Ser Padres

El parto en casa, contando por el padre, un espectador privilegiado

UnPapáEnPrácticas nos cuenta por qué se decantaron por un parto en casa, por qué quieron dar la bienvenida a su segundo hijo "lejos" de un hospital. Nos cuenta cómo lo vivió él, espectador privilegiado y nos confiesa cómo le maravilla el cuerpo humano y su capacidad.

Amanecía el 10 de noviembre cuando Leo, nuestro segundo hijo, abandonaba resbaladizo y envuelto en llanto el útero materno en el que había estado esperando su momento desde hacía nueve meses. Lo hizo en uno de nuestros pequeños baños, en el que no sé aún cómo pudimos meternos como piezas de Tetris mi mujer, las matronas, una doula y servidor. El  expulsivo fue un momento tremendamente emotivo, con Diana mostrando una fortaleza increíble, diría que sobrehumana aún a riesgo de resultar exagerado. Qué poder tenéis las mujeres. No dejo de admirarme. Unos segundos después, mientras todos los que asistimos como espectadores al  parto seguíamos embriagados por la emoción del momento, ya estaba dando el pecho a su bebé recién nacido, aparentemente ajena a todo, como si parir fuese un acto cotidiano para ella.

Aquel fue el clímax de nuestro parto programado en casa, el momento en el que resulta imposible contener las lágrimas, pero las casi siete horas de dilatación, duras como ellas solas para mi mujer, fueron todas especiales. Sentirnos cómodos, bien atendidos y respetados por Sara, Paca y Anabel, las profesionales de Ancara Perinatal que elegimos para que nos acompañaran en el proceso, fue algo imprescindible para que fuera posible.

La decisión del parto en casa fue muy meditada, tanto que creo que su gestación comenzó ya tras el primer parto; un parto medicalizado y nada respetado en un hospital. En aquel momento sentimos que más que parir, habíamos ido a que sacasen a la niña. O peor aún, a que operasen a mi mujer de apendicitis. Todo signo de humanización brilló por su ausencia y solo parecía importar que todo fuera rápido. Y sin hacer mucho ruido, por favor. En ningún momento se respetaron los tiempos ni nuestros deseos.

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parto en casa

En casa la sensación fue totalmente opuesta. Estuvimos relajados, Diana se pudo mover libremente, darse una ducha de agua caliente, beber líquidos. Decidir. Ser ella la protagonista de su propio proceso de parto. Las matronas tenían un importante papel: acompañar, estar a la espera y vigilar que todo marchara bien. También nos regalaron su serenidad y su experiencia. Fue precioso ver cómo transcurría libre el proceso fisiológico del parto, ese que tantas veces se trastoca con supuestos “protocolos” e intervenciones innecesarias; la mayoría de ellas en contra de las últimas evidencias científicas y aplicadas sin consentimiento previo. Increíble ser testigo de cómo la  dilatación iba abriendo camino a nuestro hijo a su ritmo, sin prisas, tan lento y doloroso como naturalmente eficiente.

Lo mejor de parir en casa fue, a nivel emocional, esa sensación de intimidad, de acompañamiento, y de seguridad que experimentamos en todo momento; fue que nuestra hija mayor estuviese en casa y al despertarse para ir al cole se emocionase con un regalo inesperado en forma de  hermano (en su sueño profundo no sé enteró de nada durante el parto); fue pasar las primeras horas tras el parto en casa, en un lugar propio y conocido, y acostarnos aquella primera noche todos juntos en la cama; fue tener la compañía de las matronas durante las primeras semanas posteriores al parto, en ese difícil postparto que siempre cae en el olvido cuando es uno de los momentos más importantes para una madre y su bebé; y fue la demostración para Diana de que sí que puede, que cuando se respetan los procesos y los tiempos, ella y todas las mujeres del mundo están preparadas para parir. Y saben hacerlo. Aunque con tanto protocolo parece que nos hayamos olvidado de ello.

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adrian cobellat

Adrián Corbellat es autor del blog unpapaenpracticas.com.  Periodista, padre de una niña de 3 años y un bebé recién nacido, tiene 32 años y es valenciano. Desde 2012 vive en Madrid, donde ejerce de padre y de periodista.

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