Ser Padres

Consejos para aliviar la tensión durante el parto

¡Llega el momento del parto! Es normal sentir miedos y preguntarte si serás capaz de resistir el dolor. Si consigues relajarte, el proceso será mucho más sencillo, y para ello hay algunos trucos que pueden serte de utilidad.

A todas las embarazadas les asaltan miedos cuando piensan en el parto. “¿Estará bien mi hijo?, ¿seré capaz de parirlo?, ¿resistiré el dolor?...”. Es normal, es una situación desconocida y es lógico vivirla con cierta ansiedad. Además, en el embarazo pasamos por momentos muy intensos de introspección, conocemos partes ocultas de nuestra personalidad... Como resultado de todo ello, durante el parto se produce la catarsis y después, somos mujeres diferentes por nuestra nueva condición de madres.

Hay muchos métodos que nos pueden relajar en el parto (y en todos aquellos momentos de estrés). Todos tienen una base fisiológica muy sencilla: cualquier estímulo que percibamos como placentero hace que liberemos endorfinas endógenas, unas sustancias que fabrica el cuerpo y que son capaces de aliviar el dolor y producirnos placer.

En los momentos de tensión, miedo o dolor, en lugar de endorfinas segregamos adrenalina, que nos prepara para afrontar el peligro pero no produce bienestar, sino agitación. Si somos capaces de controlar la tensión con un entrenamiento adecuado, podemos detener la secreción de adrenalina y favorecer la de endorfinas.

Relajarse en el parto

En los cursos de Educación Maternal se trabajan diferentes técnicas para que la mujer se entrene durante el embarazo y pueda ponerlos en práctica en el parto. Con un entrenamiento adecuado, se pueden controlar casi todas las sensaciones negativas.

Los recursos más utilizados son las técnicas de visualización (imaginar que estamos en un lugar placentero), el silencio o los sonidos tranquilizadores que nos proporcionan paz, la relajación muscular controlada (eliminar todas las tensiones musculares que pueden originar malestar) y la toma de contacto con cada una de las zonas de nuestro propio cuerpo (interiorizar, identificar puntos dolorosos y relajarlos).

La importancia de la respiración

Desde hace muchos años, los profesionales que investigan las técnicas de control del dolor durante el parto han utilizado la respiración para aliviarlo y garantizar el aporte de oxígeno correcto de la madre y del feto.

Hay muchas formas de respirar que pueden ayudar. El objetivo es que la embarazada concentre todas sus energías en hacerlo y así el dolor pase a un segundo plano. Durante las contracciones, se utilizan las respiraciones diafragmáticas y torácicas combinadas y, en el expulsivo, la respiración superficial para evitar los pujos en momentos inapropiados.

Lo importante es que cada mujer identifique y ponga en práctica la que le resulte beneficiosa (no es la misma para todas). Además, aunque te pongas la epidural, es importante que sepas respirar adecuadamente en los momentos de tensión que se pueden presentar durante el parto.

El contacto físico, fundamental

El contacto físico, especialmente si es con una persona querida, nos resulta placentero. Los abrazos y caricias nos alivian en los momentos de dolor y son, por tanto, un recurso accesible y barato para confortar a la futura madre (con masajes en la zona lumbar, la espalda o las piernas), siempre que a ella le agrade: algunas no soportan que les toquen cuando tienen dolor y a muchas les resulta molesto que les toquen la zona abdominal, que está sometida a mucha tensión y se produce dolor.

Intenta distraerte

En muchas ocasiones, el parto dura bastantes horas, incluso los síntomas previos (pródromos), que pueden ser molestos para algunas mujeres, pueden durar varios días. El tiempo pasa antes si se ocupa con alguna actividad agradable: leer, escuchar música, hacer crucigramas, juegos de mesa... Duele menos si no se piensa en ello.

Mejor en movimiento

A la mayoría de las mujeres les alivia bastante poder deambular o al menos poder cambiar de postura con libertad durante el parto. Hay algunos tipos de epidural que permiten caminar o moverse. En cualquier caso, andar y moverse, en especial el balanceo de la pelvis, no solo alivian el dolor sino que también ayudan a que el bebé baje por el canal del parto. En la medida en que se pueda, es importante favorecer los cambios de postura.

Un ambiente agradable

En general, el ambiente hospitalario es hostil y no favorece en absoluto la calma y la tranquilidad necesaria para que la mujer se sienta confortable. Obviamente, esto no produce dolor, pero tampoco contribuye al alivio y puede aumentar la ansiedad.

A veces, los profesionales podemos intervenir disminuyendo o eliminando el exceso de estímulos ambientales (luz, sonido...) y permitiendo que la mujer y su pareja personalicen con pequeños detalles (fotos, velas...) su estancia en el hospital. Por probar y pedirlo, que no quede.

Gema Magdaleno del Rey, matrona del Hospital La Paz, Madrid

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