Vacaciones
¿Qué hacemos con los niños en verano?
Se acercan las vacaciones escolares y para muchas familias comienzan los quebraderos de cabeza: ¿qué hacemos con los niños durante estos meses? Opciones hay muchas. La clave a la hora de elegir está en valorar cuál de todas es la más adecuada a nuestras necesidades y a sus gustos.
Ya están aquí las vacaciones escolares. Hasta el próximo septiembre los más pequeños no volverán a las aulas. Para ellos son tres meses de descanso, un lujo que difícilmente pueden disfrutar hoy en día los mayores. En el trabajo unos, en casa otros, una circunstancia que para muchas familias supone buscar cuidadores, cambiar horarios y, sobre todo, ajustar la vida familiar a nuevas rutinas. Cuando se trata de niños, ya se sabe, no es tan fácil.
Rita Alonso, fundadora de Dommuss, la app para organizarte en familia, nos da 5 consejos para conseguirlo.
- Nuevo reparto de tareas en casa: Ahora que los niños tienen tiempo es un buen momento para que ayuden más en casa. Pueden hacerse las camas por la mañana, ayudar a poner la mesa, a doblar la ropa, etc. La experta recomienda establecer un calendario con tareas y responsabilidades y, para motivarles, si cumplen todos sus cometidos, ofrecerles un premio o recompensa.
- Comidas y cenas: La mayoría de niños comen en el colegio así que en muchos hogares la preparación de la comida se incorpora a la rutina diaria. La clave es la organización. Rita Alonso recomienda diseñar el menú de la semana con antelación para dejar la compra hecha y no tener que ir improvisando cada día. Ahorra mucho tiempo y da tranquilidad. En su aplicación, Dommuss, existe un módulo para apuntar el menú semanal.
- Plantear un horario de actividades: En los centros escolares se alternan actividades entre las horas de estudio. Siguiendo este modelo, se puede repartir el tiempo diario para que no se aburran: un rato para ayudar con las tareas de casa, después otro para pintar y hacer manualidades y, si se prefiere, algo de carácter más físico. Tras la comida, cuando están más cansados es el momento de dejarles ese tiempo para sus videojuegos o para ver los dibujos. A última hora, con menos calor, el paseo familiar siempre es un gran plan.
- Si no se pueden quedar en casa por circusntacias familiares, apuntarles a campamentos es una posibilidad. Los hay tanto públicos como de carácter privado, en colegios, clubes deportivos, instituciones municipales y otros. Es un buen recurso, los niños se divierten, aprenden, hacen deporte y, sobre todo, nuevos amigos.
- Aprovechar para aprender: Las actividades y los campamentos pueden estar enfocados a sus aficiones: al fútbol, la natación, la música, la pintura. Asímismo, en casa, padres y cuidadores
pueden hacer girar todas las actividades en torno a una temática que les interese: el océano, los animales, la selva, … O por qué no, apostar por los idiomas y que losjuegos y actividades se realicen en inglés.
Eso sí, aburrirse es bueno para ellos. Para la creadora de Dommuss esto quizá es lo más importante. La idea es tener rutinas y horarios es con la finalidad de que esté todo organizado y fluya mejor, no para poner muchas obligaciones. Los niños están de vacaciones y necesitan tiempo para la creatividad y el aburrimiento, porque ese sentimiento de liviandad y felicidad de las vacaciones infantiles se recuerda toda la vida.

Los talleres o campamentos urbanos son ideales para los más pequeños. Son una solución excelente para que los niños se diviertan y aprendan en un horario similar al del colegio. La mayoría funcionan de 9.30 a 14.30 horas, con servicio de guardería antes y después de estas horas. Están estructurados de forma que alternan talleres de aprendizaje con deporte y actividades de ocio. Son bastante económicos y la mayoría se dirige a niños a partir de cuatro años.
Por ejemplo, muchas ONG o museos ofertan este tipo de actividades y cada vez más colegios ofrecen alternativas en este sentido. Por lo general solo duran 7-10 días, por lo que no suponen una solución con continuidad para todas las vacaciones.
La mayoría de los ayuntamientos y juntas de distrito organizan campamentos urbanos.
Organizaciones como los Scouts o Cruz Roja Juventud también hacen talleres en los que, además de ocio y entretenimiento, incluyen acciones de voluntariado.

