Características de la educación diferenciada, además de dividir las clases por género
La educación diferenciada (o segregada) vuelve a estar en boca de todos. Especificamos cuáles son las características básicas que la definen.
Es imposible hacer un balance o una aproximación a todos los tipos de pedagogías o educaciones que hay en el mundo. Hay tantos y tan diversos que valorarlos todos es prácticamente imposible para muchos padres. Sobre todo porque algunos, incluso, no están aceptados en este momento en todos los países. Como en el caso de España, donde la educación pública sigue un modelo específico que se mantiene prácticamente intacto desde hace muchos años.

educación diferenciada
Sin embargo, sí que hay un tipo de educación que, en su día, hasta la década de los 70 en la escuela pública y que a día de hoy lo sigue haciendo en muchos centros concertados y privados: la conocida como educación diferenciada o educación segregada. Aquella en la que separan a los chicos y a las chicas en clases diferentes. Por tanto, la educación se ofrece de manera diferenciada por sexos.
Pero, ¿qué otras características diferencian a esta de otras pedagogías? Veámoslo con ayuda de la opinión experta que ya ha escrito sobre ello.
Clases diferenciadas por género
De acuerdo a la socióloga Marina Subirats en su texto ¿Coeducación o escuela segregada? Un viejo y persistente debate, “La argumentación que en el pasado llevaba a la conclusión de que niños y niñas debían ser educados por separado era simple y totalmente concordante con la concepción social del papel diferenciado de los hombres y las mujeres en la sociedad”.
Sin embargo, ahora los motivos que se argumentan son diferentes. Lo vemos.
Consejos educativos diferentes para ellos y para ellas
Quizás el plano más desconocido de este tipo de educación es el que tiene que ver con las diferencias entre la educación para niños y la educación para niñas. Algo que María Calvo Charro define en su libro Guía para una educación diferenciada (Editorial Almuzara) como “consejos educativos”.
“Uno de los argumentos más frecuentes que se usan para defender esta educación es el que tiene que ver con las diferencias en el desarrollo y maduración del cerebro entre niños y niñas, que complican, al educarlos conjuntamente, los procesos educativos de unos y de otras”, argumenta Subirats en el mismo texto antes referenciado.
El otro, de acuerdo a ella misma, son las diferencias de comportamiento y actitudes.
El ambiente en clase debe ser confortable, estar limpio y ordenado, y la decoración colorida; así como el profesorado, que debe ser femenino preferiblemente: “entenderían mejor su sensibilidad, sus necesidades y sus sentimientos”, expone Calvo Charro, argumentando esta parte con las variaciones hormonales entre chicos y chicas. Para ellos, sin embargo, explica que la decoración debe ser austera: “para no desviar la atención” y que la disciplina es imprescindible: “incluidos el orden y la limpieza”, expone en su obra.
Al igual que con ellas, sería preferible que le profesor sea masculino.
La única ‘característica’ común a ambos sexos es, de acuerdo a la misma autora, es que es imprescindible no diferenciar por asignaturas de chicos y de chicas y que es importante intentar que ellas muestren interés en asignaturas típicamente masculinas y viceversa.