Juegos al aire libre con niños
El verano es la época favorita de los niños. Tienen mucho tiempo libre por delante y muchas ganas de pasarlo bien. Te proponemos algunos juegos para disfrutar en grupo (en familia y con otros niños) al aire libre. Si no tienes jardín y tampoco hay un parque cerca de casa, puedes hacerlos en la terraza.
Se venden frascos de jabón ya preparados, pero también se puede hacer el líquido en casa con agua y un chorrito de detergente lavavajillas. También hacen falta pajitas. A los niños les encanta hacer pompas y más aún explotarlas.
Primero diseñamos un circuito, mejor cuanto más enrevesado, en el que los niños tengan que sortear pequeños obstáculos, rodeándolos o saltando por encima. La gracia está en realizar el recorrido en distintas posiciones: a la pata coja o de puntillas. Y con música marchosa de fondo. Los cambios de postura los marcamos nosotros con una palmada.
Sólo se necesitan unas camisetas viejas (para evitar estropicios en la ropa), papel y unos cuantos botes de pintura para manos (se vende en tiendas de material escolar y jugueterías).
Para este juego, se elige un puñado de objetos pequeños como coches, canicas o muñecos. Un adulto los esconde y los niños deben buscarlos. ¡A ver quién encuentra más cosas en un minuto!
Los mayores organizamos los juegos:
Es muy divertido si se juntan varios niños. Hay que improvisar los instrumentos: tapas de cacerola para los platillos, un bote con garbanzos para las maracas, vasos con distintas cantidades de agua y una cuchara para el xilófono...
No es una idea original, pero pocas cosas les divierten tanto como jugar con globos. Y si son de los grandes, más aún. Además, los globlos dan mucho juego: Con ellos se puede organizar un partido de voleibol. También podemos llenarlos de agua y pasarlos de unos a otros hasta que exploten.
Otra opción es pintar en cada globo caras divertidas.
Cada niño es dueño de la manguera durante unos minutos y debe intentar mojar a los demás. Es imprescindible jugar en bañador.
Cuantos más niños haya, mejor. Cada uno debe correr llevando en la mano un vaso (de plástico o de papel) lleno de agua. Gana el pequeño que llega antes a la meta sin haber derramado el líquido. Para evitar malentendidos, antes de dar la salida conviene marcar el nivel de agua en el vaso con un bolígrafo.