Cómo sobrevivir a unas vacaciones con tu suegra
Durante las vacaciones solemos pasar más tiempo en familia y pequeñas cosas que durante el año no suponen ningún problema, pueden llegar a provocar encontronazos en estas fechas.
Tenemos unos cuantos días de vacaciones y bien porque queramos fomentar el vínculo familiar, bien para ahorrar o porque queremos que nuestros hijos disfruten de los abuelos, hemos decidido pasar unos días todos juntos. Sin embargo, algunas veces podemos ver que lo que en un principio estaba concebido para ser un momento de relax y diversión, se convierte en una auténtica pesadilla.
Vacaciones en casa de los padres o de los hijos
Si somos nosotros los que estamos pasando las vacaciones en casa de los padres, debemos respetar sus normas y su estilo de vida. Si no estamos de acuerdo, o no estamos dispuestos a amoldarnos, lo mejor será que busquemos otro alojamiento. Cuando son los abuelos los que se acercan a nuestra casa en vacaciones es importante que comprendan que las normas y costumbres las marcáis vosotros, pero no hay motivo para hacerles entender esto con un tono de regañina, lo mejor es mantener una conversación en la que dejéis claras vuestras normas pero con todo el cariño del mundo, para eso somos todos adultos.
La conclusión es que hay que mantener el respeto de unos por otros y, de la misma manera, de las normas que establecidas en cada entorno familiar, por ello, la hospitalidad es la fórmula clave para evitar disputas innecesarias. Quizá debamos adaptar un poco nuestros hábitos para agradar a nuestros invitados y que se sientan a gusto, incluso si siempre hay buena relación entre nosotros hay que tener claro en casa de quién se está y qué lugar nos corresponde en cada contexto.
7 claves para que la alegría y la paz sean la base estas vacaciones
- La familia base es la que uno crea, no de la que uno procede. Teniendo esto en mente, podemos empezar a organizar y a recolocar al resto de la familia.
- La planificación de las vacaciones no se debe hacer el último día ni esperar a estar todos juntos para decidir qué se va a hacer. Es recomendable comenzar a hablar con la pareja al menos una o dos semanas antes siendo lo más objetivos posible. Hay que decidir cuáles son los contextos en los que va a estar y lo que les apetece hacer a ellos como pareja o con sus hijos, además, prestaremos atención a los planes de sus padres o cuñados, y de la familia política, y decidir cuáles son los más adecuados para este año.
- Al menos una semana antes, es conveniente empezar a hablar con las familias respectivas sobre los planes acordados previamente en pareja. Si hay que hacer alguna modificación acordada, todavía estamos a tiempo.
- Dentro de la planificación de visitas a distintas casas, es importante que haya ratos exclusivos de la pareja. No dejar pasar las vacaciones sin haber tenido momentos únicamente para los dos. Ni hijos, ni familias políticas.
- Si con algún miembro de alguna de las familias existieran conflictos importantes pero no se quiere “hacer un feo”, se debe acortar todo lo posible la estancia. A veces un café o una merienda pueden ser suficientes. Las dificultades cortas se toleran mucho mejor.
- Acordar con la pareja qué es lo que se va a hacer en caso de que se dé alguna situación conflictiva por algo o con alguien en particular. Una de las mejores ideas es cambiar de temas de conversación o levantarse sin agresividad y cambiar de sitio. En estos casos se debe mostrar firmeza y demostrar una respuesta de la pareja al unísono.
- Alentaos mutuamente tras la “prueba superada”. Si se ha salido airoso de las vacaciones, y además la planificación ha sido adecuada y en pareja, es importante que se dé una pequeña alegría que refuerce aún más sus vínculos.
Fuente: Mila Cahue, psicóloga especializada en parejas y autora del libro ‘Amor del bueno’.