
Alimentación y personalidad
Dime cómo desayunas y te diré cómo eres
El desayuno es una de las comidas más importantes del día y, como somos lo que comemos, podemos decir que nuestra rutina alimenticia define nuestro carácter.

Según la psicóloga de Grupo NC Salud, Marta Aroca, nuestra personalidad puede identificarse según lo que desayunamos, sigue leyendo y te explicamos por qué...

Comer rápido caracteriza a las personas impulsivas, optimistas, amantes de la vida y la diversión y que, por lo general, mientras desayunan hacen otro montón de cosas.
Si, por el contrario, comes despacio, se puede decir de ti que disfrutas de cada momento de la vida y que, por tanto, te deleitas con la experiencia de comer, en la que pones todos tus sentidos.
¿Lo ideal? Dedicar al desayuno entre 15 y 30 minutos, para tener conciencia de su importancia, esforzarnos en hacerlo bien y experimentar con aquello que estamos comiendo.

El sabor dulce está relacionado con el afecto, de ahí que los que eligen este tipo de alimentos son personas principalmente cariñosas, mientras que los que se deciden por desayunar salado son personas que necesitan huir de la monotonía y realizar distintas actividades.
¿Lo ideal? Un desayuno equilibrado debe incluir alimentos de ambos grupos. La bollería industrial no es una elección saludable pero alimentos como la fruta, el yogur, la leche y las bebidas vegetales sí que lo son. Los cereales son buena opción siempre que no lleven azúcares ni grasas añadidas. En cuanto a los alimentos salados, el pan de semillas, el tomate natural, el queso fresco y el fiambre son opciones muy saludables.

Si prefieres desayunar solo significa que eres una persona reflexiva que necesita tiempo para ti mismo, de modo que sueles pensar mientras comes. Por el contrario, si te gusta desayunar acompañado eres una persona dinámica y extrovertida, puede que te suelas aburrir cuando estás solo, por lo que buscas compañía en acciones cotidianas de tu vida como puede ser desayunar.
¿Lo ideal? La nutrición y por tanto, la salud, tienen un componente psico-social fundamental. La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social. Este hecho, sumado a nuestra cultura mediterránea en la que la comida es el eje de las reuniones sociales y familiares, hace que comer en compañía sea mucho más saludable que comer solo.

Comer mucha o poca cantidad en el desayuno es, a menudo, un acto en el que imitamos lo que nos han acostumbrado en nuestra vida que se basa, a su vez, en el estilo de ser de la persona. De manera general, si comemos rápido tendemos a comer más cantidad que si comemos lento, ya que, cuando comemos despacio, damos tiempo a nuestro cerebro a que se dé cuenta de que estamos llenos, por lo que sentiremos sensación de saciedad mucho antes.
¿Lo ideal? A nivel nutricional lo importante es hacer una ingesta considerable de energía y nutrientes durante las primeras horas del día. Es importante que antes de salir desayunemos algo, pero no es obligatorio tomarse todo antes de salir de casa: podemos llevarnos parte del desayuno al trabajo o para el camino al cole o la escuela. Además, las personas que comen suficiente durante la mañana llegan al final del día mucho más saciados, menos agotados y, según las estadísticas, reflejan menos índices de sobrepeso y obesidad.

Las personas que optan por la variedad a la hora de elegir el desayuno se caracterizan por ser gente inteligente y profunda que se toma las cosas con seriedad. Con frecuencia se aburren y necesitan energía, por lo que huyen de la rutina. Por el contrario, las costumbres constantes se asocian a personas más metódicas que necesitan ahorrar tiempo, por ello, planifican su desayuno como un hábito.
¿Lo ideal? Uno de los pilares básicos de la alimentación saludable es la variedad. Cuantos más alimentos distintos consumamos, más variedad de nutrientes estaremos ingiriendo y reduciremos, por tanto, el riesgo de carencias nutricionales. Es decir, comer variado es sinónimo de estar bien alimentado. En el caso del desayuno, no es necesario realizar uno distinto cada día, pero sí podemos proponernos una propuesta nueva, por ejemplo, una vez en semana.