Vitíligo: qué es y cómo se trata
Esta enfermedad crónica se puede diagnosticar desde los primeros años de vida y afecta en distintos niveles de intensidad a la piel, que sufre despigmentación.
El vitíligo es una de esas muchas enfermedades desconocidas para un espectro importante de la población. De unos años a esta parte, se conoce más acerca de ella gracias a la visibilidad mediática que le han dado a esta patología nombres como Winnie Harlow, la supermodelo canadiense a la que le fue diagnosticada la enfermedad con 4 años de edad. Pero todavía queda camino por andar para que la opinión pública sepa no solo que se trata de un problema que afecta a la piel, sino qué es exactamente y cómo se trata.
El vitíligo, tal y como explica la Sociedad Española de Medicina Interna, “Es una enfermedad de la piel adquirida, crónica, de carácter autoinmune, que se caracteriza por la aparición de áreas de despigmentación”. Las lesiones que provoca pueden ser de cualquier forma y tamaño, y también pueden aparecer en cualquier zona de la piel y las mucosas. “Se muestra como manchas de un color más claro de lo normal como resultado de la destrucción de los melanocitos -célula cuya principal función es la fabricación de la melanina- de la epidermis”, explican desde la mencionada sociedad, que además apunta a que se trata de un problema mucho más común de lo que creemos, ya que afecta a casi el 3% de la población -el 90% de los casos se presenta antes de los 40 años-.
Según explican desde Sanitas, el vitíligo puede ser de distintos tipos en función de su extensión y localización. Se habla de localizado cuando aparece en las manos y la cara; segmentario cuando la mancha es una línea gruesa continuada y que no se extiende más allá de su forma original; generalizado cuando se da en zonas distintas del cuerpo pero próximas unas a otras; y disperso, en caso de que no esté localizado en ningún área en concreto.
Aunque, como decíamos anteriormente, no tiene por qué aparecer en unos sitios sí del cuerpo y en otros no, los síntomas del vitíligo son más habituales alrededor de los orificios corporales -boca, ano, etc.- alrededor de las uñas, las areolas mamarias o las axilas, entre otras zonas, y también en áreas donde los huesos son prominentes, como el caso de la rodilla o el codo. Además, según la Sociedad Española de Medicina Interna, también puede afectar a los ojos y a la mucosa de nariz y boca, aunque en menor medida.
Síntomas más allá de la piel
Las voces expertas en la materia coinciden en afirmar que el vitíligo no produce en la mayoría de las veces síntomas como mal más allá de las manchas en la piel, aunque es posible que estas vengan acompañadas de picor. “Se asocia con cierta frecuencia a alteraciones auditivas, hasta en un 20%, y en un porcentaje en torno al 40% pueden presentan también alteraciones de los ojos por afectación secundaria de los melanocitos que aquí se hallan”, indican desde la Sociedad Española de Medicina Interna.
No queda claro su origen, aunque hay fuentes que la relacionan, al menos en parte, con un vínculo hereditario, y otras teorías apuntan a un ataque del sistema autoinmune; en concreto, de las defensas sobre la piel. En cualquier caso, es un punto en el que la investigación debe seguir profundizando para esclarecer las dudas porque su origen, a día de hoy, es desconocido.
Tratamiento
También en el tratamiento del vitíligo tiene tarea pendiente la ciencia porque no hay uno que resulte plenamente satisfactorio, aunque ya hay algunos tratamientos que funcionan de forma efectiva contra esta enfermedad crónica. El que mejor resultados ha dado hasta la fecha según Sanitas “consiste en la activación de los melanocitos que aún funcionan mediante la fotoquimioterapia, más conocida como PUVA, en la que se combina el uso de psoralenos con la exposición a rayos UVA dos horas después de haberlos tomado (2-3 sesiones por semana durante 6-18 meses)”.
De esta manera, añaden desde la compañía especializada en salud privada, “se ha logrado repigmentar la piel hasta en un 50% de los casos”. A este tratamiento, eso sí, apuntan que se suele añadir otro de fotoprotección por vía oral para evitar las quemaduras y la aparición de un posible melanoma por la exposición continuada a la radiación ultravioleta.
Desde Sanitas apuntan a “la despigmentación de la piel mediante cremas blanqueadoras, con el fin de unificar el color de la misma” como otro tratamiento para el vitíligo alternativo al PUVA, aunque advierte de que el resultado es irreversible y de que conlleva riesgos para la piel, que puede verse afectada de exceso de sequedad, picor o enrejocimiento.
Por este motivo, desde la Sociedad Española de Medicina Interna son mucho más cautos, recomendando primero la visita al especialista además de dos consejos generales para todos los enfermos de vitíligo: el uso constante de fotoprotectores solares y una dieta rica en frutas y verduras, ricas en vitamina C, un fotoprotector natural.
Además, “En vitíligos estables se han empleado técnicas quirúrgicas. Se trasplantan melanocitos activos desde otras áreas del cuerpo del paciente. Esta técnica puede ser útil para manchas segmentarias”, indican también desde la sociedad.