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Sudamina, dermatitis del pañal, dermatitis atópica y otros problemas de la piel del niño en verano

Llega el verano y, con el calor, la piel de los niños se vuelve más reactiva a determinadas afecciones, ¿qué podemos hacer para solucionarlo?

Durante el verano pueden aparecer algunas lesiones en la piel debido a que se produce un aumento de la sudoración corporal, fundamentalmente por una mayor exposición solar.

En concreto, en los bebés y niños pequeños surgen, a veces, lesiones en la piel como la sudamina que se caracteriza por un punteado pruriginoso, generalmente rojizo, del tamaño de la cabeza de un alfiler, localizado en cara, pliegues como cuello, axilas, ingle y en el tronco. No necesita tratamiento específico ya que suele ser transitorio y desaparece si evitamos ambientes muy calurosos y refrescamos la piel. Además, hay que tener en cuenta que los cosméticos muy cremosos pueden empeorar el cuadro por lo que debemos evitarlos.

Los niños con dermatitis atópica deben seguir las mismas normas de cuidados de la piel, hidratándola, usando jabones que respeten el manto hidrolipídico cutáneo y prendas de algodón que faciliten la transpiración.

En cuanto a la dermatitis del pañal, caracterizada por la presencia de un enrojecimiento en las zonas de la piel ocluidas por el pañal, es recomendable usar jabones suaves, con un secado cuidadoso y un cambio frecuente de los pañales. Si las lesiones no son muy intensas el cuadro suele ceder tras llevar a cabo estas medidas. En algunos casos, tras el secado del área cubierta por el pañal, debemos aplicar, las denominadas pastas al agua. En cuadros severos el paciente puede precisar para su curación el empleo de corticoides tópicos.

Por otro lado, en muchos pacientes se asocia una sobreinfección por hongos, fundamentalmente levaduras de género Cándida que se caracteriza por lesiones de pequeño tamaño con escamas en sus bordes localizadas en la periferia del cuadro. Es necesario sospechar esta complicación cuando la dermatitis del pañal no mejora con las medidas recomendadas previamente.

Además de evitar los ambientes calurosos y la ropa que oprima la piel, hay que tener en cuenta que es muy importante durante la época estival realizar una adecuada protección solar.

La luz del sol está constituida por un espectro continuo de radiaciones electromagnéticas dividido en varias bandas de extensión variable. La capa de ozono actúa como filtro de la luz solar. Ésta es más intensa cuanto más cerca vivamos del ecuador terrestre. La mayor radiación la sufrimos entre las 12:00 y las 16:00 horas, por lo que durante este intervalo de tiempo no es aconsejable exponerse al aire libre.

El efecto del sol sobre la piel comienza con un enrojecimiento o eritema solar y posteriormente con un oscurecimiento de la piel, lo que conocemos como bronceado.

La manera en la que se reacciona al sol es individual y viene condicionada por el fototipo del sujeto, llevándose la peor parte las personas con piel clara, pelo rubio o pellirrojo y ojos de color azul.

Entre los peligros del sol encontramos la quemadura solar, y en la edad adulta el envejecimiento cutáneo y el desarrollo de cánceres cutáneos.

La quemadura solar comienza a las pocas horas de la exposición, estableciéndose su máximo a las 24-36 horas. Se observan enrojecimiento, hinchazón y dolor, en el caso de las quemaduras de primer grado, y en ocasiones, como en las quemaduras de segundo grado, podemos ver ampollas transparentes.

Además de las lesiones cutáneas, si la exposición solar ha sido intensa y prolongada puede desarrollarse un cuadro de insolación con fiebre, malestar general, dolor de cabeza y vómitos.

Sin ninguna duda, es necesario proteger a los niños con un sombrero o gorra, usar gafas de sol homologadas contra las radiaciones solares, camisetas de algodón, secarse bien al salir del mar o de la piscina evitar la deshidratación bebiendo suficiente agua, aplicar los protectores solares media hora antes de salir al aire libre y renovarlos cada dos horas.

Los bebés no deben estar expuestos directamente al sol durante los seis primeros meses de vida ya que pueden sufrir quemaduras solares con gran facilidad. Es conveniente que los niños estén en lugares frescos y cómodos y no olvidar la protección de la cabeza con sombrero o gorrita.

Rosa M. Díaz Díaz profesora de la Universidad Europea, y doctora de Dermatología en el Hospital Infanta Sofía San Sebastián de los Reyes de Madrid.

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