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Episiotomía, verdades y mentiras

La OMS aconseja realizarla de forma selectiva y no rutinaria, es decir, únicamente en los casos en los que sea estrictamente necesario. Te contamos cuáles son esos casos y cómo actuar, si estás entre ellos.

La episiotomía es un pequeño corte o incisión que se realiza en los tejidos del periné (vagina y músculos superficiales) durante el periodo expulsivo del parto, con el objetivo de facilitar la salida del feto al exterior, especialmente de la cabeza, que es la parte más voluminosa. Es difícil establecer los criterios a la hora de realizar una episiotomía, porque influyen numerosos factores, pero fundamentalmente, se realiza en los siguientes casos:

¿Se puede prevenir?

Actualmente se sabe que la mujer puede, de una manera sencilla, contribuir para prevenir que le realicen una episiotomía, o al menos, conseguir que sea lo más leve posible, y que no deje ningún tipo de secuela. Existen dos medios fundamentales:

1. Masaje perineal: Hay numerosos estudios que demuestran que realizar un suave masaje perineal, con aceite de rosa mosqueta (que podemos encontrar en la farmacia o en el herbolario), se consigue un mayor grado de elasticidad y flexibilidad en los tejidos del periné y vagina y, de esta forma, se evita su ruptura durante la salida de la cabeza del bebé. El masaje se debe hacer a diario, durante unos cinco-ocho minutos, con los dedos pulgares en la parte interna de la vagina y los índices en la parte externa, y siempre sin producir ningún tipo de dolor. La matrona que lleva el embarazo puede explicar cómo hacerlo. Para aumentar su eficacia, se aconseja aplicar calor húmedo en la zona antes de realizarlo. La única contraindicación para el masaje perineal es la existencia de una infección activa en la zona vaginal o en el tracto urinario.

2. Ejercicios de Kegel: Consisten en contraer y relajar la musculatura perineal (algo así como si se cortara un chorro de orina imaginario) durante unos minutos varias veces al día (nunca debe hacerse durante la micción pues podrían producirse infecciones urinarias). Con ello se aumenta la potencia y la resistencia de la musculatura implicada en el expulsivo, y por lo tanto, se puede acortar el tiempo de salida del bebé. Además, se disminuye la posibilidad de que aparezcan secuelas posparto. Se deben realizar durante todo el embarazo para que sean eficaces.

Una vez hecha, ¿cómo se cuida?

Aunque estamos hablando de una herida en una parte corporal extremadamente delicada y sensible, hay que destacar que también es una zona de fácil cicatrización, y la realidad es que son muy pocas las episiotomías que se infectan o a las que se le abren los puntos. Es aconsejable que los cuidados de la herida los realice la propia mujer (sola o con ayuda de una persona de confianza) desde el primer momento. También es importante que se familiarice con la imagen de sus genitales, con la ayuda de un espejo, para valorar la evolución de la episiotomía y comprobar la buena marcha de su cicatrización.

¿Cómo detectar si hay un problema?

Aunque lo habitual es que la herida cicatrice en muy poco tiempo sin ninguna complicación, pero conviene tener claros los signos que nos indican que pasa algo raro y que hemos de acudir al ginecólogo:

Gema Magdaleno es matrona del Hospital La Paz, de Madrid.

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