Ser Padres

Qué hacer y qué no tras el puerperio

Entre las seis y ocho semanas después del parto, el útero se ha recuperado lo suficiente para que la mujer gestante active su recuperación, pero no es momento de dejarse llevar por las ganas de hacer mil cosas, y sí lo es de ir poco a poco en la dirección correcta para que el cuerpo se recupere al completo lo antes posible.

Ser Padres

El tiempo que pasa desde un parto natural hasta la recuperación completa del útero se denomina puerperio, palabra que igual no terminaras de ubicar si nunca antes lo has vivido en primera persona. El motivo es que a ese período también se le denomina cuarentena porque ronda precisamente los 40 días, si bien es más ajustado a la realidad hablar de seis a ocho semanas para que la recuperación sea total.

En este período, lo más importante para una madre es dedicar tiempo de calidad a su bebé para conocerse ambos mejor, descansar siempre que sea posible, y al mismo tiempo trabajar muy despacio en la recuperación de suelo pélvico. Primero con reposo durante los diez primeros días inmediatamente posteriores al parto, sobre todo en caso de ser madre primeriza porque el parto suele ser más largo y exigente, y a partir de ahí, empezar la parte activa de la recuperación con sosiego y control. Basta con alimentarse bien y evitar la inmovilización prolongada para favorecer la circulación, y poco a poco también se pueden ir introduciendo pequeños ejercicios controlados centrados en la zona del suelo pélvico y el abdomen, que son los grupos musculares que más sufren durante el embarazo.

En ningún caso, antes de ese plazo de seis a ocho semanas anteriormente mencionado, hablamos de deporte activo ni de ejercicios de Kegel, ideales para trabajar las zonas del cuerpo recién mencionadas. Pero hay que esperar a que el puerperio llegue a su fin para arrancar con este tipo de rutinas, que además siempre deben ir guiadas por profesionales cualificados para ello que puedan adaptar la intensidad y el tipo de ejercicios a las circunstancias de cada mujer.

La salud mental también importa

Además de retomar la actividad física poco a poco y siempre centradas en fortalecer primero el suelo pélvico y el abdomen, tras el puerperio es fundamental reservar un ratito al día, por pequeño que sea, para cuidar la salud mental. Ya habrás experimentado durante la cuarentena lo exigente que es cuidar de una persona que depende 24 horas al día de ti, y por muy maravilloso que sea estar a su lado, es fundamental tanto para ti como también para él, que la madre esté fuerte y sana física y mentalmente.

Dedicar unos minutos al día a meditar o estirar bien, salir en soledad a dar un pequeño paseo, incluso encerrarse a leer un poco si tienes ganas. Lo que sea, pero no te olvides de cuidarte a ti también porque la vorágine del momento muchas veces hace que este detalle fundamental quede relegado a lo último de la lista. Y si la persona adulta que tienes a tu lado no es capaz de entenderlo -a veces pasa aunque parezca sorprendente-, házselo ver, no dejes que enquiste.

Actividad física y alimentación

Deporte adaptado a las circunstancias, un ratito para cuidar la mente y una alimentación saludable y variada. Es todo lo que debe hacer una mujer tras el puerperio y hasta que poco recupere otros hábitos habituales en su vida, como puede ser el de incorporarse al trabajo. Ni más ni menos. Eso le permitirá disfrutar muchísimo más de la maternidad en los primeros meses de vida del pequeño, y también estar mucho más preparada para darle todo lo que necesita, que es mucho. Como ves, no hablamos de dormir porque no es un factor controlable, desgraciadamente, aunque también es importante descansar siempre que se pueda.

Sobre lo que no se debe hacer después ya te habrás hecho una idea teniendo en cuenta las recomendaciones de lo que sí es recomendable: ni hablar de retomar el deporte como si nada hubiera pasado, o como esas veces en las que dejas de entrenar sin motivo aparente y lo retomas de repente. Si lo haces en este caso te dolerá hasta el alma al día siguiente, y no es lo recomendable, pero no es tan peligroso como hacerlo dos meses después de tener un bebé.

Tampoco es momento -en realidad, nunca es- de dietas extrañas, sino de comer muy saludable y variado, y el tercer gran error que se comete en estas circunstancias, y que se debe evitar a toda costa es el de generar situaciones de estrés innecesarias. Casi siempre tienen que ver con las tareas del hogar: qué comer y cuándo limpiar. Esto pasa desde el mismo momento en el que llegas a casa desde el hospital con tu bebé, osea que es común al puerperio y a cuando este acaba, y en ambos casos lo recomendable es pedir ayuda. Es el mejor regalo que te pueden hacer.

tracking