Dídac, el niño que ha convertido en cuento su lucha contra el cáncer
Cuando tenía tres años, a Dídac le detectaron leucemia. Ahora tiene doce y lejos de rendirse, ha plasmado en un cuento todos los sueños, pensamientos y sentimientos que llevan acompañándole desde aquél día. ¿Quieres conocer su historia?
Cuando pensamos en la infancia a todos se nos vienen solo momentos bonitos a la cabeza. Además, se apoderan de nosotros dos grandes sentimientos: la nostalgia y la felicidad. Seguro que muchos recordamos cómo corríamos, jugábamos y aprendíamos en la calle sin mayor preocupación. Pero, a menudo, nos olvidamos de pensar que no para todos los niños la infancia ha sido fácil. Es el caso de Dídac, un niño de doce años y que con solo tres vio cómo la leucemia se apoderó de su vida. Ahora lleva ocho años luchando contra ella y lejos de mostrarse rendido y triste, es el mayor ejemplo de superación y fortaleza.
Dídac cree que su vida nunca ha sido oscura, aunque ha pasado parte de ella en la habitación de un hospital. “Todos los instantes tristes me han enseñado a valorar las cosas de verdad”, afirma. Y es que, ahora ha decidido sacar a la luz su historia y contar cómo saca el lado positivo a todo lo que le ha tocado vivir antes de tiempo. Lo ha hecho en forma de libro ya que, según su mamá Mireia, escribir es una de las principales terapias que le ayudan a pasar como puede los ingresos en el hospital.
Pero, comencemos por el principio: en junio de 2011, cuando tenía tres años, la madre de Dídac le llevó al médico y, aunque podría haber pasado como una consulta rutinaria más, el doctor dio el peor diagnóstico posible: leucemia. Tres años después de aquello el pequeño se sometió a su primer trasplante de médula ósea, que no salió del todo bien.
Un rechazó obligó al equipo médico y la familia a aceptar que el niño participase en un ensayo clínico en el que se tenían puestas muchas esperanzas, pero que tampoco solucionó la enfermedad del pequeño.
Así, se acaba de someter a un segundo trasplante y se encuentra en fase de recuperación. De acuerdo a las palabras de su madre, “está empezando a normalizar su vida, pero con cuidados”. Cuenta que, por ejemplo, ha empezado a asistir algunas horas al colegio, ya que hasta ahora recibió maestros domiciliarios y asistía a clases en el hospital.
Cuatro cumpleaños y dos apoyos

Didac
Sin embargo, lejos de tirar la toalla, siempre se ha mostrado firme y con ganas de luchar para salir adelante. De hecho, para él, en los 365 días del año celebra cuatro cumpleaños: “aunque nací en diciembre de 2007, la vida, pese a todo, me ha regalado tres cumpleaños más”.
“Es cierto que cuando recibía una mala noticia, se enfadaba y se planteaba por qué otra vez, pero era capaz de sobreponerse y seguir luchando”, afirma su madre, uno de los principales apoyos de Dídac, junto a sus hermanos con los que le encanta pasar tiempo y los cuales le mantienen conectado con el exterior. Para él, su familia es el escudo en el que se esconde para que la enfermedad no le afecte tanto. “Mi familia ha hecho que la vida sea maravillosa y me han dado fuerza para afrontarla y disfrutar de los momentos que compartimos juntos”, afirma el protagonista de la historia. A pesar de su corta edad, el niño tuvo que hacer frente demasiado pronto a la pérdida de un amigo: Albert. Ahora le acompaña en forma de peluche, un perrito que le regaló la familia de su amigo y que para él se ha convertido en el otro gran apoyo. “Su imagen se desvanece con el paso del tiempo, pero su recuerdo y los momentos que compartimos, siempre formarán parte de mí”, afirma.
La vida escribiendo
Sin embargo, los físicos no son los únicos pilares en los que se apoya: “mi pasión es escribir y dibujar.” Y para muestra, un botón. Después de que una amiga de su mamá le animase a ello, Dídac decidió plasmar en el papel todos los sentimientos a los que se ha tenido que enfrentar desde que le diagnosticaron su enfermedad. ¿El resultado? El cuento ‘Una vida fantástica’ escrito íntegramente por él. “El primer objetivo no era escribir un libro, el objetivo era aprovechar las largas horas de ingreso y canalizar todo lo que pensaba y sentía”, comenta su madre. Sin embargo, el resultado es un manual de ayuda para todos los niños que estén pasando por la misma situación (y para que todos aprendamos a ver el lado positivo de la vida).
Además, Dídac pensó en todo: desde el momento en el que la idea comenzó a tornarse a real, decidió que los beneficios que ganase con su venta los donaría a la investigación del cáncer infantil en el Hospital Sant Juan de Dios, en Barcelona, y para ayudar a otros enfermos y sus familias a través de la Fundación Enriqueta Villavecchia.
Entre idas y venidas, Dídac tiene una cosa clara: “si en tu vida mantienes la esperanza, disfrutarás de una vida fantástica”.

La vida fantástica