Ser Padres

6 reglas de oro para fotografiar al niño

Cuatro fotógrafos especializados en fotografía de bebés, niños y familias nos dan seis consejos infalibles hacer buenas fotos a los niños.

Ángela, mira! ¡Mirá a papá! ¡Solo un momentito, cariño! ¿A ver? ¿Cómo sonríe Ángela? ¡Venga, una sonrisa para papá! ¡Solo una, de verdad! ¿No? ¿No quieres?». Quien habla es Marcos, el padre de Ángela, un bebé de apenas diez meses mucho más interesada en el nuevo sonajero de colores fascinantes que le ha regalado la abuela que en esa cámara con objetivo que sujeta su padre, un gran aficionado a la fotografía. Al final, Ángela echó una mirada rápida a Marcos, y hasta le regaló una sonrisa. Pero para cuando él fue a disparar, su hija había encontrado otro objeto que acaparaba totalmente su atención: un pequeño dragón de peluche con el que se pasó jugando la siguiente media hora.

La escena es bastante común cuando el protagonista de la foto es un bebé o un niño: si no les interesa el juego, no jugarán. Y mirar a un objeto tras el que se esconde un adulto no parece tener mucho de divertido. Por eso, aunque la frase «mirad al pajarito» pueda funcionar con adultos, entre los más pequeños no triunfa con facilidad. Al menos, no con todos. ¿Cómo hacer entonces para poder obtener buenas fotos de nuestros hijos?

Una opción es acudir a profesionales especializados, con los que se garantiza el éxito además de compartir una experiencia en familia que quedará para el recuerdo. Pero también podemos intentarlo en casa siguiendo unas cuantas orientaciones. Cuatro fotógrafos de prestigio nos dan las claves.

Regla nº 1: Armarse de paciencia

¿Uno de los factores clave para que una sesión de fotos funcione, ya sea en casa o en el estudio? Paciencia. Y mucha, según afirman los profesionales. Entre otras razones porque los tiempos los marca el modelo. De ahí que la primera regla de oro sea no tener prisa.

Regla nº 2: Elegir un buen momento

La segunda, especialmente importante en el caso de los bebés, es escoger bien el momento del día. «Por los tiempos de los más pequeños es mejor por la mañana, cuando están más activos, alegres y receptivos. Incluso en la fotografía de recién nacido esas horas son las mejores, ya que es el momento del día en que duermen más profundamente», explica la fotógrafa Ana Cruz, que tiene un estudio especializado en fotografía infantil (anacruz.es).

Regla nº 3: Que el niño se sienta cómodo

Elegida la hora adecuada y teniendo presente que no hay que estar muy pendiente del reloj, ya contamos con dos elementos clave a nuestro favor. Así resultará más sencillo que nuestros pequeños modelos se encuentren cómodos, que es uno de los objetivos a cumplir si se quiere lograr una buena foto. Las sensaciones se transmiten al objetivo, por eso es tan importante que ellos se encuentren a gusto antes de comenzar.

Regla nº 4: Intentar capturar un momento especial, un sentimiento, una sensación

Decía el maestro Henri Cartier-Bresson que siempre existía un momento mágico, esa fracción de segundo en la que lo que había frente a la lente era perfecto, y había que estar listo para capturarlo. Es otro de los consejos que ofrecen los profesionales: estar siempre preparado para disparar. Según explican, sus sesiones pueden durar desde 60 minutos hasta varias horas, pero gran parte de ese tiempo su trabajo consiste en esperar pacientemente a que se dé ese momento mágico que puede durar un minuto... o un segundo. De ahí que una de las recomendaciones de los expertos sea tener muy presente que la buena foto ocurrirá de repente, y habrá que estar listo para ella. «El truco es no esperar a que posen, es mejor capturarlos espontáneamente», asegura Carol Bravo, fotógrafa especializada en embarazadas, bebés, niños y familias (carolbravo.com). De hecho lo que captamos son momentos, sentimientos, sensaciones... Podemos propiciar un buen ambiente pero el resto corre de cuenta de los pequeños protagonistas. «En nuestras sesiones procuramos que los niños sean niños, dar libertad a su creatividad, no forzarles», explica Clara Trigo, fotógrafa de Pepita de Pepón. «Por eso es muy bueno jugar mucho con ellos, interactuar y ser uno más, pero sin olvidarnos de tener la cámara a mano», recomienda. Los momentos más divertidos, pero también los tiernos, pueden quedar capturados para siempre si estamos atentos, y esa es precisamente una de las virtudes mágicas de la fotografía.

Regla nº 5: Darle libertad al niño

Dicen los profesionales que muchos padres llegan a sus estudios convencidos de que hacer una buena foto a sus hijos será casi imposible porque se trata de niños que no paran quietos. Sin embargo, ellos creen que esos pequeños modelos pueden ser perfectos. «Hay que dejarles hacer: que corran, que jueguen con lo que quieran, que se diviertan. Se trata de captar uno de esos momentos naturales, y eso no se consigue pidiéndoles que posen. Al contrario, las mejores fotos suelen ser las que transmiten sensaciones, sentimientos», explica Juanma Guzmán, fundador de Pepita de Pepón (pepitadepepon.com), un estudio de fotografía especialiazado en bebés, niños y familias. Por eso es importante recordar otra regla de oro: el modelo es el protagonista del retrato. Hay que adaptarse a él –a su personalidad, a sus tiempos– y no al contrario. «Siempre he dicho que quien te pide las fotos o te contrata no es el principal protagonista de tus fotos; hago las fotos sabiendo que será el peque quien las tendrá y disfrutará cuando sea adulto el resto de su vida, aunque al principio sean los padres», comenta Ana Cruz.


Regla nº 6: Que la sesión sea un juego

Precisamente pensando en que el modelo se tome la sesión de fotos, sea casera o profesional, como un juego, lo mejor es no cansarle ni presionarle para hacer algo que no quiere. «Me encanta tomar fotos a mis hijos, salir con ellos haciéndonos selfies y ver cómo se divierten cuando les hago fotografías en cualquier situación», dice Ana Cruz. «Pero tengo claro que no puedo aburrirles cuando cojo la cámara de fotos, sino que es un juguete con el que jugamos juntos», asegura. En esa afirmación se encierra otro de los factores clave para conseguir una buena imagen, seguramente uno de los más importantes: la diversión. Al fin y al cabo, el juego siempre saca lo mejor de ellos, y eso se plasma en la fotografía.

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