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Sexo después del bebé: ¿qué cambia para la mujer?

Durante la vida sexual de la pareja, si hay una circunstancia crítica, es el posparto. Tener un bebé altera la forma en la que vivimos el sexo, al menos durante un tiempo.

La mujer experimenta grandes cambios físicos, psicológicos y hormonales, y el hombre también debe adaptarse a las nuevas circunstancias. ¿Qué es diferente para la mujer?

Da igual si hemos vivido u  parto vaginal o una cesárea. En ambos casos puede aparecer dolor al mantener relaciones sexuales (en la zona genital tras el parto o en el abdomen tras la cesárea) y en ambos casos la vida sexual se ve alterada durante un tiempo.

Cambios sexuales en la mujer después de dar a luz

Este momento es especialmente delicado. Su cuerpo y su mente (¡se ha convertido en madre!) han experimentado cambios importantes que van a influir en la forma de vivir la sexualidad. Al mantener una relación pueden surgir dudas y miedos.

He notado cambios en mis genitales

Tras el parto, la zona vaginal se queda distendida y es habitual que aparezca flacidez en el periné.

Al hacer el amor, podemos notar el tono muscular más flojo y sentir menos placer, nosotras y nuestro compañero. Suele ser pasajero, aunque podemos solucionarlo más rápidamente practicando los ejercicios de Kegel (tensar los músculos de la vagina y el ano hacia dentro) para tonificar el periné.

También pueden ayudar las bolas chinas, pero hay que esperar al menos tres meses (y no manchar absolutamente nada) para evitar el riesgo de infección en el útero. Si te pones las bolas y no las sujetas, debes esperar más.

Me da miedo sentir dolor

La zona genital puede quedar dolorida, más si ha habido episiotomía, puesto que la cicatrización total tarda meses. Muchas mujeres experimentan molestias de distinta intensidad durante un tiempo, hasta que recuperan la sensibilidad normal.

Es frecuente que la lubricación disminuya (sobre todo si se da el pecho), lo que suele empeorar las molestias.

Los puntos de sutura pueden dejar zonas endurecidas, dolorosas y rígidas, que tardan tiempo en desaparecer y que disminuyen la elasticidad de la vagina. Para aliviarlas es útil masajear la zona con aceite de rosa mosqueta una o dos veces al día.

Estas alteraciones son temporales. Nos puede ayudar usar lubricantes especiales (los venden en las farmacias) y, mientras haya dolor, evitar la penetración. Si le explicamos a nuestra pareja cómo nos sentimos, lo entenderá. Con un poquito de cuidado y delicadeza podemos obtener placer de muchas formas.

Estoy tan agotada que no siento deseo

El bebé nos obliga a reorganizar toda nuestra vida cotidiana. Los  primeros meses es un ser desorganizado, que depende completamente de nosotras, y sus horarios no coinciden en absoluto con los nuestros. Focalizamos toda nuestra energía en él, en sus cuidados y, por eso, no nos queda energía para otras cosas como la pareja.

La sexualidad no se localiza en la zona genital, sino en el cerebro.

Por ello, para poder sentir deseo, erotismo... tenemos que tener nuestro pensamiento libre de tareas y de estrés.

Con un recién nacido esto no es fácil, y es normal que sintamos que nuestra libido ha disminuido, incluso que ha desaparecido.

Esto también es temporal. A medida que reanudemos nuestras rutinas habituales, descansemos mejor y nuestro cuerpo recupere el estado previo al embarazo, el deseo irá apareciendo.

No hay que forzar nada, a veces una caricia, una conversación... pueden conseguir un reencuentro de la pareja que propicie el inicio de una relación sexual. Y si no es así, debemos darnos tiempo. Tarde o temprano volverá a ser como antes.

Gema Magdaleno del Rey es matrona del Hospital la Paz, Madrid.

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