Adaptan sus horarios a las vacaciones escolares con el fin de favorecer la conciliación familiar y laboral.
La mayoría de las públicas depende de los departamentos de asuntos sociales de los ayuntamientos y un buen número
de centros cívicos ofrece también este servicio. Las plazas están muy solicitadas, así que hay que estar muy pendiente de los plazos y requisitos y aportar toda la documentación necesaria para asegurar la plaza.

Otra alternativa muy atractiva son las actividades infantiles que organizan cada vez más museos, centros culturales y bibliotecas municipales con talleres de verano, libro forums o cuentacuentos que, además, son gratuitas.

Si lo vuestro es el contacto con la naturaleza, las granjas escuela sson una opción al alza, ya que suponen una
alternativa cómoda, llena de estímulos para los pequeños y que en la mayoría de los casos no implica dormir fuera de casa, lo que la convierte en una actividad ideal para los niños de menor edad y los reticentes a los campamentos de más duración.
La mayoría de las granjas escuelas admiten a niños a partir de los tres años y ofrecen actividades adaptadas a las distintas
edades. Entre las actividades dirigidas a los más pequeños destacan: el cuidado de animales de granja, cultivar el huerto, montar en poni o hacer dulces sencillos.
Lo habitual es que se trate de actividades destinadas a que el niño pase toda una jornada, aunque también se organizan cada vez más talleres semanales.
En las páginas web de los ayuntamientos y las comunidades autónomas puede encontrarse la información de las granjas escuelas existentes en la zona, tanto públicas como privadas. También puedes encontrar información de centros de toda
España en: eduso.net y cyberpadres.com

A medio camino entre el campamento urbano y la granja escuela se encuentran las propuestas de verano que organizan algunos zoológicos o parques infantiles. Es el caso de Faunia en Madrid o Bioparc en Valencia y sus talleres de verano.

Hay campamentos para todos los gustos, en distinta localización (montaña, playa, pueblos) y ajustados a las aficiones de los niños. La duración media es de 10-15 días, lo que implica pasar varias jornadas (con sus noches) fuera de casa.
Son perfectos para desarrollar habilidades sociales, aprender a trabajar en grupo y a respetar el trabajo de los demás mientras cuidan el entorno donde se encuentran. Sirven para potenciar la imaginación, la creatividad, la comunicación, el ejercicio físico y la capacidad de relación. Los niños ganan en autonomía y fomentan la integración mediante la convivencia.
¿Qué edad es buena para ir?
Según los expertos, si dura una semana, una buena edad es a partir de los seis años, para que la separación de los padres sea abordable. Para chavales algo mayores (10-11 años), probar con salidas de 15 días.

Apostar porque se queden con los abuelos, es una apuesta segura: se quedan en buenas manos. De hecho, sigue siendo una alternativa a la que los padres recurren con frecuencia, ya que además de la seguridad y tranquilidad que ofrece, supone la opción más económica.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, un 36% de los abuelos españoles cuida a diario a sus nietos y un 17% más lo hace durante las vacaciones.
La idoneidad de esta opción depende de si el niño tiene contacto habitual (y, por tanto, confianza) con los abuelos o si solo les ve de forma esporádica (porque viven en otra localidad, por ejemplo). En este último caso, sería conveniente hacer algún "ensayo" los fines de semana previos, para que el pequeño se vaya acostumbrando al nuevo entorno y no se sienta entre extraños. Otros dos aspectos importantes a valorar son la edad del niño y las condiciones físicas en las que se encuentren los abuelos.
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Muchos padres optan por contratar a una persona (normalmente a un estudiante, por ser una de las opciones más económicas) que se haga cargo de los niños durante las horas que ellos se van a trabajar.
Por supuesto, lo recomendable es que se trate de una persona de confianza o de la que se tengan buenas referencias. De lo contrario, esta solución puede generar cierta intranquilidad.