Fomenta la autoestima en tus hijos
La mayoría de nuestros miedos, tristezas, frustraciones, fracasos, carencias... en la edad adulta provienen de creencias que tenemos profundamente grabadas y que adquirimos en la infancia.
En lugar de decirle a tu hijo lo que no quieres que haga o diga, dile lo que sí quieres. Hagamos un experimento: Ahora lee estas líneas atentamente y no pienses en un par de zapatos, no se te ocurra pensar en zapatos, ni siquiera te imagines zapatos. ¿Verdad que lo único que ves son los tan negados zapatos?
Pues lo mismo les ocurre a los niños, cuando les dices que no hagan algo: “…no quiero ver tu habitación desordenada” en realidad visualizan lo que no tienen que hacer. Estás reforzando, sin darte cuenta, precisamente lo que no quieres que haga. ¿Qué tal si le dijeras:”Me encanta ver tu habitación cuando está ordenada y alegre.”?
Esto es especialmente importante en situaciones en las que los niños están adquiriendo una nueva habilidad y responsabilidad.
Otros ejemplos: en lugar de decirle: "no se pega" le puedes decir:"trata a tus amiguitos con cariño", en lugar de decirle "no pintes en la pared", puedes decirle "aquí tienes un montón de papeles para pintar en ellos todo lo que tú quieras"...
2.- Ojo con el exceso de halagos.
En esta sociedad hoy, nos enseñan que para fomentar la autoestima de nuestros hijos, hemos de alabarles constantemente y aplaudir todos sus logros. ¡Nada más lejos de la realidad!
Cuando un niño pequeño hace un dibujo o consigue cualquier logro, solemos escuchar cosas como ¡qué bien! ¡muy bien!...
Los niños, naturalmente tienden a hacer las cosas porque les gusta descubrirlas y hacerlas por sí mismos. Pero, cuando los adultos que les rodean alaban sus logros en exceso, empiezan a asociar el hecho de hacer una cosa, con hacerla para que le guste a mamá (o a papá o a la profe o a la abuela).
De este modo los niños van perdiendo la motivación interna y comienzan a sentir la presión de hacer las cosas para gustarles a los padres, el miedo a no hacerlo bien, y la necesidad de seducir para ser queridos crece de forma incontrolada.
Este es el principal origen del fracaso escolar, desmotivación, aburrimiento...
3.- Fomenta que tu hijo coopere en casa
Si desde que son pequeñitos les permitimos cooperar en las labores de la casa, los niños se sentirán responsables e importantes, se valorarán y sentirán valorados.
Un buen comienzo es que recojan sus juguetes siempre que los saquen de su sitio. Pueden ayudar desde muy pequeños a poner la mesa, etc.
Pero ojo, no esperes de un niño de tres años que ponga la mesa solo ni autorices a uno de cinco que deje sus juguetes por el medio.
4.- Evita las etiquetas
Para fomentar una autoestima sana en los más pequeños es fundamental evitar las etiquetas, tanto positivas como negativas.
¿Por qué hemos de evitar las etiquetas positivas? Si le decimos a un niño: "eres bueno" le estamos diciendo que también puede ser malo. Mientras que si le decimos:”te comportas bien y a mí me encanta,” no estamos alterando para nada su propio concepto.
Cuando decimos cosas como: eres: bueno, malo, inteligente, vago, listo, perezoso, rápido, risueño, triste.... a un niño que está construyendo su auto-concepto, es como darle las piezas del puzle con el que se irá identificando y que marcará definitivamente su autoestima.
Háblale de sus comportamientos, no de lo que es.Permite que él mismo cree su propio auto-concepto (base de la autoestima) basado en su experiencia y no en absurdas y limitadoras etiquetas subjetivas.
5.- Permíteles disfrutar de tiempo para estar solos. ¡Ojo con las actividades extraescolares!
Los niños necesitan tiempo para estar solos, (no aislados). Tiempo para experimentar la vida por sí mismos, para descubrirse, descubrir sus talentos, gustos y habilidades propios.
6.- Haz que tu hijo se sienta seguro.
Los niños, para desarrollarse necesitan un ambiente en el que se sientan seguros. ¿Y cómo se consigue eso? Con límites claros y consistentes.
Nuestra labor como padres es la de delimitar reglas claras de conducta, límites, que ayudarán a los niños a guiarse por la vida, a dirigirse por la misma sin dificultad cuando se encuentren con todas las que nos impone nuestra sociedad y que ya conocemos nosotros.
7.- Permítele descubrirse a sí mismo.
A menudo tenemos expectativas inconscientes tan fuertemente grabadas sobre cómo esperamos que sean y se comporten nuestros hijos que, en muchas ocasiones, chocan totalmente con la realidad.
Fomenta que tu hijo descubra qué es lo que a él le gusta realmente. Plantéale opciones: facilítale que toque algún instrumento de música, o que participe en clases de teatro baile o de pintura o de cualquier otra cosa que le atraiga... por muy diferentes a tus gustos que sus elecciones puedan ser.
8.- No "rescates" a tu hijo de la realidad
Tus hijos van a tener que aprender a recuperarse de pérdidas y fracasos, a enfrentarse con frustraciones de todo tipo. Y cuanto antes descubran como salir de ahí por sí mismos, mejor. Siempre es mejor enfrentarse a la perdida y aprender a manejarla cuando, por ejemplo, a los tres años tu amiguito ya no quiere jugar contigo, que a los veinte, cuando tu pareja te deja.
Si tratas de protegerle de esta realidad, lo único que conseguirás es que se vuelva una persona dependiente e hipersensible.
¡Respeta a tu hijo y permítele que viva su vida! Su propio conflicto solo le está pidiendo, como a todos nosotros, que aprenda, que se atreva a resolverlo. Anímale a seguir adelante, sin darle tú mismo al problema más importancia de la que tiene. Confía en tus hijos, ya que los quieres.
9.- Y cómo no, sé un ejemplo tú mismo.
Muestra tu propia autoestima. El ejemplo es a menudo más valioso que los discursos, el enfado o los propósitos sentenciosos. ¡Ellos te lo agradecerán a su manera y juntos evitareis muchos conflictos cuando lleguen a la adolescencia!
Anne Astilleros es coach, escritora y conferenciante internacional.