Ser Padres

Verano y juegos: cóctel perfecto

El Observatorio del Juego Infantil afirma que jugar tiene beneficios físicos, sociológicos y psicológicos y que, sin embargo, en España hay índices muy bajos de juego entre los peques de la casa, por lo que recomienda tomar cartas en el asunto y dedicarle más tiempo a esta “tarea”.

Organizar su ocio con actividades y campamentos es una buena manera de reducir las horas de tele o videojuegos, pero no nos olvidemos de que jugar con sus amigos es la mejor manera de disfrutar de esta época, ya que durante el verano mejoran las temperaturas, hay bastantes más horas de luz y los niños disponen de mucho tiempo libre. Además, el juego en verano nos aporta un montón de beneficios:

Aumenta la socialización

Cuando nuestros hijos comparten horas de diversión con otros niños se sociabilizan, aumentando su autoestima y seguridad. Durante el año se relacionan con familiares, compañeros del colegio y amigos más cercanos. Es ahora cuando podemos trasladar el juego a parquespiscinas, centros deportivos e incluso ciudades distintas a las habituales, de esta manera, conocen e interactúan con nuevos “compañeros de faenas” y favorecemos sus relaciones sociales. Además, el juego entre iguales potencia el aprendizaje de valores, ayuda a los niños a resolver problemas entre ellos y a asumir nuevos retos por sí mismos. Éstas son habilidades que les ayudarán durante toda su vida al potenciar la cooperación en equipo y la capacidad de innovar y resolución.

Se ejercitan sin darse cuenta

Poder disfrutar de más actividades al aire libre hace que los niños se muevan más. El verano es el momento ideal para iniciarles en la práctica de deportes que durante el resto del año no pueden hacer, como el surf. Por otro lado, los juegos tradicionales como las combas, el escondite, el pañuelo o la liebre adquieren nuevas dimensiones al realizarlo con la libertad que dan los espacios abiertos.

Se relacionan con la naturaleza y nuevos entornos

Los espacios naturales son una habitación sin límites en los que jugar y aprender. El contacto con la naturaleza fomenta el afecto y respeto por los espacios verdes y los animales. Además, el hecho de disponer de un espacio inexplorado anteriormente les permite desarrollar su curiosidad a la vez que aumenta su conocimiento por el medio ambiente.

Potencia su creatividad e imaginación

El cambiar de entorno provoca un cambio en los juegos habituales, es frecuente que los niños creen nuevas formas de jugar, con diferentes roles y reglas de los que están acostumbrados durante el año. Este es un ejercicio genial para potenciar su capacidad de improvisación.

Aumento de la interactuación entre padres e hijos

Durante el verano no sólo los niños tienen mayor tiempo libre, también los padres. Por eso es el momento adecuado para jugar con ellos y afianzar la relación paternal, de esta manera descubrirán no solo que los padres son la figura de autoridad y respeto, sino también fabulosos compañeros de aventuras. Además, a los papás les permitirá conocer mejor cómo es su hijo y cómo se relaciona.

Así que, ya sabéis, aprovechad esta época para mejorar las capacidades de vuestros hijos mientras se divierten, y sacad vuestra parte más divertida para acompañarles en sus juergas de verano.

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