Ser Padres

Doulas: no sustituyen a la matrona

El Consejo General de Enfermería acusa a las doulas de intrusismo y falta de preparación, en cambio, la Organización Mundial de la Salud defiende su función. ¿Qué pueden hacer y qué no?

La palabra doula se remonta a la Antigua Grecia, aunque en España hemos empezado a escucharla hace apenas 15 o 20 años. Si te interesan las corrientes de crianza natural, es posible que tengas claras sus funciones. Si no estás en esa onda, puede que ni siquiera hayas oído hablar de ellas. «Las doulas son mujeres, en su mayoría madres, que acompañan a otras mujeres durante la gestación, parto y puerperio, ofreciendo soporte, tanto físico como emocional». Esta es la definición que recoge la Guía de Práctica Clínica del Parto Normal, el documento de referencia en la atención al parto sin complicaciones en nuestro país.

«La doula es una acompañante a lo largo de la maternidad, que tiene muchas etapas», explica Beatriz Fernández, presidenta de la Asociación Española de Doulas (AED). «Puedes desear que te acompañe en el embarazo, parto o posparto, en la preconcepción, en tratamientos de fertilidad, en duelo... Hay doulas que están formadas en embarazo, parto y posparto y ya está. Si quieres una doula que te acompañe en otros momentos, tienes que buscar a alguien con formación específica». Para esta madre, profesora de Educación Infantil y doula especializada en duelo, maternidad subrogada y crianza, lo que las doulas aportan, es «sobre todo, la libertad de poder expresar y ser lo que tú eres y lo que tú quieres, sin ser juzgado. Eso implica libertad y empoderamiento».

«Convertirte en madre es un momento muy intenso para lo bueno y para lo malo. Estás rodeada de gente pero al mismo tiempo te sientes muy sola», apunta la doula Aída Gallego Quer. «Con la gente a la que ya conoces (tu madre, tu hermana, tu amiga) tienes un rol adquirido, hay un vínculo de afectividad. En cambio la doula, con quien tienes un vínculo de confianza pero no afectivo, al menos al principio, es alguien que llega cuando accedes a la maternidad y se irá pasado un tiempo. Y lo que hace, en ese torbellino de emociones y opiniones, es respetar tu silencio, tus decisiones, tus dudas, y validar lo que sientes. Hace una burbuja de silencio. Es incomparable con la comadrona. Yo no soy imprescindible ni indispensable en una maternidad, y la matrona sí».

Aída Gallego forma parte de la asociación AmanaDoula, antes llamada Mares Doules, la más antigua de España. Se dedica a acompañar a madres a tiempo completo desde hace cinco años, principalmente en el posparto. Tiene una hija, y antes de ser doula trabajaba en la Fundación Vicente Ferrer.

La referencia a las matronas no es baladí. Ellas (o ellos, que también hay hombres) son los profesionales formados para atender la salud sexual y reproductiva de las mujeres y atender al recién nacido sano hasta el 28º día de vida. Son diplomados en Enfermería con una especialización de dos años y atienden los partos si no hay complicaciones. También son los responsables de los cursos de preparación al parto.

Denuncia de los enfermeros

En febrero de 2015, el Consejo General de Enfermería, con el apoyo de la Asociación Española de Matronas, presentó el Informe Doulas: un documento muy duro, fruto de tres años de investigación en webs y foros en internet, con el que el órgano que representa a las matronas quería denunciar el intrusismo y la falta de preparación de estas mujeres.

El Consejo advertía de que las doulas pueden poner en riesgo la salud de las madres y de los bebés. Entre otros peligros, señalaban el de parto prematuro por no detectar contracciones en la embarazada, mala oxigenación del niño por aconsejar posturas erróneas en el parto e infecciones de la madre en el postparto. También las acusaban de interferir en la relación entre el personal sanitario y la embarazada y de suplantar, en ocasiones, al padre.

