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Parto: más fácil, si se respira bien

¿Sabías que el modo de respirar durante el parto influye en el estado del bebé y de la madre? Cuando se hace bien le llega más oxígeno al bebé, la mama se relaja y experimenta menos dolor. Para conseguirlo...

Existen dos tipos de respiración para el parto:

Torácica: se utiliza para reducir el dolor, y consiste en coger aire por la nariz elevando el tórax y expulsar el aire por la nariz o por la boca bajando el tórax.

Abdominal: se usa para mejorar la oxigenación del bebé y de la madre, y se hace cogiendo aire por la nariz, hinchando muy lentamente el abdomen, y expulsándolo por la boca contrayendo lentamente el abdomen.

¿Cuándo se utiliza cada una?

  1. Cuando empieza la contracción hay que realizar una respiración completa (abdominal + torácica), una especie de suspiro profundo para prepararse cogiendo aire por la nariz hinchando primero el abdomen y luego el tórax, y expulsando después el aire por la boca deshinchando el abdomen y después el tórax. Esta respiración asegura una buena oxigenación para la madre, antes del trabajo muscular que supone la contracción, y una buena oxigenación para el bebé, antes de que el flujo sanguíneo que le llega de su madre disminuya, a causa de la contracción uterina.
  2. Mientras dura la contracción se hace una respiración abdominal o una torácica, el ritmo será más lento o más rápido según la intensidad de la contracción.
  3. Al final de la contracción se realiza de nuevo la respiración completa para recuperarse. Estos «suspiros» que se realizan al principio y final son muy importantes porque, además de compensar la disminución de oxígeno que produce la contracción muscular, ayudan a marcar el principio y el final de cada contracción.

Lo mejor es respirar con normalidad y tratar de relajarse.

Puede ser de dos formas:

  1. Pujos con inspiración bloqueada, se inspira y se bloquea la respiración (el diafragma y los abdominales se contraen) y entonces se empuja. Esta respiración ayuda a que el feto salga más rápidamente, pero puede ser demasiado brusca y deteriorar el periné.
  2. Pujos con espiración, se inspira y cuando se expulsa el aire, se empuja. Es más respetuoso con el momento del nacimiento y el periné se distiende más lentamente.

¿Y si aparecen las ganas de empujar?

Si esto ocurre, pero aún no se ha terminado de dilatar, se utiliza una respiración soplante lenta o de la vela, es decir, se coge aire lentamente por la nariz y se expulsa lentamente por la boca, como si se quisiera apagar la llama de una vela sin llegar a apagarla. Debe realizarse cogiendo la misma cantidad de aire que se expulsa, de forma pausada y rítmica.

Asesora: Matilde Fernández Fernández-Arroyo, matrona de la Unidad Docente de Matronas de la Comunidad de Madrid.

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