Algunas generaciones atrás era habitual que se recomendara retirar el prepucio de los niños pequeños para evitar la fimosis y preservar la higiene de esta zona delicado del cuerpo de los peques en lo que respecta a infecciones y suciedad. Sin embargo, de un tiempo a esta parte ya lejano, los pediatras insisten en la importancia de evitar los tirones en el prepucio.
El cambio de paradigma al respecto se debe a que se ha demostrado que puede ser contraproducente, llegan a provocar dolor en los niños, problemas puntuales como desgarros o grietas que son más dolorosos todavía e incluso fimosis cicatricial, que no se resuelve como si ocurre habitualmente con la fisiológica. De todos modos, para explicar mejor porque no se recomienda tirar del prepucio hacia atrás ni forzarlo, es mejor empezar por el principio y apoyarnos en los especialistas en la materia.
“La inmensa mayoría de los recién nacidos tienen fimosis, es decir, la puntita está muy, muy cerrada. Esto es una situación normal. ¿Y qué hacemos? Nada”, dice la pediatra Lucía Galán Bertrand en esta entrada divulgativa en su blog personal, Lucía mi pediatra, donde alerta de que está “contraindicada” la maniobra de forzar el prepucio en los niños pequeños, hasta los 3 o 4 años de edad aproximadamente.
¿Qué son las adherencias balanoprepuciales?
Hasta dicho tramo de edad son habituales y normales las llamadas adherencias balanoprepuciales, que no es otra cosa que cuando la piel del prepucio está pegada al blande. Estas acaban desapareciendo de manera natural en la mayoría de los casos por dos motivos.
Uno lo explica el equipo de Sanitas de la siguiente manera: “Con la retirada del pañal, los niños empiezan a cogerse la piel del pene y manipularla. Con todas esas acciones, pero sobre todo con la de estirar el prepucio hacia afuera, lo que hacen es ir eliminando las adherencias prepuciales de manera natural”. El segundo, más natural, lo expone así la doctora Lucía Galán: “Con el paso de los meses, tu hijo empezará a tener sus propias erecciones lo que provocará que, de forma natural, el orificio se vaya abriendo poco a poco. Además, segregan una sustancia que lubrica la zona y ayuda a que la fimosis se vaya resolviendo”.
Hasta que las adherencias desaparecen de manera natural -si no lo hacen se debe consultar al pediatra, que de todas maneras estará al tanto porque lo chequeará en las revisiones periódicas-, lo recomendable, según la doctora Galán Bertrand, es limpiar con mucho mimo la zona en la hora del baño. “Hasta esta edad yo recomiendo a los padres que le limpien todos los días, descendiendo suavemente la piel hacia atrás; recordad: sin forzar”, indica. “En cuanto les veamos con la madurez suficiente, 2-3 años, debemos enseñar a nuestros hijos a que lo hagan ellos solitos”, añade.
Por lo tanto, sí se debe limpiar el prepucio y el glande en los recién nacidos y los niños hasta los 3 o 4 años de edad, pero siempre con suavidad y con delicadeza. Los tirones y el forzar la piel del prepucio hacia atrás se debe evitar a toda costa.