Prohíben los ‘smartwatches’ para niños en Alemania: ¿medida exagerada o totalmente necesaria?
Las autoridades alemanas tratan de evitar que se escuchen conversaciones ajenas de forma remota y recomienda su destrucción.
Las prohibiciones a los niños (prohibido jugar al fútbol en el colegio, prohibido tener "mejores amigos" en el colegio para evitar herir los sentimientos de los demás compañeros...) no deberían llegar desde los gobiernos, cada familia y cada padre debería tener la libertad de elección pero cuando se trata de seguridad nacional y de la defensa de la intimidad de la infancia parece que todo está justificado.
Los relojes inteligentes son uno de los objetos más deseados por los niños, pero la Agencia Federal de la Red considera que no son del todo seguros para los más pequeños. Justo antes de Navidad han prohibido la venta de smartwatches para niños de entre 5 y 12 años que incorporen una función que permita el "espionaje". Una medida que llega para tratar de evitar que se escuchen conversaciones ajenas de forma remota. Según se explica en el comunicado, casi todos incluyen una tarjeta SIM, con las llamadas restringidas de serie, pero que pueden ser controladas por una app.
No todo el mundo siente el mismo éxtasis con este tipo de productos llenos de color, con grandes pantallas y decorados con los dibujos animados favoritos de nuestros hijos. Estos smartwatches ponen en duda su seguridad y su privacidad. Tras la decisión, también se recomienda a las familias que tengan estos relojes en casa deshacerse de ellos con la mayor brevedad posible para evitar riesgos.
Y no solo han sido en Alemania, hace unos meses el Consejo Noruego del Consumidor publicó un informe sobre los relojes inteligentes para niños, lo que generó inquietudes acerca de los fallos de seguridad y las preocupaciones sobre su privacidad, entre otros. En 2016, grupos de consumidores en Estados Unidos denunciaron dos productos que contenían micrófonos y enviaban las conversaciones grabadas “a agencias de mercadotecnia y publicidad”. Este era el caso de My Friend Cayla, también tuvo muchas críticas en Alemania.
Espionaje nacional y de padres a hijos
"Creemos que los padres los usan para espiar a sus hijos, a través de una aplicación y el micrófono que incluyen”, se lee en un comunicado a lemán. Y estos relojes "no pueden ni deben ser usados como dispositivos autorizados para este tipo de transmisión, que es ajena al dueño del reloj", explica Jochen Homann, presidente de la agencia en el texto. "Nuestra investigación sobre estos productos descubrió, por ejemplo, que los padres los estaban usando para escuchar a los maestros mientras daban clase a sus hijos", añade el experto. La oferta de estos relojes es muy amplia en el mercado europeo, y muchos de ellos, incluyen una función que se pone en tela de juicio y es que permite escuchar de forma remota las conversaciones del dueño y su entorno.
El Gobierno alemán los ha prohibido –incluso ha pedido a los padres que los destruyan– porque se ha descubierto que se puede activar remotamente el micrófono con el que van provistos. Hay que recordar que en Alemania están permitidos los teléfonos que pueden hacer llamadas –como el Apple Watch–, pero es ilegal grabar conversaciones privadas sin consentimiento.
Estos dispositivos suelen incorporar GPS para poder localizar al niño en caso de pérdida en sitios concurridos. También permite grabar números de teléfono en su memoria para hacer llamadas, y algunos permiten grabar el sonido ambiente para que los padres puedan controlar el entorno donde se encuentra el niño.
La Agencia Federal de la Red ha aconsejado en particular a las escuelas que presten mucha más atención a los relojes de sus alumnos. Sobre todo a aquellos que incorporan esta función de supervisión. “De acuerdo con nuestras investigaciones, los padres usaban los relojes, por ejemplo, para escuchar a los maestros durante las clases”, ha dicho el presidente de la Agencia Federal de la Red, Jochen Homann, en un comunicado oficial.
Esta no es la primera vez que la Agencia Federal de la Red le dice a los ciudadanos alemanes que destruyan un dispositivo. En febrero ya prohibió la venta de la muñeca Cayla, a la que etiquetó como un “dispositivo de espionaje”, y que también era capaz de revelar información personal. Aparentemente, las muñecas fueron equipadas con tecnología de transmisión de radio que podría permitir que los niños fueran espiados. Al parecer, la muñeca iba equipada con un dispositivo bluetooth que le permitía “escuchar” y “hablar” con los niños.