El interés de los niños por la naturaleza disminuye en la adolescencia
Pasar el día en la naturaleza puede llegar a proporcionarnos muchísimos beneficios, desde una mayor tranquilidad a una reducción considerable del estrés y la ansiedad que sufrimos en nuestro día a día. Sin embargo, un estudio señala que el interés de los niños por la naturaleza tiende a disminuir poco a poco a medida que se vuelven adolescentes.
Son muchos los beneficios que nos puede ofrecer disfrutar de un agradable día de campo. Por ejemplo, ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, gracias a que el aire fresco nos permite aclarar nuestras mentes. Algo demostrado ya por distintos estudios, que han encontrado un vínculo entre el tiempo que pasamos en la naturaleza y la reducción del estrés.
De hecho, basta con pasar unos pocos minutos en espacios verdes para que influya en los niveles de cortisol, que es una hormona ligada al estrés.
También nos permite recargar nuestras baterías, por lo que aumentar nuestra energía no requiere de tanto trabajo. Basta con caminar por el bosque o al aire libre, realizando senderismo o simplemente dando un paseo.
Y, en los niños, sus beneficios son aún mayores, ya que el tiempo que pasan en la naturaleza es tiempo de calidad, les ayuda a aprender a desarrollar la confianza en sí mismos, y les proporciona un mejor bienestar físico, cognitivo y emocional.
Por tanto, es recomendable intentar pasar el mayor tiempo posible con nuestros hijos rodeados de la naturaleza. Y no es necesario complicarnos demasiado. Basta con organizar un día agradable de campo con la familia, o un paseo por la naturaleza.
Sin embargo, un estudio publicado recientemente señala que el interés de los más pequeños por la naturaleza tiende a disminuir a medida que se vuelven adolescentes. Así, parece que el comienzo de la pubertad, junto con la tecnología y otras actividades, pueden acabar contribuyendo a la disminución de este interés.
¿Qué dice el estudio?
El estudio ha sido publicado recientemente en PLOS One. Y en él sus autores señalan que, cuando los niños se vuelven adolescentes, su interés por la naturaleza tiende a disminuir poco a poco.
Concretamente, investigadores de la Universidad de Tecnología de Swinburne y de la Universidad de Sídney, reclutaron a un total de 1.269 estudiantes, con edades comprendidas entre los 8 a los 14 años de edad, que provenían de 16 escuelas ubicadas en Sídney, Australia.

Adolescentes y naturaleza
Los participantes respondieron a una encuesta en línea durante un periodo de cuatro semanas, concretamente durante el mes de marzo de 2017. Así, los investigadores obtuvieron respuestas de 1.037 jóvenes, que respondieron al menos el 90 por ciento de las preguntas.
Dichas preguntas fueron diseñadas con la finalidad de ayudar a los investigadores a medir el interés que los niños tenían en esos momentos por la naturaleza, discerniendo el alcance de los niños con la naturaleza, incluso si tenían responsabilidad hacia el planeta, un sentido de unidad con la naturaleza y compasión hacia los animales.
Y los investigadores también preguntó a los niños si donaban dinero a organizaciones benéficas, o si se ofrecían como voluntarios para aquellas actividades que ayudan a preservar y proteger la naturaleza.
Los hallazgos señalarían que, entre los niños de 8 a 11 años de edad, uno de cada dos se sentía fuertemente conectado con la naturaleza. Sin embargo, en el grupo de mayor edad, únicamente uno de cada cinco adolescentes sentía esa misma conexión.
Además de las diferencias de edad entre los niños apasionados por la naturaleza, y los que no, el género —como señalan los autores— fue un factor digno de mención. Uno de cada cinco niños expresó sentirse conectados con la naturaleza, mientras que una de cada tres niñas afirmó tener un fuerte apego.
Eso sí, los propios investigadores señalan en el estudio que, muy posiblemente, la disminución del interés por la naturaleza podría no ser a largo plazo, y que no afectaría por igual a todos los adolescentes.
En cualquier caso, los resultados de la encuesta llaman la atención, especialmente si tenemos en cuenta cuál es el impacto de la naturaleza en la salud mental. Por ejemplo, un estudio publicado en Proceedings of National Sciences of the United States of America, proporcionó una correlación entre la naturaleza y la salud mental positiva.
Concretamente, estos hallazgos indican que pasar tiempo en el campo, en bosques o parques, especialmente cuando somos niños, ayudaría a reducir el riesgo de desarrollar una serie de trastornos de salud mental en la adolescencia y durante la edad adulta.