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Cómo es el tratamiento de la influenza en niños

Cada año surgen cientos de miles de casos de influenza entre los más pequeños de la casa. Aunque en muchas ocasiones no causa problemas graves, ¿existe algún tratamiento que puede ayudar al niño a sentirse mejor?

La influenza (o gripe) es una infección respiratoria causada por el virus de la influenza. Cada año ocurren brotes, generalmente entre los meses de noviembre y abril, y debido a que los virus cambian, a menudo, de año en año, tanto los niños como los adultos no permanecen inmunes durante mucho tiempo. De ahí que podamos contraer la gripe en más de una ocasión. Mientras que el término de “gripe estacional” es utilizada para los virus de la influenza que se propaga cada año.

Por tanto, de vez en cuando, se produce un cambio importante en el virus de la influenza, de forma que ninguna persona es inmune a él. Y, cuando esto ocurre, muchas personas -independientemente de la edad que tengan- se enferman en todo el mundo en unos pocos meses. Es lo que médicamente se conoce como pandemia. ¿Y sabías que, a lo largo de la historia, se han registrado por el momento un total de 5? Ocurrieron en 1889, 1918, 1957, 1968 y 2009 (la conocida como gripe H1N1).

La influenza puede ser una enfermedad común entre los más peques de la casa, ya que es una enfermedad infecciosa muy contagiosa. Aunque es cierto que es menos habitual que por ejemplo un resfriado común o un catarro.

En cualquier caso, los niños pueden contraer la gripe a partir del contacto con sus hermanos, padres, otros miembros de la familia, amigos o cuidadores que ya se encuentren enfermos. Y el virus de la influenza puede propagarse a través de tres formas distintas:

  • Por contacto directo. Por ejemplo, tocar o besar las manos o la boca de una persona infectada. Así, si tiene el virus, tendrá gérmenes en la boca, la nariz, los ojos o incluso en la piel. De esta forma, al tocar a otras personas puede transmitir el virus fácilmente.
  • Por contacto indirecto. Por ejemplo, al tocar algún objeto o elemento que ha sido previamente tocado por una persona infectada, y que por tanto, ahora tiene gérmenes. Desde juguetes a libros, pasando por picaportes de las puertas o un simple pañuelo usado. Estos gérmenes pueden permanecer en la superficie durante muchas horas.
  • Por el aire. Algunos gérmenes tienen la capacidad de propagarse por el aire cada vez que un niño enfermo tose o estornuda; incluso cuando habla, las gotitas de saliva pueden llegar a la boca o a la nariz de otro niño sano, que finalmente puede terminar enfermando.

Aunque es fácil confundir la gripe con el resfriado, lo cierto es que la gripe suele atacar de manera mucho más rápida e intensa. Y es que mientras que en el resfriado común los síntomas suelen aparecer gradualmente, si se trata de una gripe éstos aparecen de repente, y hace que en la mayoría de las ocasiones el niño se sienta mucho peor.

Los niños con resfriados suelen generalmente tener algo de energía para mantener sus rutinas diarias e incluso para jugar. Los niños con influenza, sin embargo, suelen sentirse más cansados y fatigados, necesitando descansar en la cama.

No existe un tratamiento médico que cure la influenza, pero sí es útil para reducir o aliviar los síntomas, especialmente los más molestos. De hecho, no disminuyen la duración de la gripe, aunque en la mayor parte de los casos suelen durar entre 5 a 7 días, no causando más complicaciones.

Por ejemplo, de acuerdo a la AEPED, para aliviar el dolor asociado a la fiebre -y reducir la temperatura cuando es muy elevada-, el ibuprofeno infantil es adecuado a partir de los seis meses de vida, pudiendo administrarse cada 6 u 8 horas respetando las dosis adecuadas en función del peso del niño. El paracetamol también puede ayudar, aunque no es adecuado para niños menores de 3 meses, sin que haya sido revisado por un médico. En este caso, se puede administrar cada 4 o 6 horas.

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Consejos para el tratamiento de la influenza en niños

No debemos olvidarnos que la fiebre es beneficiosa, ya que es una señal de que su pequeño organismo está luchando contra la infección. Solo es recomendable bajarla utilizando medicamentos de acción antitérmica cuando el niño está muy molesto, o la fiebre es muy elevada.

Cuando la nariz se encuentra taponada por el exceso de mucosidad son fundamentales los lavados con suero fisiológico, ya que ayudarán al pequeño a la hora de respirar mucho mejor. Y, mejor aún, pueden repetirse siempre que sea necesario, ya que no presentan ningún tipo de contraindicación ni efecto secundario. Una buena opción, por ejemplo, es lavar la nariz del pequeño por la mañana al levantarse, antes de comer o de tomar el pecho, y al acostarse.

La hidratación también es fundamental. Debemos ofrecer al niño muchos líquidos, ya que es aconsejable mantenerlo bien hidratado. ¿Las mejores opciones? Agua, caldos y zumos naturales.

¿Cuándo llamar o acudir al médico?

Se debe acudir rápidamente a urgencias o llamar a su pediatra si el niño presenta algunos de los siguientes síntomas:

  • La fiebre es muy persistente y/o elevada.
  • El niño se muestra muy adormilado o irritable.
  • Tiene el cuello rígido.
  • Tiene una convulsión.
  • Parece confundido.
  • Tiene dificultad para respirar con normalidad.
  • Si aparece alguna erupción en la piel.

No obstante, si tu hijo/a está enfermo con gripe no tienes que preocuparte, solo estar pendiente de los síntomas y ayudarle a sentirse mejor. En la gran mayoría de los casos, la gripe se comporta como una enfermedad leve, de la que el niño se recupera sin prácticamente ningún tipo de problema. Ante cualquier tipo de duda lo mejor es acudir al médico.

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