Cómo lograr que el dinero familiar cunda más (y ahorrar)
Las diversas opciones de inversión y métodos de ahorro para las familias son un tema complicado por lo general debido a la imposibilidad de ahorro que encuentran muchas familias por salarios insuficientes, y los muchos gastos que soportan.
Hay una casuística muy variada en cuanto a economías familiares, con lo que Jorge Álvarez, Socio-Fundador Iberproin, una compañía que trabaja con el objetivo de solucionar problemas contables y financieros para autónomos y PYMES, hoy nos va a ofrecer unos consejos para ahorrar e invertir de las familias de renta media, concretamente en aquellas que tienen la posibilidad de ahorrar y no lo hacen o tienen la posibilidad de invertir y no se atreven.
Aunque lógicamente no se puede generalizar, cuando miro a mi alrededor veo muchas veces familias de cuatro o cinco miembros con varios coches, con un smartphone de gama alta cada uno, con una tablet o un portátil por cabeza, con un vestuario que se renueva cada temporada. Tampoco es inusual ver a esas familias viajando a exóticos lugares cada vez que juntan cuatro días libres, comiendo, cenando o de copas con frecuencia, o apuntándose a las más diversas actividades de ocio. Efectivamente, es una crítica directa al consumismo. Al exceso. El consumismo es necesario, pero en su grado justo. Y, actualmente, nos hemos creado una serie de necesidades que son, a todas luces, artificiales, y en muchos casos insostenibles económicamente. Y es que no existe una cultura financiera de la familia.
Técnicas de ahorro para las familias
Es muy raro hablar con familias que tengan un simple Excel de sus gastos. En mi experiencia, puedo afirmar que es difícil encontrar una familia que dimensione los gastos financieros en que incurre cuando tira de tarjeta, cuando pide un préstamo más para ir de vacaciones. Para ahorrar, lo primero que hay que saber es lo que se puede gastar. En temas económicos, tan importante es saber lo que NO hay que hacer como lo que se debe hacer.
Una simplie hoja de excel con los gastos que se conocen de antemano (Hipoteca, recibos , gasolina aproximada, alimentación aproximada, etc.) y con un 20% de margen para imprevistos, que los hay, nos sirve de base para nuestro cálculo.
También hay gastos de carácter anual que son importantes (seguros de coche, seguro de hogar, IBI…), por lo que debemos extender el Excel a lo largo de todo el año, mes a mes. Todo lo anterior se pone en negativo, porque son los gastos. Arriba o abajo, como queramos, los ingresos, poniendo las pagas extraordinarias si procede, en el momento que corresponda. Y al final de mes agregaremos en negativo los imprevistos, si los hubiere, y lo sumamos todo, obteniendo así el resultado mes a mes. Si la cifra es positiva, debemos destinar el 60% de dicha cifra a ahorro y el 40% a un fondo de reserva. Es importante liquidar la partida de imprevistos a final de cada mes.
Si no ha habido, ese 20% de imprevistos irá integro a este reparto, si ha surgido alguno, se aplicará el restante. Si ha habido de más, se restará adicionalmente. Los importes destinados a ahorro NO deben tocarse. El fondo de reserva se destinará a gastos especiales: comuniones, bautizos, universidad de los hijos, bodas, etc.
Si el sumatorio de los diversos meses nos da negativo, no hay más opción que reducir gastos, ya que no es aconsejable refinanciarse constantemente. Debemos aprovechar el Excel que hemos preparado para, en conciencia, determinar qué gastos no son absolutamente imprescindibles, qué gastos son necesarios pero podemos reducir su cuantía y qué gastos hay que asimilar tal y como están necesariamente. Si lo hacemos y podemos mantener este criterio, podremos ahorrar.
Inversión con garantías
Una vez que hemos conseguido ahorrar, podemos destinar parte de la cantidad consignada a ahorro, a inversión.
El dinero que permanece inmóvil en una cuenta corriente, por efecto de la inflación, va perdiendo valor poco a poco. Para entendernos, si se depositan hoy 10.000 euros, en diez años su valor estará en torno a los 7.000 euros. Por eso es recomendable acudir a inversiones que protejan nuestro patrimonio y nos ofrezcan una rentabilidad razonable y con un riesgo bajo. Obviamente, asumir inversiones de riesgo puede depararnos la pérdida de unos ahorros que no son fáciles de reunir, como hemos visto.
A mis clientes siempre les recomiendo acudir a tres productos físicos, alejados de la inversión financiera y el riesgo: ladrillo, oro y arte. Obviamente, bajo la supervisión de profesionales contrastados. Por eso ofrecemos este servicio, en muchos casos incluso exento de comisiones y gastos.
El ladrillo es un valor seguro siempre que se sepa dónde y cuándo invertir. En según qué lugares, ni la crisis ha podido con los precios y el crecimiento se sitúa en un 7% en los últimos tres años.
El oro es un valor refugio. Protección de patrimonio puro y duro. Su valor crece de una manera muy lenta, pero segura, y se espera que crezca un poco más con los tipos de interés bajos y la depreciación de las diversas monedas.
El arte es el bien que puede ser más rentable, pero también el que puede tener más riesgo. Riesgo que se reduce considerablemente si, como he comentado, se acude a profesionales.
Invertir es casi obligado, pero con criterio.
Artículo escrito por Jorge Álvarez, Socio-Fundador Iberproin