mediante el deporte, valores de gran importancia durante estos años y en su vida adulta.
El deporte también los anima a superarse cada vez más, a ponerse a prueba y a lidiar con la frustración cuando los avances no van al ritmo que ellos desearían o cuando, pese a haberse preparado, no consiguen el resultado querido.
Para los niños especialmente activos o nerviosos el ejercicio físico es una forma sana de desfogarse. La natación, las artes marciales o el tenis son tres deportes que ayudarán especialmente a estos pequeños.
Otro beneficio derivado de la práctica habitual de deporte es la creación de hábitos saludables durante la infancia que tendrán impacto y repercusión en su vida adulta. Lo que asumimos con normalidad desde pequeños, marca parte del camino y de las rutinas que ejerceremos de mayores.
Así que, a la vista de todos estos beneficios, no dejemos de animar a los niños a abandonar el sedentarismo de las pantallas y videojuegos y recuperemos las extraescolares y actividades de hace unas décadas.