
Psicología
4 pasos para ser una madre imperfecta
Claves para sobrellevar la presión del día a día y superar la angustia de “no llegar a todo”.

El bebé que te hace pasar las noches despierta, el trabajo, tu pareja… muchas mujeres se sienten desbordadas tras el nacimiento de un hijo, y el sentimiento de culpa por no ser capaces de llegar a todo les bloquea y les causa mucha ansiedad. Andrea Zambrano, colaboradora de smartsalus.com y especialista en coaching para padres, nos da las claves para gestionar nuestras emociones, aprender de ellas y rebajar nuestro nivel de exigencia. Relájate y respira: ¡no hace falta ser una madre perfecta!

“Tener un bebé te ayudará a conocer tus propios límites: te lleva a veces perder los nervios, a pensar que la situación te supera, a culparte por perder la paciencia y pensar que no lo estás haciendo bien. De hecho, cuando eres madre te culpas por un sinfín de cosas”. En este sentido, la experta afirma que las emociones nunca son buenas ni malas, siempre traen información, “por eso hay que darse permiso a sentirlas y a expresarlas”.

Si nos sentimos culpables, lo mejor es pararse a reflexionar y considerar que lo mejor es no pretender ser una madre perfecta. “Hay que darse permiso a ser humana, a aprender de las debilidades para procurar hacerlo mejor la próxima vez. No ser una madre perfecta sino completa, con fallos y virtudes. Con fallos que sirvan para que los hijos aprendan de ellos. No es necesario ser perfecto para ser valioso”.

Todo ser humano tiene sus limitaciones. La clave está en saber reconocerlas y hacerse responsable de ellas. Esto ayudará a conectar más con uno mismo y con los hijos, a sobrellevar mejor las situaciones y a poder expresar lo que se siente sin culpa ni reproches. "La culpa es algo que las madres suelen tener muy a mano, y no ayuda. Es una de las emociones más tóxicas y destructivas que hay”.

En definitiva, no se trata de convertirse en una madre perfecta, sino de ser el mejor apoyo posible para los hijos. "Un espejo donde se puedan mirar para coger lo que les sirva, y aprender de lo queno”. El objetivo es que aprendan a ser independientes, y que crezcan con autoestima, empatía, humildad, generosidad y sin la presión de tener que ser perfectos. Y nada mejor que predicar con el ejemplo.