Ser Padres

Problemas visuales infantiles más comunes y cómo tratarlos

Proteger y cuidar la vista es muy importante desde la infancia y de ello depende, en buena parte, evitar ciertos problemas de visión cuando somos adultos. Repasamos, de la mano de los expertos, los problemas visuales más frecuentes en los niños y cómo tratarlos. ¡Tratar los problemas de vista es fundamental!

La visión es el sentido dominante en el ser humano por lo que es muy importante que su funcionamiento sea óptimo a lo largo de la vida y sobre todo en la infancia. Su importancia no le resta fragilidad, ya que es el sentido menos desarrollado al nacer por lo que está expuesto a que pueda tener un mal desarrollo. Así lo explica Gloria Hermida, optometrista comportamental en el Centro de Optometría San Francisco: “Es fundamental que tengamos consciencia de que todo está en orden en el sistema visual infantil para asegurarnos que un problema visual no tenga un impacto negativo en las actividades cotidianas del día a día”.

Podemos categorizar los problemas visuales en tres grandes áreas: los problemas refractivos, los problemas de coordinación binocular y la patología ocular.

Los problemas refractivos son aquellos que hacen que no veamos bien y que podemos compensar con gafas o lentes de contacto. Son la miopía, la  hipermetropía y el astigmatismo. Es importante detectarlos a tiempo ya que con la compensación óptica necesaria el niño verá bien.

Estrabismo y ambliopía (ojo vago)

Los problemas de coordinación binocular se refieren a que los dos ojos no saben “trabajar juntos”. Por norma general, cada uno de los ojos recibe una imagen diferente que nuestro cerebro combina formando una imagen única, nítida y tridimensional. Cuanto este proceso no se completa de esta manera es cuando hablamos de que un niño tiene un problema binocular. Los problemas binoculares más frecuentes son la ambliopía (coloquialmente llamada ojo vago), el estrabismo y la insuficiencia de convergencia.

El mal denominado ojo vago, (ya que el ojo no es nada vago), ocurre cuando uno de los dos ojos no ha desarrollado bien sus habilidades visuales y no las puede usar cuando el otro ojo, el que funciona correctamente, está abierto. Una de las habilidades visuales que fallan en estos casos es la agudeza visual, el ojo amblíope o vago, no puede ver bien aun cuando lleve las gafas puestas. Esta habilidad es la más llamativa, pero no la única que falla, por ejemplo la estereopsis o visión tridimensional está también afectada al igual que el enfoque entre otros. El ojo vago y todas sus habilidades visuales, si no hay una enfermedad ocular subyacente, se puede rehabilitar con terapia visual binocular combinada con la compensación óptica. Un optometrista puede detectar y rehabilitar este tipo de problema visual.

El estrabismo es otra descoordinación visual, que hace que los dos ojos no “apunten” al mismo lugar. El primer signo que observamos es un signo estético, uno de los dos ojos está torcido. Sin embargo hay otras alteraciones a tener en cuenta cuando se tiene estrabismo, como por ejemplo que el niño no ve en tres dimensiones, y que puede tener también ojo vago. Para rehabilitar un estrabismo y conseguir que el niño tenga los ojos lo más derechos posible y, además, tenga visión en tres dimensiones necesitaremos rehabilitación visual combinada en ocasiones con cirugía y con la compensación óptica en gafas o lentillas que el niño necesite. En la parte de terapia visual el optometrista podrá mejorar el estrabismo y las habilidades visuales de ambos ojos y el médico estrabólogo podrá hacer la cirugía si esta fuera necesaria.
La insuficiencia de convergencia es el problema de coordinación binocular más común en la infancia. Consiste en que los ojos no pueden mantener la coordinación cuando miran a un objeto que está cerca. En muchas ocasiones verán doble y tendrán síntomas como ojos rojos, dolor de cabeza o lagrimeo entre otros. Esta disfunción no es una enfermedad, sino un desajuste que puede entrenarse y eliminarse definitivamente gracias a un programa de terapia visual realizado por un optometrista especializado en este área.

Por último no nos podemos olvidar de la patología o enfermedad ocular, que siempre es necesario detectar a tiempo. Esta labor de detección y tratamiento posterior es función del médico oftalmólogo. Las patologías oculares que podemos encontrar con más frecuencia en los niños son cataratas congénitas, retinopatía del prematuro, obstrucción del lagrimal…

En cualquiera de estos casos la pronta detección por parte del optometrista o el oftalmólogo, según sea una disfunción visual o una patología ocular respectivamente, es clave en la recuperación, por eso es tan importante prestar especial atención a cualquier problema visual que se detecte.
Artículo ofrecido por Gloria Hermida, optometrista comportamental en el Centro de Optometría San Francisco
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