Verano amarillo
Las vacaciones con los nietos siempre están llenas de anécdotas y aprendizajes. Hoy, Carmen Encantada, nos cuenta cómo ha sido su verano en compañía de los suyos.
Este verano han repuesto "Verano Azul" en la 2, valga la redundancia. Como lo emitían antes de comer, yo he aprovechado para ponérselo a mis nietos en el apartamento mientras freía patatas o envolvía croquetas, al volver de la playa. Es que he tenido a los niños con Rafa y conmigo unos días. Veintidós, para ser exactos, mientras sus padres iban a Birmania. Que ahora se llama Miamar, o algo así. Dice mi hija que no era un plan para niños, o que no era plan de llevar a los niños, no sé. Que muy bien todo, ¿eh? Que mis nietos no dan ni un ruido, pero no os oculto que he vuelto a Madrid como quien vuelve de la vendimia. Ya tenía yo ganas de volver a la rutina y a mi fisio y a mis problemas del día a día.
Lo que os decía, yo he intentado que vieran la serie para que no se engancharan al haypaz. Porque en la tableta ven unas cosas tan raras y tan violentas que me parecía una cosa bonita para ellos. Y porque lo ordena mi hija, ya sabéis, “máximo una hora de tableta al día” (norma número tres de la lista de veinte que me dejó antes de irse). Mi nieto Leo, pues bueno, como tiene cinco años y es tan dulce, se entretiene con cualquier cosa. Pero Alba… Alba es de otra pasta. Se me ocurrió decirle que la serie la habían rodado cuando su madre era pequeña… Para qué queremos más. De primeras me espetó que a ella eso le trae completamente sin cuidado. Pero se ve que luego le picó la curiosidad, así que el primer día estuvo viendo un capítulo muy concentrada, dándole de vez en cuando un manotazo a su hermano para que se callara. Le bastó solo uno para disparar esa mente que tiene de sabueso, y al día siguiente, en lugar de ver otro episodio, se vino conmigo a la cocina. Yo amasando carne de albóndigas y ella clavándome la mirada (os lo cuento dialogado, que dice mi biógrafo que si no me enrollo mucho):
—¿Y por qué en veranoazul no había tabletas?
—Porque no se habían inventado todavía, cielo. Y porque los niños se divertían con otras cosas.
—¿Con qué cosas?
—Pues lo que sale en la serie, mi vida… iban a la playaaa, se bañabaaan, jugabaaan.
—¿Y si querían ver los dibujos en la playa?
—Los dibujos solo se veían en casa, cariño.
—Si, ya. ¿Y entonces qué hacía mi madre cuando ibais a comer a un restaurante?
—Es que íbamos muy poco, mi vida, comíamos casi siempre en casa.
—Ah.
—Saca dos huevos de la nevera, haz el favor.
—Y cuando íbais a un restaurante, ¿mi madre qué helado se pedía?
—Huy, no me acuerdo. Ay, sí, espera, le gustaba mucho el Frigodedo. Y a tu tía Marina el Frigopié, mira qué dos.
—¿Y cuántos helados les comprabas al día?
—Echa aquí un poquito de sal, que tengo las manos pringosas.
—¿Y al día cuántos helados les comprabas?
—Cuánto me estás ayudando, corazón mío.
—Que cuántos.
—Ay, cariño, pues no sé… uno a la semana o así. Pero en casa tomábamos helado de corte y contesa muchas veces. Aunque también solíamos comer en la playa, un emparedado y una pieza de fruta y listo.
—¿Qué es un empanedado?
—Como un bocadillo elegante.
—Ah.
—Y tu madre comía muuuucha fruta. Sandíaaaa, melocotóóón, plátanooo...
—¿Y tú te ponías bikini?
—¿Eh? Pues… claro.
—¿Y ahora por qué no te pones?
—Mmmm… porque me da frío.
—Ah.
—A ver, echa aquí un chorrito de leche, muy poquito.
—¿Y a mi madre qué reguetón le gustaba?
—Huy, tampoco existía el reguetón, mi vida. En el coche escuchábamos lo que le gustaba al abuelo Rafa.
—¿El qué le gustaba?
—"Los Panchos" y el "Carrusel Deportivo".
—¿El quééé?
—Nada, cosas antiguas.
—¿Y por qué en veranoazul los niños pueden ir en bicicleta solos donde quieran?
—Porque eran otros tiempos, mi vida.
—¿Qué tiempos?
—Pues unos tiempos en que había menos genteee, menos cocheees… Pásame ese trapito, cariño, que estoy sudando un poco.
—Toma.
—Uf, qué calor da esto de amasar la carne.
—Abuela, pues yo creo que me estás diciendo mentiras.
—Ay, Alba, cariño, venga, ayúdame a hacer las bolitas de las albóndigas.
—Vale pero una cosa, ¿lo verde qué es?
—Perejil, mi vida, pero le he puesto muy poquito.
—Pues como lo vea Leo, vomita.
—Pues me guardas el secreto, ¿vale, cielo?
—¿Lo ves? Otra mentira.
—Qué cosas tienes, cariño. Eso no es mentir.
—Vale, pues dime una cosa.
—Ay, señor. A ver, dime.
—¿Mi madre era tan tonta como los niños de veranoazul?
—Jesús, mi vida. ¿Qué pregunta es esa?
—Es que no lo entiendo. Todo el día montando en bicicleta o llorando o cantando unas canciones que son un rollo con una señora rara o con un señor que vive en un barco roto que es como el abuelo Rafa, todo el rato enfadado. Abuela, veranoazul es un rollo. Y además el verano no es de ningún color y si fuera de un color sería el amarillo porque es el color del Sol y el del campo, que está como quemado.
Ay, mi niña, pobrecita. Le dije que se fuera al salón con su hermano, que iba a freír las albóndigas y me daba miedo que le saltase el aceite. Y por la noche me tocó tragarme "Mascotas 2" en el cine de verano. Cuando se acostaron cogí el haypaz y puse en Guglé “verano azul” a ver si me salía en Yutú o algo, pero solo encontré una página que se llama veranoazul.org que te cuenta los lugares donde se rodó la serie (pobre Chanquete, me estoy acordando ahora) y otra que es como de rutas por la zona, que se llama nerjaveranoazul.com y la ha hecho uno de los chavales de la serie, que ahora debe de ser un hombre hecho y derecho y te enseña él mismo Nerja y sus alrededores. Os lo cuento por si a alguno os quedan vacaciones. Y, si no, para el año que viene.
Un beso, queridos. Y queridas. Hasta el mes que viene, bendito septiembre.