El amor es más química que física
La actividad cerebral de los enamorados es similar a la que produce la adicción a la cocaína. Este es uno de los descubrimientos de la antropóloga Helen Fisher, que expuso sus investigaciones sobre el amor en “El Ser Creativo, I Congreso de Mentes Brillantes” celebrado en Málaga.
La norteamericana Helen Fisher, antropóloga y profesora, ha dedicado su vida a explicar el sentimiento amoroso. Autora de libros como “Por qué amamos” o "El primer sexo", estuvo en España para hablar sobre el amor en “El Ser Creativo. I Congreso de Mentes Brillantes”, celebrado en Málaga del 21 al 23 de octubre.
El amor engancha
Helen Fisher ha realizado durante años escáneres cerebrales a miles de personas, y en ellos ha visto que el “ amor romántico” muestra una actividad especial en el cerebro, parecida a la que producen adicciones como la de la cocaína: “La persona se encuentra altamente motivada, cada vez necesita ver al otro más, y más, y más, tiene el patrón de una adicción”.
Y no se debe al sexo, afirmó: “El amor es un sistema muy poderoso, hay mucha gente sufriendo de amor romántico”.
Cupido son las hormonas
En un experimento con ocho millones de personas en un portal de contactos de Internet (Match), Fisher, que es una eminencia en su país, está buscando la respuesta a por qué nos enamoramos de una persona y no de otra.
De momento ha establecido cuatro estilos de personas asociadas al circuito hormonal que predomina en ellas (dopamina, serotonina, testosterona, estrógeno-oxitocina).
Los dos primeros grupos, a los que llamó “exploradores” y “constructores”, por su forma de moverse en la vida, suelen buscar gente como ellos. Los otros dos tipos, “directores” y “negociadores”, suelen buscar a gente distinta a ellos, afirmó en Málaga.
¿Puede durar el amor?
Parece que sí. Por el escáner de Helen Fisher pasaron también personas que, tras 20 años de matrimonio, decían seguir enamoradas y encontró la misma actividad en la misma zona del cerebro que los del grupo del amor romántico. Con una diferencia: “Cuando te acabas de enamorar, además sientes mucha ansiedad; a largo plazo, no”, afirmó.