El informe cayó como un jarro de agua fría en el colectivo de doulas. En marzo de 2015, dos asociaciones de ámbito nacional y cinco regionales emitieron un comunicado explicando que su labor no es sanitaria, y por tanto el Consejo General de Enfermería estaba causando una alarma social injustificada. Ese mismo mes, elevaron sus quejas ante el Defensor del Pueblo. No todas las asociaciones de doulas siguieron este camino, y también hubo ginecólogos y matronas que defendieron su función.

«Nadie se puso en contacto con nosotras. Se cogieron recortes de páginas web, blogs, etc., que en algunos casos ni siquiera eran de doulas», explica Beatriz Fernández. «Si se detecta una mala praxis, habría que ponerlo en conocimiento del colectivo implicado para dar al menos la posibilidad de reacción y tomar las medidas legales pertinentes con pruebas que avalen la denuncia. Nosotras somos las primeras interesadas en que cualquier mala praxis se erradique», defiende.

La vocal de la Comisión Nacional de Especialidades de Matronas del Consejo General de Enfermería, Gloria Boal, que presentó el Informe Doulas, lo tiene claro: «Dicen que no hay intrusismo, pero mienten. Hemos detectado un montón de prácticas que atentan contra la seguridad. Cuando una mujer comenta "estoy manchando un poco", solo con que la doula le diga "no te preocupes", y la madre retrase acudir a urgencias, si lleva más de 24 horas con la bolsa rota y llega al hospital con una infección, ese niño se puede morir. Un "no te preocupes" tiene detrás muchos conocimientos. Ellas dicen mucho "guíate por lo que te diga la naturaleza". Y lo que dice la naturaleza es que el 10% de los niños que nacen sin atención médica mueren. El parto es un proceso fisiológico que está tan cerca de la patología que una matrona, para atender un parto normal, tiene que estudiar seis años. No sé cómo tienen tanta osadía».

Las doulas con las que hemos hablado coinciden con Gloria Boal en que una doula jamás debería atender un parto, ni dar consejos sobre salud, como se especifica en los códigos deontológicos de sus asociaciones. Tienen claro que esas funciones competen a las matronas. Pero defienden que cada mujer puede decidir quién le acompaña en ciertos momentos de su vida.

Cuando la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, rindió cuentas de su actividad en el Senado en septiembre de 2015, sus palabras sobre el tema fueron: «Creemos que estas personas no reúnen las cualificaciones legal y reglamentariamente exigidas para el desempeño de una profesión, de una actividad». Luego, en declaraciones a la prensa, el organismo matizó que la Defensora del Pueblo había transmitido al Consejo que las doulas «no pueden tener un papel activo en el proceso asistencial médico-sanitario durante el embarazo y el parto», pero también que «el apoyo afectivo y acompañamiento» durante el parto «es de libre elección», lo que deja abierta la puerta a la presencia de estas mujeres en los paritorios.

La actuación de la Defensora del Pueblo no es suficiente para el Consejo General de Enfermería. En diciembre de 2015, entregó 5.000 firmas instando al Ministerio a tomar medidas contra su actividad, por considerarla ilegal y peligrosa. El documento no aporta denuncias de casos concretos. Si bien la actividad que el Informe Doulas recoge en internet está plagada de malas prácticas (algo que reconocen las propias doulas), lo cierto es que hasta ahora no ha habido ninguna denuncia contra una de ellas ni por parte de ningún profesional sanitario, ni por ninguna familia.

La OMS promueve su labor

La Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende que el apoyo continuo aumenta la probabilidad de tener un parto vaginal espontáneo y el bienestar de la madre y el bebé, además de reducir el uso de analgesia. Y lo considera más efectivo cuando es «proporcionado por una mujer que no es parte del personal hospitalario ni pertenece al entorno social de la mujer». De hecho, propone integrar a las doulas en las maternidades para reducir la tasa de cesáreas.

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